jueves, 29 de diciembre de 2011

Memorias de Los Buddenbrook

Hacia finales de septiembre, leí Los Buddenbrook de Thomas Mann (1875-1955), prolífico escritor alemán del pasado siglo y ganador del premio Nobel de literatura en 1929. Este dato, representativo de su valía como autor, tiene una gran importancia cuando nombramos a Los Buddenbrook, pues la excelencia literaria de esta novela (y, todo sea dicho, su gran éxito editorial) contribuyó, en gran medida, a situarlo cercano al galardón.





Thommas Mann.


La obra, acabada en 1900, fue editada en una primera tirada en 1901. El editor tuvo frecuentes discusiones con el autor, pues quería convencerlo de que la acortase. De extensión considerable (casi 900 páginas en edición de bolsillo) se temía que esto desincentivase su lectura y por lo tanto su compra. En efecto, la primera tirada tuvo poco calado. Sin embargo, dos años después, en 1903, una segunda edición supuso la consagración literaria de Thomas Mann en el canon literario germánico.

 Mansión señorial alemana asociada a la novela.


Los Buddenbrook o La decadencia de una familia recrea la vida de un linaje familiar de comerciantes de Lübeck –si bien, el nombre de la ciudad nunca se menciona directamente, sí se nombran sus calles principales- entre 1835 y 1877. A lo largo de este período, la pequeña burguesía, notoria dentro de los estados alemanes, aún no unificados, vive su período de esplendor y su caída. Históricamente, la obra arranca en una época propicia para los negocios: el fin de las revoluciones de 1830. Más de una década después, estallan las revoluciones de 1848, aunque llegan a la ciudad septentrional de Alemania de una forma bastante parodiada, como muy bien se narra, suponen un importante crack en los negocios familiares de los Buddenbrook. Finalmente, tras la unificación alemana en 1871, en el Segundo Reich (hecho que tampoco se menciona directamente en la novela) los negocios de la pequeña burguesía que no se han sabido adaptar a los nuevos tiempos terminan por desaparecer.

 Casco antiguo de Lübeck, donde transcurre la novela.

La inevitable decadencia del clan burgués, que, al inicio de la novela, vive rivalizando con los modos lujosos de la alta aristocracia, se materializa con la desaparición del apellido. Durante todo este proceso de hundimiento, los golpes económicos, el arraigo en los negocios de toda la vida y algunos escándalos borran de la sociedad urbana el nombre de una familia que se había labrado un importante renombre tanto en el terreno comercial como en el político.
La cálida literaria de esta obra radica en la descripción de las percepciones humanas sobre los ambientes que frecuentan. Así pues, es muy lógico que un cambio de ambiente propicie se cambien los caracteres de los personajes. De menor contenido filosófico que otras de sus novelas, como La montaña mágica (1924) se hace más amena al lector.

 Richard Wagner, inspirador de Thomas Mann.

No deja de sorprender, sin embargo, que Los Buddenbrook  fuesen un éxito. Esta obra, aunque ciertamente accesible, no está exenta de profundidad y trascendencia de todos los tipos, para quien quiera buscarla. Su estructura, verbigracia, imita la de la tetralogía wagneriana de El Ciclo del Anillo por eso termina con el “Götterdämmerung” (crepúsculo de dioses). Que tales vestigios de riqueza despertasen el interés del lector medio revela cuanto han decaído este y otros perfiles, en el conjunto de la sociedad occidental actual. ¿A fin de cuentas, quién hoy día vería como un gesto de rebeldía que un alumno abriese Las narraciones de Edgar Allan Poe bajo su Biblia, durante la clase de religión?

 William Faulkner.



Os animo a leerla, porque, no en vano, el notorio escritor norteamericano, William Faulkner (ganador del Nobel en 1949), calificó a Los Buddenbrook como “La mejor novela del siglo”.


jueves, 22 de diciembre de 2011

Crítica de cine, con la novela en la mano


¿Es posible hacer una crítica de una película, antes de haberla visto? ¡Qué ideas tengo!
Bueno, queridos seguidores de la bloggosfera, ayer, cerré la última página de La Bendición de la Tierra de Knut Hansum. Tenía esta novela pendiente, entre otros libros de una montaña que aún deben ser leídos. Después de haber leído Hambre y Pan, con poca diferencia de tiempo, pensé en darle un respiro a las letras noruegas. Sin embargo, la visión de un cartel publicitario en los cines Verdi, sobre una película basada en la novela, me animó a empezarla.

 Knut Hansum (1859-1952) , Premio Nobel de las letras en 1920.

 
Pensaba que el largometraje sería de estreno, pero, al final, descubrí que era una versión antigua que se vuelve a reponer el día 23. La cinta de 89 minutos pertenece al género del cine mudo. La ausencia de palabras no debería limitar la expresión de la imagen, en la gran pantalla, si el director ha trabajado con destreza. Además, en este caso, se cuenta con la banda sonora de Leif Halvorsen, dirigida, para la versión digital, por Frank Strobel, quien ha participado, como director, en la reposición de bandas sonoras de películas como Nosferatu o El acorazado Potenkin, junto a otros éxitos del cine sin voz.

 Portada de mi ejemplar de "La Bendición de la tierra", editado por "La Rosa dels Vents" en Argentina, 1965. Es la primera edición catalana de esta obra de Hansum.


Mientras pasaba las cuartillas del libro, su áspero amarillo me hacía pensar en el reto de adaptar esta obra al cine. La Bendición de la Tierra (1917), también traducida con el título de Los Frutos de la Tierra -por una frase que aparece en las páginas finales-, es una de estas novelas de argumento alegórico, impregnado de bucolismo rural. Su propósito busca ensalzar la vida sana, casi ascética, tan admirada por Knut Hansum. La sencilla historia(aunque no por ello menos interesante) nos muestra el recorrido de un lapón solitario que establece una granja en unas tierras apartadas.

 Bandera noruega.

Isak recoge los valores del típico hombre que ambiciona la armonía con los hombres y la tierra, por encima de todo. No cuesta vincular a Isak con el protagonista de Pan, el coronel Thomas Glahn, por ser el arquetipo de “el buen salvaje”. Éste héroe asceta elige ir a establecer una granja en unas tierras deshabitadas. Allí encuentra por compañera a una mujer de labio viperino, Inger, quien ha subido hasta sus soledades, en cierto modo, rechazada por el mundo. El amor sincero y puro entre ambos pronto da sus frutos: Eliseo y Silvert.

 Cartel de "La Bendición de la Tierra" estrenada en 1921.

Empiezan a aparecer de fondo, gracias al estilo casual de Hansum, los demás personajes: Oliana, pariente pobre de Inger, mendiga pequeños trabajos de una granja a otra, y, allí donde se los dan, no deja de meter cizaña; Geisleer, un rico burgués y ex funcionario, que, si se abusa de la simplificación, puede ser descrito como “deus ex machina”, además, es él quien sugiere bautizar a la granja de Isak como Sellanraa, después de adquirirla legalmente, para su propietario; y Brede, otro colono de las montañas, que ha vivido mucho tiempo en el pueblo de Bergen, personifica el contrapunto a Isak.
Hansum expone, llegados a este punto, un drama de gran magnitud que, en aquella época, se percibía con relativa naturalidad en ciertas partes del mundo rural nórdico: el infanticidio.

 Cartel en noruego.

Cuando Inger tiene a su tercer hijo, una niña, al ver que no van a ir bien para alimentarse, porque arrastran dos años de mala cosecha, asfixia a la criatura, nada más nacer. Oliana, con sus tetras, acaba, sin quererlo en verdad, conduciendo a Inger al presidio en “la ciudad”, forma enmascarada de nombrar a Oslo.
Interviene aquí Geisleer quien presta ayuda a judicial a Inger y suavizar su pena. Más adelante, tramitará su indulto ante el rey. También empieza negocios con Isak. A su regreso, Inger está muy cambiada. Ahora sabe leer y escribir, además sus gustos y preocupaciones han cambiado desde que está en la ciudad.

La localidad de Bregen en la actualidad.

 
El elemento urbano que siempre se menciona en alusiones sin que transcurra en él ninguna escena importante  se confronta con el del mundo rural. La vida en la ciudad no se limita a corromper la pureza del campo, sino que degrada a los habitantes del mismo, si residen en ella. Eliseo, que también irá a la ciudad, no podrá después convivir los campos de su padre, porque pierde la destreza física para labrarlos. Vivirá como un desorientado, hasta partir hacia América.
Inger vive su oposición personal desde dos frentes. Al volver a casa tiene dos hijas más: Leopoldita y Rebeca. Su marido se decidirá al fin a traerle una criada, Jesina. En tota esto deja a cuatro mujeres en la granja de Sellanraa. La tetrarquía femenina queda siempre distanciada, en especial las dos pequeñas. Respecto a Inger y Jesina, siempre actúan como acompañantes de la acción, nunca como su sujeto.

 Fotograma de la película: Isak tendido sobre la hierba.
 
El sexo femenino en la obra de Hansum siempre queda pervertido de una cierta misoginia. Que esto derive del fuero interno del nobel escandinavo no obvia el papel secundario de la mujer en la tradición escandinava, a la que Hansum retrata.
Los paralelismos se suceden en la narración. Así, por ejemplo, Isak y su hijo Silvert están conectados. Por su parte Brede, que termina por vender su finca para montar en café, en el pueblo de Bregen, comparte su holgazanería urbanita con Eliseo. Barbo, la hija mayor de Brede, también comete infanticidio, doble en su caso, lo que la conecta a Inger. El espíritu de la Medea escandinava que el autor dispone sobre estas dos mujeres las arrastra, por diferentes motivos, al peor de los crímenes, sin embargo, nos las condena ni las destierra del mundo. Antes bien, ambas mujeres vuelven a ser bien acogidas por sus hombres, al volver a casa, después de haber sorteado sus trámites con la justicia. A fin de cuentas el autor sólo hace un retrato, nada más.

 Típico paisaje rural noruego pantanoso, como el que habita Isak.

 
Pero volviendo a los paralelismos ¿A qué obedecen?
La conexión humana entre todos nosotros que se repite y se repite, hasta enlazarnos a todos es el vínculo ascético que Hansum transmite a su lector. En La Bendición de la Tierra todo queda enlazado por el elemento natural. En consecuencia, el distanciamiento del hombre de la naturaleza, lo excluye, poco a poco, del conjunto y lo va aislando.

 Fotograma: Isak va a recoger al muelle de Bergen a su mujer Inger que viene del presidio con Leopoldita, nacida en él.

Este a mi parecer constituye el mayor obstáculo, para llevar a la gran pantalla a una obra de este tipo. La naturaleza y su comunión mística con los seres humanos, personajes principales de la novela, son muy difíciles de llevar a la gran pantalla.
Espero ver pronto la película, que se estrena este 23 de diciembre, si bien, no me hago ilusiones. Hacía mucho que una novela no me atrapaba de esta manera, por lo que me temo, resultará muy difícil que la película esté a la altura.

martes, 13 de diciembre de 2011

El Parlamento


 
Para Jan Matheu


Las manos se espacian llenas de niebla.
Vomiteras,
pasillos laterales,
subís hasta arriba de la cavea
con los cuerpos ausentes
y sus manos tétricas encaramados
a vuestros escalones.

La gran sala rojiza
trasmite la nobleza del castaño
el brillo del aya bajo la aurora
la firmeza de roble
si se vacía.

Incluso pierde el semianillo áureo
la nobleza del teatro
si se llena
de cuerpos espectrales
sin más deseo
que dibujarse en grafía de la historia
sin haber hecho méritos.

La tribuna como un faro fundido
ya no describe sendas
ni separa el mar del acantilado.

Capitanes torpes con la mesana
el timón, el trinquete y la mayor…
con lenguas de medusas
abren de veneno
                             las pieles jóvenes
del marino confiado.

¿Por qué sólo si se vacía la cámara
aspira a ser solemne?
¿Por qué lo que debiesen de ser himnos
suenan a latigazos?

La corrupción del templo
por quienes no conocen sus rituales
nos vende a todos humo
y finge que vende vapor de plata.

Eduard Ariza





 Nota. Feliz día de apertura de las nuevas Cortes, hoy martes y  trece.

martes, 29 de noviembre de 2011

El enigma de Knut Hamsun





Knut Hamsun con su preciado Mar del Norte al fondo.



No se puede dudar de la importancia de Knut Hamsun en las letras noruegas. Nació en la pequeña localidad de Lom en 1859. Gran parte de su juventud la pasó viajando, especialmente, por Canadá donde ocupó múltiples empleos. La referencia a este dato no es gratuita, pues el autor quería conocer de primera mano los bajos ambientes laborales del ferrocarril, los puertos y otros trabajos mal remunerados, a fin de acercarse a la miseria social que impregnaría gran parte de su obra.
No sorprende que se dé a conocer con Hambre en 1890, novela cuyo sui generis protagonista vaga preso de esta necesidad por una ciudad, intentando ocultar su estado de pobreza y sin revelar nunca al lector su nombre. Le siguieron otras novelas igualmente cortas como: Misterios (1892) y Pan (1894) en las que amplia su temática a perfiles humanos sutiles, por ejemplo, en Pan reinventa al tópico de “el buen salvaje”, a través de un coronel que vive retirado en el bosque.
Su fama se consolida con Bajo las estrellas de otoño (1906), Un vagabundo toca con sordina (1909) y La última alegría (1912). Las tres recopiladas en La trilogía del vagabundo en 1927. A esta fase le sucede una de novelas más largas cuya gran obra es La bendición de la tierra (1917), donde reivindica la espiritualidad del trabajo rural y la pureza de las tradiciones en una implícita contraposición a la industrialización.





Bandera noruega.


Hansum recibió el Premio Nobel de literatura en 1920. A partir de ese momento, los noruegos le confirieron un carácter de gran patriarca cultural y se hizo famosa la frase del rey Haakon VII “Knut Hansum es el alma de Noruega”. Sin embargo, el escritor entró en una acentuada decadencia al padecer un ataque de apoplejía que le privó de gran parte de su personalidad. A esto se vino a sumar su sordera. En este contexto personal se encontraba, cuando las ideologías de extremaderecha empezaron a tener auge durante el periodo de Entreguerras.
Acabada la Segunda Guerra Mundial, Hansum fue procesado por traición. Ya había estado dos años en un manicomio, lugar en que los intentos de incapacitarlo no llegaron a buen puerto, ya que, pese a su avanzada edad, el autor se mantenía muy lúcido. Se imputó a Hansum apoyo a la causa nazi y al gobierno colaboracionista de noruega encabezado por Vidkun Quisling. Había escrito numerosos artículos apoyando la ocupación y contra la resistencia noruega, entre sus titulares, destaca su famosa Necrológica a Hitler en la que habla del Führer caído en estos términos: “Era un guerrero, un guerrero para la humanidad y un predicador del evangelio sobre el derecho de todas las naciones; un reformista del más alto rango y su destino histórico fue precisamente actuar en un tiempo de brutalidad, que finalmente le hizo caer”. Otro dato, que le fue muy recriminado, fue regalarle a Goebbels en 1943 su medalla de Premio Nobel, en la única ocasión que lo vio en persona, durante un mitin de éste.

 Vidkun Quisling (1887-1945, ajusticiado) primer ministro noruego entre 1940-1945.




 
Fue condenado a pagar una multa de elevada cuantía y sufrió el ostracismo más radical, hasta el extremo de que, hoy en día, no hay en Noruega ninguna referencia pública a él. Su mujer fue sentenciada a tres años de cárcel, dado que su apoyo a los nazis había sido mucho más explícito. Hansum invirtió sus últimos años en la redacción de Por los senderos donde la hierba crece (1949), libro de apología personal donde se exonera de muchos de sus errores, que finalmente pudo ver publicado, antes de morir en Lom en 1952.
¿Era Hansum un nazi? Algunos datos anteriormente expuestos dejan poco margen para hablar a su favor, no obstante, se debe apelar a su situación personal. El anciano novelista vivió prácticamente incomunicado por su sordera los años previos a la guerra y durante el conflicto no era capaz ni de escuchar la radio. Jamás fue antisemita, a Vidkum le dijo en cierta ocasión “no entiendo el antisemitismo de Hitler” y también confesó abiertamente no haber leído jamás el Mein Kampf. Su único encuentro con jerarcas nazis se produjo en 1943, durante un viaje por Alemania. Vio a Hitler en Berchsgraden, no siendo muy grato a la presencia del Fürhrer, ante quien Hansum se quejó de la brutal represión ejercida por Terboven, Reichkomissar alemán en Noruega, quien a efectos prácticos gobernaba el país, además de pedir garantías para la independencia real de su país, tan pronto como acabase la guerra.


Knut Hansum en su estudio.


¿Por qué entonces era Hansum adicto a Hitler? Más a que a Hitler, Hansum era un convicto germanófilo, paradójicamente, porque consideraba a Alemania –y al Tercer Reich- libre de los horrores de Imperialismo Británico que había destruido civilizaciones en todas su colonias, abierto los primeros campos de concentración modernos en Sudáfrica para apresar a los boers, introducido la mecanización en la guerra, así como impulsado la revolución industrial sin controlar la grieta social que dejaba, y condenado al hambre a su querida Noruega a causa de su duro bloqueo naval en el Mar del Norte durante la Primera Guerra Mundial. Como patriota, Hansum quedó seducido por la idea de Hitler de una nueva Europa que reservaba a Noruega un puesto de honor por ser el país nórdico por excelencia y el segundo pueblo ario.
Su incomunicación con el exterior y su poca fe en el sistema demócrata que le parecía podrido de corrupción y arribismo le condujeron a mantener en Hitler a la idea abstracta de un profeta salvador. Demasiado tarde cayó en la cuenta de su grave error.
No es el suyo un caso único: Ezra Paund, Josep Pla o Heidegger todos ellos seducidos por los ideales puros del fascismo y la ultraderecha, sin reparar, en parte a causa de su genio, en sus terribles aplicaciones; ni compartir en buena medida sus prejuicios. La filosofa judía Hanna Arendt, alumna y amante de Heidegger comparó a su maestro con el sabio Anaxágoras, antiguo astrónomo griego, que cayó en un hoyo mientras iba trazando el mapa de las constelaciones. Esta analogía es perfectamente aplicable a Hamsun.

 Knut Hamsun a avanzada edad.


 

Recomiendo la visión de la película cuyo trailer os dejo aquí para que quienes estén interesados se acerquen más a la personalidad de este hombre y, a aquellos que piensen que la obra artística no se puede condenar por las acciones del genio, les recomiendo la lectura de cualquiera de sus obras. Hay que dar una oportunidad al trabajo de un hombre a quien Kafka, Thomas Mann, Gorki, Henry Miller, Charles Bukowsky o Paul Auster entre otros reconocieron como a un gran maestro.



lunes, 21 de noviembre de 2011

La divinización del presidente


Coronación del Santo Padre. Asisto a la ceremonia a la cabeza de la delegación italiana. Hace mucho frío, y el desorden reina soberanamente en la organización del protocolo pontificio. El Papa está solemne, como una estatua. Recuerdo que hace un mes era cardenal; era entonces un hombre entre los hombres. Hoy parece, en verdad, tocado por un soplo divino que lo espiritualiza y lo eleva.

Mientras veía la última sesión de Las Cortes por televisión, hace ya unos meses, me vino a la mente esta entrada en el Diario del conde Ciano, ministro de exteriores y yerno de Mussolini (fusilado por orden de su suegro en el año 1944 a causa de su participación en el golpe contra il Duce, un año antes). El texto narra la coronación del papa Pío XII el 12 de marzo de 1939 y las impresiones del conde y ministro de Italia. Me llama la atención esto de que por su entronización, un cardenal pase de ser un hombre entre los hombres, para quedar tocado por “un soplo divino que lo espiritualiza y lo eleva”.

Adolfo Suárez, ex presidente desde 1981.
 
Ahora que ya estamos todos con la resaca electoral, tomando pastillas con café para el dolor de cabeza, creo que debemos fijar un momento la vista en el ya presidente en funciones José Luís Rodríguez Zapatero. Su carrera, un poco como una lámina de plata cuyo resplandor se ha oxidado en los últimos años, no es asunto que me ataña, mientras escribo esto, dado que, más bien, pretendo hablar de su inminente condición de ex presidente.

Leopoldo Calvos Sotelo, ex presidente de 1982 a 2008.

En España, actualmente, quedan tres ex presidentes, cuatro si contamos a Suárez, pero éste ya se encuentra fuera de la escena pública, a causa de su enfermedad. El primero por antigüedad es Felipe González, el segundo Aznar y el tercero, el ya mencionado Zapatero.
Es curioso cómo actúa el poder sobre estos hombres. Durante su ejercicio del mismo, reciben improperios de sus opositores, con más o con menos motivo, y puñaladas de sus “amigos” si vienen mal dadas. Sin embargo, es dejar el cargo y no recibir más que ovaciones, alabanzas, quedar con pensión vitalicia, entrar en el Consejo de Estado (que implica otro suelo), doctorados honoris causa y otros tantos reconocimientos altisonantes que los engrandecen, cual si los hubiese tocado alguna divinidad con los laureles de la gloria. A menudo, los honores que se les dedican son tal elevados que empequeñecen su labor en el gobierno.

Felipe González, ex presidente desde 1996.

Siempre he sido fiel partidario del respeto y más especialmente del respeto institucional, herramienta clave, a mi entender, para que las instituciones del país puedan ejercer sus funciones, pero, al mismo tiempo, soy muy crítico con la hipocresía. Desde el banquillo de la oposición, a Zapatero le ha llamado “asesino”, presidente “que entierra a los muertos y engaña a los vivos”, “traidor a España”, “falsificador del 11-M”, “cáncer de España”, “principal causa de la desconfianza económica de España”, “instigador de la causa del Gürtel”, “manipulador de la fiscalía”, “fragmentador de España” y un largo etcétera. Si estos calificativos son o no ciertos dejo a cada uno que los juzgue, ahora prefiero enfocar el tema desde una perspectiva más humana y más sencilla.

José María Aznar, ex presidente desde 2004.

¿Cómo se puede alabar a alguien y desearlo un buen futuro, después de considerarlo la causa principal de los males del país? Si fue tal, debe responder por ello, dentro y fuera de su magistratura. Si no lo fue, lo poco que merece es una disculpa. Desgraciadamente, el circo político vive de estas incongruencias. Por eso, esto convencido de que quienes ayer exigían su marcha para salvar el país y ahora ya lo miran con benevolencia no tendrán ningún dilema interno, ni tampoco se sentirán hipócritas.
No deja de ser curioso que Zapatero fue abucheado en su dsitrito electoral, cuando se personó allí para votar en 2004 como líder de la oposición, y que vivó el mismo espectáculo, con mayor virulencia si cabe, en 2008, siendo ya jefe de gobierno. Hubo de esperarse a ayer, para ser recibido con aplausos y una ovación, mientras depositava su voto en la urna.

José Luís Rodríguez Zapatero, ex presidente desde 2011.

Que esto no sorprenda, porque ya le ha pasado a Suárez, a Calvos Sotelo, a González y a Aznar. Es parte de los rituales de esta clase sui generis llamada políticos el erigir ídolos sólo cuando el hombre se ve vacío de poder.


martes, 15 de noviembre de 2011

Estoy muerto y rodeado de ángeles


Para Júlia Margaria Garcia

La voz nunca fue más pura ni fuerte.
Se derrama en palabras
que sin romper el aire
se deslizan hacia la piel del alma.

Las columnas de hormigón de mi infancia
ya no forman almenas.
También me libro del deseo del oro
y hasta un cuerpo bonito
con su piel morena
se pierde vacío
de mis ojos roídos de indiferencia.

El bombeo del pecho yace extinguido
y la sangre se licua
más que el agua
para formar prados.
La carne se disgrega
en pedazos infinitos y rojos.
Cuando el sol y su lumbre
me acaricien sentirán que rozan
un metal oxidado.

Ahora soy todo libre
aunque no quiera nada.
Libre de voluntad, libre de deseo,
me dan la libertad
cual premio de consuelo.

Siento esas alas en franela tejidas.
Cortan átomos de aire.
A su amparo siento la caricia gacha
hueca de tiempo y edades.

Bajo sus cabelleras
de igual color y olor que los jazmines
exhiben pieles etéreas de vida
y de sus bocas de metal al fuego
emergen sus colmillos
largos en sus filos grises
                                        capaces
para despedazar eternidades.



El oro de la forja
colorea sus lenguas y sus gargantas.
Jamás el metal dorado pasó
de su color al rojo de las llamas
sin perderse veloz
en oscuros tonos
                             de eternidad
que alberga el cuerpo de estos inmortales.

¿Sabrán que estoy aquí?
Triste me perderé, si no me abrazan.
Hasta el estado del Más Allá sigue
la efervescencia lúgubre que empaña
tu nombre: soledad.

Ni estrellas con pazos
florecientes bajo las malas hierbas
ni plata entre las piedras.
Ni ríos, ni Arcadia: Allí
no existen los paraísos
sólo el doliente suspiro inmortal.

Me rodean con sus alas sin mirarme.
Y mientras la inacción de la ultratumba
complace a los que nunca fueron vivos,
me asfixia con sus sogas
de cuero de cristal.

Efímero y frágil
acaricio sus alas.
Me llevo una pluma al pasar la mano.
Mi pasado más pequeño que la esfera
nacida en los cauces
de los ríos
se rompe en mi memoria.

No me importa en qué desierto adormezco
aunque no lleguen flores ni recuerdos
Estos seres de luz
deslumbran la belleza
                                        de mi vida.
¡Qué plácido es morir!

Eduard Ariza
[Nota. Llevaba mucho tiempo querido aprovechar Neonovecentismo como espacio para exponer alguno de mis trabajos literarios. Espero que sea grato.]

jueves, 10 de noviembre de 2011

Elecciones generales a las dos cámaras

Cuando al español medio se le plantea que el presidente del senado cobra 11.000 euros brutos al mes, esto es una cifra superior a la del presidente del consejo, queda escandalizado. “¡Pero si no hace nada!” excalama.
Francisco Javier Rojo, Presidente del Senado

Ciertamente, el sueldo del señor Rojo –actual presidente de la cámara alta- parece una necedad incluso superior al organismo que preside. ¿Sirve realmente el senado?
Pues en el panorama actual no. La única función de la cámara es reafirmar lo que diga el Congreso o cámara baja. De hacerlo así, la ley se lleva al rey para que la promulgue, en caso contrario, vuelve al Congreso y, si éste le da por segunda vez el visto bueno, la ley es despachada definitivamente para Zarzuela.
Pocas cosas más hace el Senado. Aprueba de vez en cuando alguna ley de carácter territorial y media con las provincias. También hay que decir que, en el hipotético caso de la muerte de toda la familia real, en tanto que se buscase un nuevo monarca, el presidente del Senado sería quien tendría todos los números de la papeleta para ejercer temporalmente la regencia del reino, aunque tampoco esté así explicitado en la Constitución de 1978.
 Acutal Foramción de El Senado: PP (azul) 123, PSOE (rojo) 105, PSC (amarillo) 10, CIU (naranaja) 6, ERC (pistacho) 4, PNV (verde) 4, UPN (azul claro) 1, Independientes 8 (negro) 3, otros partidos (gris) 8.

¿Por qué dos cámaras? La Segunda República decidió ser un régimen unicameral. Sin embargo, esta decisión se debe a la identificación del senado con el sistema nobiliario. Desde su obertura en 1833, por la regenta María Cristina de Borbón, el senado fue una cámara para la representación nobiliaria del país, conservando no obstante su estatus de órgano colegislativo. El senado tenía amplias competencias en muchas materias y eran comisiones senatoriales quienes juzgaban a miembros del gobierno o diputados acusados de corrupción u otros delitos, pues quedaban por encima de ellos. Los senadores podían ser hereditarios, o bien nombrados por el rey (de forma independiente o a petición de El Congreso). Esto se mantuvo en las constituciones de 1837, 1848, 1869 (!) y 1976. Hasta que en 1931, el nuevo régimen que no creía en los privilegios de la nobleza optó por abolirla. Debemos decir, que Ángel Ossorio, uno de los redactores de la carta magna de 1931, bogó activamente por una cámara territorial, siendo abandonado en la votación por su propio grupo, los conservadores.

Escudo del Senado 




Durante el Franquismo (1939-1975) el Palacio del Senado no actuó de cámara legislativa, pero se convirtió en un punto de reunión frecuente de altos oficiales.
Se argumenta que el presidente Suárez (1976-1981) insistió en un sistema bicameral a fin de evitar similitudes con la Segunda República. En realidad, todo indica que Suárez quería dejar las disputas territoriales fuera de El Congreso. El Senado también pretendía en un principio conservar su carácter de cámara real. En efecto, durante su primera legislatura (1978-1982), algunas personalidades, como el escritor Nobel, Camilo José Cela, fueron designadas senadores reales, por Juan Carlos I. Pero, al no separar bien las competencias de cada cámara, el Senado quedó renegado a un segundo orden. Además, la monarquía abandonó pronto su implicación con el órgano, ya que la exponía demasiado en términos políticos.
 Senado Español durante un pleno.
Muchas voces plantean hoy por hoy la supresión del Senado. El 15-M de hecho propone abolirlo junto a la monarquía. Más que por la ideología, la amplia mayoría de estas voces se mueven por el deseo de ahorrar, no conociendo que el presupuesto de la cámara alta no rebasa los cuarenta y cuatro millones de euros. Cifra insuficiente para equilibrar las cuentas públicas.
La amplia mayoría de sistemas del mundo son bicamerales: Canadá, Alemania, Rusia o Estados Unidos son sólo algunos ejemplos. Vistos en contraposición son los sistemas de El Reino Unido y Francia quienes más destacan. En el sistema británico, la cámara alta, o de los Lores, arrastra el carácter nobiliario con derecho hereditario en algunos miembros, como la baronesa Margaret Thatcher, propio de un senado decimonónico que describimos en el caso español. Por el contrario la Quinta República francesa, siendo de carácter unitario, da una gran importancia a su senado, único punto de representación directa de los distintos departamentos de la república. La República Italiana es bicameral, aunque muchos proyectos, suelen agrupar conjuntamente a miembros de ambas cámaras. En su afán de representatividad, ambos cuerpos legislativos agrupan a casi un millar de senadores y parlamentarios.
 Senado Francés en Los Jardines de Luxemburgo (París)

Soy un gran partidario de un sistema bicameral con un órgano de representación nacional paralelo a otro de representación territorial. Dicha separación redunda en el propio beneficio de la verdadera separación de poderes y en consecuencia de la propia democracia.
Para que el Senado sea bien recibido entre la opinión pública, es necesario reformarlo a fondo. Debe ser útil. Reducir el número de sus miembros sería el primer paso; dos como mucho por autonomía. También es necesario que pase a ocuparse de todas las competencias en materia territorial. Por último, si el senado no aprueba una ley anteriormente votada en El Congreso, nada de devolverla a éste, para que la vuelva a votar: sistema americano. El Senado reforma la ley y envía su contrapropuesta a El Congreso. Si no agrada a la cámara baja, la vuelve a reformar y la vuelve a mandar al senado, así hasta que ambas cámaras legislativas se pongan de acuerdo. Esto que asustará a muchos, lleva funcionando en la mayoría de democracias bicamerales desde hace muchos años, y en el caso americano –el más antiguo- desde 1783. No es tan imposible como parece y contribuye a la salud democrática de la nación.
 Palacio de El Senado en Madrid 

En resumen, a diez días para las elecciones generales marcad la casilla escogiendo a vuestro senador.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Los nudos y la corbata... ¡Uf!


No es ningún secreto que me gustan las corbatas. Basta con mirar la foto de mi perfil en el blogg para comprobarlo. Hace poco una amiga mía me increpaba con socarronería que siempre que me ve con corbata le digo “Esta es nudo medio de Windsor a la italiana” o la modalidad que me haya anudado ese día. A su parecer me invento el nombre, porque no hay diferencia entre un nudo y otro. Dado que esta es una creencia general y que tengo algunas ganas de reírme compartiendo una pequeña frikada lo que a continuación sigue es una breve disertación sobre la corbata y sus distintos nudos.



Hombre serio con corbata.



Ha sido tradición en muchas culturas llevar pañuelos en el cuello por salud o por simple sentido de al estética. Este por ejemplo se sabe que fue el caso de Séneca. Sin embargo, la corbata tal como la entendemos hoy nació en Croacia. La caballería de este país fue la primera en incorporar este pañuelo con una punta más ancha que la otra si bien ambas triangulares a su indumentaria. Estamos en el S. XVI.
Si bien es cierto que la corbata nació en Croacia, su nudo nació un poco antes y un poco más al sur, en Albania. Allí los pastores por tradición solían anudarse la bufanda girando un extremo sobre el otro. Esta costumbre rural fue adaptada por la estética militar croata, pero en una pieza de tela más fina y elegante, forma en que hoy se concibe a la corbata.
La propagación de dicha prenda empieza en el S. XVII, cuando la monarquía francesa contrata a numerosos mercenarios croatas. Estos traen la “hrvatska” (literalmente, Croacia) bien anudada a sus cuellos con un broche y no tardan en ponerla de moda, primero entre los militares y después entre nobles y altos funcionarios.

 Colección de corbatas.

Durante la revolución de 1789, la corbata tuvo su primera implicación política, ya que los revolucionarios para identificarse la llevaban negra y los contrarrevolucionarios, blanca.
A lo largo del S. XIX recibe un gran impulso por parte de todas las estéticas europeas y occidentales en general, de modo, que se asienta como prenda significada en actos solemnes y vinculada a la elegancia.
Existen varias modalidades de nudo. A continuación os las presento todas. Previamente, debo explicaros que cada modalidad tiene la variedad italiana y la americana. Nada tiene de particular esta terminología, sencillamente, si el extremo ancho de la corbata para hacer el nudo vamos a la izquierda lo haremos a la italiana, si por el contrario, giramos el extremo ancho a la derecha, nos quedará un nudo a la americana. La versión italiana siempre suele transmitir una impresión más simétrica, aunque es más delicada. La modalidad americana permite una mayor resistencia si hemos de llevar la corbata todo el día así como deshacer el nudo más rápido, en contra partida, presenta una tendencia asimétrica.
El Nudo Sencillo. No es mi favorito, aunque reconozco que es el más fácil de hacer cuando se va con prisas.

 Nudo sencillo a la americana.
Vídeo.

Esquema.


Nudo sencillo a la italina.
Vídeo.

El Nudo Doble. Esta modalidad debo deciros que no me gusta nada. Personal –y subjetivamente- lo veo como un nudo muy pretencioso. Con una vuelta más sobre el nudo sencillo pretende adquirir la solemnidad de un nudo Windsor. No deja de ser una bagatela de timos.

 Nudo doble a la americana.

 Vídeo.

 Nudo doble a la italiana.

 Vídeo.

El Nudo Pequeño. Este nudo pretende ser muy pequeño, aunque en función del tejido de la corbata apenas lo notaremos. A finales del S. XIX y principios del S. XX estuvo de moda en las reuniones informales y, paradójicamente, también en los funerales, ya que al ser de talla pequeña alejaba cualquier ostentación.


 Nudo Pequeño a la americana.

 Vídeo.

Esquema.

 Nudo Pequeño a la italiana.

 Vídeo.

El Nudo Windsor Sencillo. Tal vez sea el nudo más popular entre los que se hacen. Es el nudo idóneo, ya que su diámetro sin ser excesivo cubre bien los primeros botones de la camisa con marcada elegancia y, al mismo tiempo, no presenta una gran dificultad.
 
 Nudo Windsor Sencillo a la americana.

 Vídeo.


 Esquema.

 Nudo Windsor Sencillo a la italiana.
 
 Vídeo.
 
El Nudo Medio de Windsor. Es la otra modalidad un poco más compleja ya que presenta una doble vuelta antes de hacer el nudo. No obstante, es más resistente que el Windsor sencillo. Notaréis en la foto que es el mismo nudo que llevo en la foto inicial, ya que es mi modalidad preferida.
 
 Nudo Windsor Medio a la americana.

Vídeo.

 Esquema.

 Nudo Windsor Medio a la italiana.
 
 Vídeo.

Por cierto, tanto esta modalidad como su variante sencilla, se llaman así porque las puso de moda (no las inventó) el rey Eduardo VIII quien al abdicar del trono pasó a usar el título de duque de Windsor.

 Eduardo VIII de Inglaterra, después duque de Windsor, con su corbata.

Ahora, con vuestro permiso, voy a guardar mis pobres corbatas en el cajón, porque, pese a que me avergüenza confesarlo, las pobres aún no tienen un colgador en mi armario.

 Cajón de guantes, cinturones, bufandas, bañadores, corbatas y cosas varias...

Espero que a partir de ahora la próxima vez que alguien se tenga que anudar una corbata al cuello sepa lo que se hace.

martes, 25 de octubre de 2011

Bartleby, el escribiente

Recientemente empecé un cursillo de literatura norteamericana. La historia literaria de los Estados Unidos me era sorprendentemente desconocida. Ignoro por qué este defecto mía es extrapolable a la mayoría de las personas, empezando por los propios norteamericanos, siempre poco cuidadosos con sus artes.

Celebro haber empezado a cambiar para mejor en este campo y aprovechando que algunos de los seguidores de Neonovecentismo sois aficionados a las lecturas breves quiero recomendaros Bartleby, el escribiente de Melville.
El nombre de este autor no puede desasociar de su obra principal, Moby-Dick, que de mala manera ha terminado por eclipsar al resto de su producción. Digo lo de mala manera fundándome en dos motivos, el primero es que si bien la narración de la ballena blanca recoge su mejor trabajo es frecuente que se la lea de manera incorrecta, como la simple caza de una ballena y no como el intenso estudio de la psicología obsesiva del hombre; y el otro motivo es que Moby Dick tampoco logra condesar toda la cosmología literaria de Melville.

Bartleby, el escribiente suele exponerse siempre al lado del adjetivo kafkiano. No haré uso de semejante anacronismo, dado que sí bien es muy ilustrativo, la aclaración que puede hacernos se oscurece por su error cronológico.
Bartleby es un escribiente cuya frase, “Preferiría no hacerlo” se reitera a lo largo de todo el relato. Se niega a trabajar más allá de lo que estipula su contrato y a veces ni eso. Su jefe, el narrador, siente por él una inusual compasión. Le toma por alguien con problemas fruto de un pasado trágico. Intenta ayudarlo de mil maneras. Cuando el pobre Bartleby va a la cárcel le ofrece venirse a vivir con él, pero éste “preferiría no hacerlo”.
El fin trágico de la obra queda acentuado por el contexto ilógico que ha rodeado a todo el argumento. Si esta obra se hubiese escrito en el S.XX sería inevitable pensar en Kafka, pero se escribió en el S. XIX (1853) por ello debemos mirar correctamente y ver algo melvillano en las obras de Kafka y también en las de Camus, ya que ambos autores le tuvieron como referente.