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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Ecos de la URSS en "1984"

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"En la zona de la soledad insondable y del amor rechazado, abarcando así la dimensión del infierno" Benedicto XVI

Solo cuando remueve las angustias más profundas del ser humano la distopía alcanza el clímax de su propósito. De otra forma, no deja de ser un híbrido narrativo de ciencia ficción y terror.
¿Qué duda cabe que si este género tiene una obra cubre esta es 1984? Un mundo sin futuro, sin pasado y sin presente. Sin esperanza, donde el ser humano vive sometido al control más absoluto. Ni siquiera una actitud sumisa le da esperanzas de seguridad. Cualquier día, sin explicación, puede ser vaporizado.

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Hace unos meses mi pareja y yo empezamos a leer juntos esta novela de George Orwell. A veces hemos comentado la lectura. Aún le debo un esbozo de la esencia de la URSS como inspiradora de la Oceanía del libro. Así pues con este escrito saldo mi deuda.
En la vida de Orwell hay muchas sombras y contradicciones. Comunista, pero antagonista de la URSS. Revolucionario, pero simpático a la individualidad hasta enemistarse con cualquier forma de colectivismo social. Siempre ansioso por buscar la esperanza de un mundo mejor, no supo sino plasmar la desesperación y el temor que el porvenir le inspiraba. Los más recientes estudios biográficos han revelado que aparte de su complacencia juvenil -y no tan juvenil- por ciertas acciones violentas, en sus últimos meses de vida delató a muchos posibles comunistas a la inteligencia británica. En definitiva un hombre complejo, imperfecto, pero ante todo capaz de examinar su realidad con ojos críticos.

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George Orwell

A lo largo de la primera mitad del S XX muchos comunistas occidentales quedaron "en tierra de nadie". Desencantados con la URSS de Stalin cuyas atrocidades tardaron mucho en creer, se alejaron del régimen soviético que en breve tiempo los consideraría sus enemigos. Aunque poco conocido, en España tenemos el testimonio de Jesús Hernández, comunista, ministro de Largo Caballero y Negrín durante la Guerra Civil, que en sus memorias nos relata el terrible desengaño que supuso para él vivir en la URSS. Cual San Pablo marxista, la presencia de pobres, obreros explotados, hambre y prostitutas en la sociedad rusa le tiró del caballo. A partir de entonces se alinearía con el comunismo contrario a los soviets.
Para su desgracia y la de tantos otros, al lado libre del telón no había demasiados ánimos de distinguir entre comunistas. Todos eran tratados como potenciales espías, y en muchos países, como Reino Unido, Francia y sobre todo Estados Unidos sujetos a una brutal campaña de persecución en que por cierto más de un McCharthy aprovecho el peligro real soviético para destruir a enemigos ni siquiera vinculados al bolchevismo.

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Una vez caído en desgracia, Yezhov fue "borrado" de muchas fotografías junto a Stalin.

Pero volviendo a la idea de base, debemos entender que para muchos comunistas asumir la realidad de la URSS fue un golpe devastador. El prometido paraíso proletario era un infierno.
Este desengaño aflora en la obra de Orwell, por primera vez en 1945 cuando publica Rebelión en la Granja. La novela se cierra con una nueva esclavitud para los animales, ahora bajo el yugo de los cerdos que acaban imitando a los hombres hasta en la forma de andar. La riqueza histórica que subyace en la fábula aparentemente sencilla tiene demasiados detalles para comentarlos aquí. Baste con aludir al paralelismo de la lucha entre Nerón y Snowball con la rivalidad de Stalin y Trotsky.
Cuatro años después, en las postrimerías de su vida termina 1984 donde proyecta el sueño del totalitarismo, una dictadura capaz no sólo de controlar los actos del ser humano, sino de llegar a doblegar sus pensamientos, hasta el extremo de someter las más elementales reglas de la lógica, como el resultado de 2+2, a la voluntad del partido. Más aún, el plan futuro es destruir el lenguaje lo suficiente para que ya ni siquiera puedan concebirse ideas enemigas del régimen. En su conjunto la atmósfera de la novela advierte del riesgo de colectivizar al ser humano, hasta privarlo de existencia dejándolo vivo.

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El mundo en 1984.

No puede dudarse de que la URSS y en especial los testimonios que pudiera recibir de la Gran Purga (1937-1938) orquestada por Yezhov, que costó la vida a unas 700.000 personas inspiran la narración. Como en la dictadura bolchevique los miembros del Socing de la Oceanía de 1984 se tratan de "camarada" aunque nadie puede confiar en nadie, porque todos pueden, en un momento dado, ser tratados como enemigos del pueblo y aliados de Goldstein, quien hasta en su descripción física evoca a Trotsky.
El monstruoso "doblepiensa" y el vocabulario del partido donde las palabras "amor", "abundancia", "libertad" y "paz" se identifican con "tortura", "pobreza", "esclavitud" y "guerra", aunque algo más obvio, no es más perverso que la jerga soviética donde las palabras "reeducación" o "seguridad" envolvía en un aura de pavor los edificios públicos cuyas puertas coronaban.

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Trotsky desparece del lado de Lenin.

Haber sido un fiel servidor del partido no es garantía de nada. El protagonista Winston recuerda bien como vio a varios dirigentes de la "primera generación del partido" llorando en el Café del Nogal, caídos en desgracia, esperando su ejecución después de haber confesados sus crímenes. Su descripción recuerda con facilidad a los penitentes Zinóviez, Kámenev y Bujarin, importantes compañeros de revolución de Lenin caídos en desgracia y es que como en la novela, las purgas soviéticas destruyeron a la primera generación de líderes del partido. Lo que ocurría después guarda un siniestro parecido con la vaporización de la novela, ya que si bien no "desaparecían" completamente, la historia oficial era reescrita para degradar su importancia, restarles protagonismo, "quitarlos de ciertos lugares" y especialmente de los callejeros -pocos países han rebautizado tantas calles, plazas y ciudades como la URSS durante sus purgas. 
Evidentemente no todo el relato se ambienta en la URSS, pero el poso es mayor del que muchos críticos parecen apreciar. Hay mucha inhibición, una gran imaginación, y por supuesto una profundidad filosófica entorno al Ministerio del Amor que trasciende las cámaras de tortura soviéticas. En cierto modo, 1984 es la mejor plasmación de lo que en Los Orígenes del Totalitarismo Hanna Arendt denomina el anillo de hierro ese conjunto de opresiones propias sólo del Estado Totalitario que aíslan a las personas unas de otras y les hacen sentir la más angustiosa soledad, miedo y desesperanza.

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Para escribir su obra maestra Orwell tuvo que sufrir la desperanza de perder la fe en el movimiento revolucionario y aceptar que la vacuidad sádica del poder puede convertirse en un fin en sí mismo tan irracional como cruel. Seguramente sin el gran terror que sucedió a la desilusión de comprender qué era realmente la URSS una de las novelas más angustiosas de la historia jamás habría podido escribirse.

Eduard Ariza 

sábado, 25 de julio de 2015

Status actual de la Ultraderecha en al UE

Para Alba, que me dio la idea

Hace unos días charlaba con mi amiga Alba sobre la situación griega. Durante la conversación le manifesté mi oposición a convocar nuevas elecciones en la República Helénica, no porque su gobierno no hubiera fracasado estrepitosamente o porque hubiera habido elecciones en enero, sino por el temor a que la ultraderecha ascendiera más todavía. Con brevedad traté de sintetizarle la situación y recuerdo que, como a muchos, le sorprendió descubrir la fuerza estos movimientos tienen en Grecia y en otros países europeos. Por eso me decidí a hacer esta entrada para esbozar el peso de tales ideologías en la UE a fecha de julio 2015.
Antes de pasar al comentario pormenorizado, sería bueno acordar qué se debería entender por ultraderecha, concepto peligrosamente banalizado por diversos grupos sociales y políticos que haciendo gala de su irresponsabilidad no dudan calificar de “nazis”, “fachas” y similares a quienes simplemente no comparten sus ideas.


El uniforme, el desfile y el saludo configuran estéticamente la unidad.

Discrepar de otro, considerarlo alguien sin sensibilidad social, machista, conservador, radical etcétera a menudo conduce a sentir una gran animadversión por esa persona, pero nunca deberíamos catalogarlo de “fascista” por ese motivo. Ya no sólo porque ese término junto al de “nazi” constituya un anacronismo, pues, tras la Segunda Guerra Mundial, en poridad deberíamos hablar de “neo fascismo” o “neo nazismo”, sino porque por mucho que pueda disgustarnos esta o aquella ideología, o incluso por peligrosa que pueda resultar socialmente, sólo deberíamos definir como ultraderecha aquello que verdaderamente lo es, a fin de no trivializar la amenaza que tales postulados representan.
Los movimientos ultraderechistas convergen entorno a los siguientes pilares:
Una concepción totalitaria del Estado cuya soberanía queda por encima del individuo, que pasa a ser sacrificable. Sin embargo, a diferencia de la visión totalitaria de las dictaduras comunistas, esta concepción no obedece a un pretendido proceso de maduración ideológica sino a una interpretación a menudo adulterada de la tradición histórica.

  • El Estado se basa en el Pueblo para dar lugar a la Nación. La idea de “pueblo” responde a menudo a concepción racial del mismo. No debe contaminarse mezclándose con extranjeros, ni por sangre, ni por el abandono de sus costumbres.
  • Como consecuencia de lo último la ultraderecha abraza la xenofobia o incluso el racismo abiertamente. Aboga por el cierre de fronteras y mercado laboral para los extranjeros, defendiendo hasta el uso de la violencia contra la inmigración.
  • Políticamente son muy tradicionales en el interior y cerrados en el exterior. La ultraderecha es abanderada de la antiglobalización en la que ve una amenaza para su “ideal nacional”. En el seno de la UE los más agresivos euroescépticos militan en ella.
  • El populismo es una de las claves de su éxito. Con falacias y distorsionando la realidad, transmiten mensajes sencillos que dicen a la gente lo que quiere oír y con frecuencia crean un enemigo entorno al que se fragua la unidad.
  • La Ley debe estar sometida a la voluntad popular en lugar de coartarla. Tal eslogan se traduce en la práctica en que la Ley debe someterse al líder gobernante en vez de la inversa. Tal vez la Escuela Jurídica de Kiel, impulsada por Hitler durante su dictadura, sintetice mejor que nadie la consecuencia de esta perversión al remplazar el “nullum crimine nulla poena sine previa lege” por el “ningún crimen sin pena”.
  • Realizan apología o directa exaltación de la violencia. La fuerza queda por encima de la razón. Algunos de estos movimientos simpatizan abiertamente con las dictaduras que hubo en sus respectivos países durante el primer tercio del SXX.
  • Económicamente la ultraderecha defiende un modelo corporativista. Apuesta por limitar la libertad individual para hacer negocios en favor de un modelo donde el Estado diseña las líneas maestras de la economía. Son firmes defensores del reparto de la riqueza por medio del Estado del bienestar, aunque excluyen de él a extranjeros y traidores.
  • Por último todos los movimientos de ultraderecha fomentan la figura del líder carismático. Esa persona capaz de guiar a todo un pueblo hacia su destino, a quien se prodiga un trato diferencial en materia de saludos, modo de recibirlo y hacerle referencia. En sus manifestaciones más extremas el Líder y la Nación se aúnan en una identidad indisoluble.
Mussolini, primer ejemplo de dictador carismático contemporáneo.

Partidos que suscriban los parámetros descritos los hay en todos los países de Europa, aunque en la mayoría de ellos se reducen a grupos tan minoritarios que carecen de capacidad para entrar en los Parlamentos nacionales o territoriales, si los hay, o en la Eurocámara. Como mucho se hacen con representación en plenos municipales o algún pequeño ayuntamiento, así ocurre en España con Unidad Nacional, Falange o Plataforma X Catalunya.
Además de nuestro país, el grueso de los miembros de la UE: Estonia, Polonia, la República Checa, Luxemburgo, Portugal, Chipre, Malta, Eslovenia, carecen de un electorado neo fascista, más allá de proporciones ínfimas. En un punto intermedio entre estos y los países donde la ultraderecha goza de representación parlamentaria marginal, podemos ubicar a aquellos Estados que tienen eurodiputados de ultraderecha.


Uno de los logos de Plataforma X Catalunya.

Pese a la inexistencia de una ley electoral que regule las elecciones a la Eurocámara de modo global, la tónica general es que los Estados empleen para tales comicios un sistema electoral mucho más flexible que el utilizado para la elección de sus propios órganos legislativos. Caso paradigmático es España, donde las elecciones europeas son los únicas que no tienen barrera del 3% del voto y las circunscripciones son reemplazadas por un colegio electoral único.
Sin discriminar por ideología, semejantes flexibilidades facilitan el acceso de pequeños partidos a la Eurocámara fomentando una más que cuestionable fragmentación de la misma. Como consecuencia, algunos partidos ultraderechistas sin representación en su país sí llegan a Bruselas. Así, en los últimos comicios europeos, el Partido Nacional Eslovaco obtuvo 1 de los 13 eurodiputados de su país y el Partido de la Gran Rumanía 3 de 33. Extraordinaria sorpresa caso la irrupción en la cámara europea del eurodiputado -1 de 96- del Partido Nacional Democrático de Alemania, única fuerza del país que mantiene ideas abiertamente pangermanistas y hace apología del nacionalsocialismo, del que se considera heredero directo.


Militantes del Partido Nacional Eslovaco con indumentaria paramilitar.

Seguidamente podemos ubicar a aquellos países que tiene una representación marginal de la ultraderecha en sus Parlamentos. Entre estos podemos mencionar los casos de Letonia y Lituania que disponen de varios diputados de ultraderecha no inscritos, ya que no pueden formar grupo, en sus Parlamentos de 100 y 141 escaños respectivamente; y especialmente el socio más nuevo de la UE Croacia donde el Partido por los Derechos tiene un único escaño de los 151 del Parlamento. En Bélgica el partido Interés Flamenco se ha hecho con 3 de los 87 escaños de la Cámara de Representantes, 2 de los 35 del Senado y 4 de los 18 eurodiputados del reino.
Ya con grupo parlamentario propio, aunque sea como fuerza política minoritaria, encontramos el caso búlgaro donde la Unión Nacional al Ataque goza de 11 diputados sobre 240 del Parlamento y el de Países Bajos cuyo Partido por la Libertad ocupa 12 escaños sobre 150 de la cámara baja, 9 sobre 75 del senado y 4 de los 26 eurodiputados que corresponden al país.


El parecido de la bandera de Amanecer Dorado con la esvástica nazi es evidente

En este nivel, un caso particular es Grecia donde la ultraderecha se haya desdoblada en Griegos Independientes que tiene 13 diputados sobre 300 y 1 eurodiputado sobre 21, y Amanecer Dorado que dispone 17 diputados y 3 eurodiputados. Pese a los muchos puntos en común de su ideario, tales como la noción de “nación” y su xenofobia, Amanecer Dorado se ha mostrado mucho más agresivo en la práctica, perpetrando agresiones racistas tales como ataques contra centro de acogida de inmigrantes con cócteles molotov, y también atentados contra sus rivales políticos. Su líder, actualmente en la cárcel por posesión ilegal de armas, imita la simbología y liderazgo de Adolf Hitler –pese a no aceptar el calificativo de neo nazi- presentándose como un Führer para su pueblo. Sus partidarios reproducen entorno a él y los demás jerarcas del partido protocolo casi idéntico al que se dispensaba para los antiguos dictadores fascistas.


Todos los periodistas que asistieron a esta rueda de prensa y no se pusieron en pie al entrar el líder del partido en la sala fueron expulsados. 

Pese a carecer todavía del peso para ser fuerza de gobierno, Amanecer Dorado ha disfrutado de un considerable crecimiento en las últimas tres elecciones -todas ellas anticipadas. Su éxito responde a sus campañas de ayuda “sólo para griegos”, a imitación de las nacionalsocialistas durante la Gran Depresión “sólo para alemanes”, y sobre todo a haber logrado capitalizar el antieuropeismo del pueblo que culpa a la UE de los estragos de la crisis. Si el marco de crisis se prolonga, nada impide pensar que pueda convertirse en una fuerza de gobierno en los siguientes comicios, como pronosticó el ex ministro de finanzas heleno Varufakis.
Por lo que se refiere a Griegos Independientes, muchos analistas pronosticas que terminará siendo absorbido por Amanecer Dorado. Actualmente, sin embargo, forma parte del gobierno helénico, como socio de la coalición de izquierdas Syriza, cuyo líder, el Primer Ministro Tsipras, sorprendió a Europa y a sus propias filas al sacar a esta formación del ostracismos político en que vivía, entregándole la cartera de Defensa.


Seguidores de Amanecer Dorado.

Otro caso especialmente controvertido es Hungría. Aparentemente debería ser situada dentro del grupo que estamos tratando, disponiendo el Movimiento por una Hungría Mejor de 23 escaños de los 149 del Parlamento y 3 de los 21 eurodiputados magiares. Ahora bien, el giro autoritario dado por el Fidez, partido tradicionalmente de centro derecha conservador, hace que muchos lo consideren, sin paliativos, un país donde gobierna la ultraderecha.


Viktor Orbán, actual Primer Ministro de Hungría.

Desde 2010 esta fuerza disfruta de mayoría cualificada que supera los 2/3 parlamentarios, circunstancia que ha aprovechado el Primer Ministro Viktor Orbán para aprobarse una constitución que amplía sus poderes hasta límites más que cuestionables desde el punto de vista de la separación de poderes, consagra la tradición católica como parte de la identidad húngara y prohíbe el aborto; ha impulsado políticas de ciudadanía basadas en el concepto étnico; pretende levantar una de las verjas fronterizas más largas del mundo que cubra toda la frontera de su país con Serbia; ha cerrado por diversos medios todos los medios de comunicación que no le son afines; algunas de su medidas más polémicas atacan directamente a la etnia gitana, además ha adoptado una posición de apología respecto a la figura del almirante Horthy, regente e Hungría entre 1919 y 1944, quien fue aliado de Hitler y colaboró en el Holocausto; su última propuesta es reimplantar la pena de muerte. En su conjunto se puede afirmar que, si bien Fidez no tiene una tradición de partido ultraderechista, en los últimos años se ha escorado hacia esa ideología. No hace falta decir cuánto han disgustado estas medidas a la UE que ha tratado de paralizar o mitigar algunas de ellas, no siempre con éxito.


En los últimos años, las autoridades oficiales rinde homenaje público al controvertido Horthy.

Vamos a tratar ahora aquellos países en que fuerzas de ultraderecha disponen de un consolidado peso parlamentario que les permite situarse entre fuerzas con opciones de gobierno o que ya ha formado parte de alguno. En Dinamarca el Partido popular Danés ocupa 37 escaños de los 179 del Foketing, 4 eurodiputados de 13 así como varias alcaldías de considerable importancia. El Partido de la Libertad de Austria tiene 38 representantes sobre 183 de la cámara baja, 9 de 62 en la cámara alta y 4 eurodiputados de 18. Sorprendente resultado obtuvieron los Demócratas Suecos abanderados del odio a la UE y especialmente a los países del sur de Europa, que se hizo con el tercer puesto del parlamento sueco en las últimas elecciones con 49 escaños de 349, amén de 2 eurodiputados de 20 que ya tenía. Algunos relacionan su éxito con la consolidación en la vecina Noruega del Partido del Progreso que posee 41 escaños de los 169 del Storting.


Current Structure of the Folketing     Current Structure of the Riksdag

Respectivamente el Folketing danés y el Riksdag sueco donde la ultraderecha es la tercera fuerza en escaños.


Finlandia se encuentra gobernada en la actualidad por una coalición de centro-derecha de la que forman parte el partido de Centro, lo derecha conservadora y los ultraderechistas Finlandeses Auténticos, que ocupan 38 escaños de 200 de la cámara y 2 eurodiputados de 13. Como en el caso sueco el éxito de esta formación se resume en “¿por qué los pobres y trabajadores finlandeses deben seguir pagando a los países del sur?”. De hecho, durante la pasada negociación con Grecia este grupo amenazó con romper la coalición de gobierno si se hacía la más mínima concesión a los helenos.
Por último en Italia la Liga Norte ha ocupado varios ministerios en gobiernos de coalición Berslusconi, así como la Presidencia de la Cámara de Diputados. En las últimas elecciones pese a una considerable caída en el voto, obtuvo 18 diputados sobre 630, 15 senadores de 315 y 5 eurodiputados de 73. Además gobierna en las regiones de Milán y Véneto, controlando además numerosas alcaldías en la parte septentrional del país.


Emblema de la Liga Norte.


Por último hay que comentar dos casos especiales: Francia y el Reino Unido. De buenas a primeras no parece que en ellos tenga un gran peso la ultraderecha. El UKIP apenas ocupa 1 escaño sobre 650 en la Cámara de los Comunes y 3 de 780 en la Cámara de los Lores. Parecida es la situación del Frente Nacional en la Asamblea de la República donde ocupa 2 escaños de 577, además de 2 senadores de 348. Sin embargo, tan escueta representación no se corresponde en absoluto con la configuración real del electorado.


Nigel Farage, líder del UKIP.

En lugar de los sistemas de representación proporcional habituales en Europa, estos dos países configuran sus parlamentos mediante un sistema de elección directa por medio de pequeñas circunscripciones. En el caso del Reino Unido se basa en una sola vuelta, es decir, el candidato más votado de todos los que se presenten por pequeña que sea su ventaja será el único que obtendrá el escaño. En Francia el sistema se recrudece más al celebrarse una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados si ninguno obtiene la mayoría absoluta en la primera vuelta.



Propaganda electoral del Frente Nacional Francés.

Sin entrar aquí en un comentario más extenso, este sistema tiene básicamente una utilidad: propiciar mayorías absolutas que den estabilidad al gobierno. Su gran contrapartida es que consolida un bipartidismo excluyente para el resto de fuerzas, que apenas alcanzar a obtener una representación marginal que en nada se corresponde con la realidad, porque su número de votos global puede ser muy elevado.



De entrada, el populismo siempre suena muy bien.

Así el UKIP se ha consolidado como fuerza electoral fuerte, obteniendo 3’8 millones de votos en las últimas elecciones generales. Por su parte el FNF se mantiene en los últimos sondeos como tercera o incluso segunda fuerza electoral francesa. Esto se ve en las elecciones europeas, donde ambos países adoptan un sistema electoral mucho más flexible. En los pasados comicios europeos el UKIP obtuvo 22 eurodiputados de 73 amén de otros 2 que obtuvo el también ultraderechista Partido Nacional Británico. Mayor fue el éxito del FNF que en las últimas elecciones a la Eurocámara quedó como primera fuerza de la república con más del 26% del voto se hizo con 23 de los 74 eurodiputados.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Anécdotas de esta mañana...



Esta mañana estoy enfrascado en la lectura de mis libros de derecho. La palabra “consuetudinario” me sigue sonando igual de rara, a pesar de que ya sé su significado. Al final decido levantarme del escritorio para ir hacia el balcón donde espero encontrar algo de aire fresco que me despeje.
Mi padre está en allí, mirando a la calle. Abajo se oyen las sirenas y las proclamas voceadas por unos veinte “piquetes”. A nervioso paso de hormigas desorientadas caminan sin marcar un ritmo estable. Diseminados por la calle, los del principio del grupo parecen ansiosos por encontrar un comercio abierto ante el que ponerse a gritar sus consignas. Un Mercadona no tarda en concederles esa satisfacción. Los de atrás del grupo, más rezagados y dispersos, aunque en sus pechos cuelgue el identificador del sindicato CCOO o UGT, llevan acabo su misión con mucha más parsimonia. Algunos tienen el móvil en la mano sobre cuya pantalla digital teclean algo con el dedo. Otros van charlando con el compañero más cercano.

A veces los políticos demuestran que ven las papeletas de sus propios votos como papel mojado.

-Esto no es serio –comenta mi padre con disgusto.
Él ha secundado la huelga y esta tarde irá a la manifestación, pero no puede menos que disgustarse ante semejante escena. Yo, mucho más escéptico para todo, siempre he mirado a la lucha sindical con reservas, cuestionando su utilidad y viendo la mayoría de sus instrumentos como anacronismos que necesitan una renovación. Me quedo callado e intento sacar una composición objetiva del panorama.
Justo en ese momento, un señor vestido con camisa roja, americana negra y corbata también negra bien sujeta con una aguja al pecho, y que, según dice mi padre, llevaba peluquín –cosa de la que no estoy muy seguro- grita al paso de los piquetes.
-¡No, no, no a la huelga general! ¡Queremos trabajar!
Uno de los piquetes más jóvenes y una señora de mediana edad no tardan en encararse con él. El señor se siente muy seguro rodeado por sus siete u ocho amigos, con quienes se estaba fumando unos gruesos cigarros de hoja, aunque no me ha parecido que fuesen puros. La conversación no tarda en subir de tono.
-¡Yo estoy en paro! –le grita la señora.
-Pues busca trabajo –le responde el señor.
-¡Tú lo que eres es un mafioso cabrón! –a este último piquete joven tienen que sujetarlo sus compañeros para que no se abalance sobre el provocador.
Desde el balcón por un momento temo que voy a presenciar una pelea callejera en su faceta más cruda. Si aquel chico joven se hubiese tirado encima del señor y éste se hubiese visto ayudado por sus amigos, los piquetes también habrían entrado en la pelea. A saber cómo hubiese terminado… Por suerte, el chico es retenido por sus colegas y a paso lento y desorientado el grupo de piquetes se aleja de donde puedo verlos, no sin volver a mostrarme a los dispersos que siguen tecleando en sus móviles como si nada hubiese pasado. Al poco rato, una señora mayor, de pelo rubio teñido, vestida con un abrigo de futon blanco se acerca al señor de la corbata para felicitarlo.

 
Hace una semana me preguntaron si creía que había motivos para una huelga.
-Si consideras la huelga un medio para reivindicarte sí. –respondí.
Quizá me encubrí demasiado, pero creo que conseguí decir exactamente lo que pensaba. Y eso, no siempre es fácil. Naturalmente que hay motivos para el descontento social. La gestión gubernamental de la crisis económica se aparta a menudo de toda empatía hacia los ciudadanos. Si bien, la cosa es aún peor. Porque el gobierno Rajoy no sustituye su vocación de servicio a los ciudadanos por un pragmatismo maquiavélico. Entonces al menos, se podría decir que el gobierno salvaguarda los intereses del estado; intereses que cuesta concebir al margen de los ciudadanos, aunque según algunos teóricos de la política, bastante rancios por cierto, aseguren lo contrario. Pero es que ni por esas. Nuestro gobierno actual, con el estilo de su predecesor, da palos de ciego sin saber que está haciendo. El resultado es una interminable lista de daños colaterales para las personas más frágiles desde el punto de vista económico.

 
Sin embargo, aunque acepto esto, no puedo dejar de tener mis reservas entorno a la idea de la huelga. Personalmente la considero un mecanismo que ha perdido su efectividad. Especialmente, cuando las victorias que obtienen sus convocantes en la calle no se traducen después en victorias en el parlamento. Que nadie se engañe, en una democracia tan necesario es lo uno como lo otro.
Debe de ser monstruosa la desconfianza de la izquierda en su clase política para que su desplome en la intención de voto no parezca tener fin. Resulta realmente extraño, que tras todas las medidas adoptadas, el PP aguante al grueso de sus votantes y el PSOE siga cayendo en lugar de producirse la inversión de valores típica de la alternancia política. Y, si a alguien no le gustan las siglas del principal partido de oposición, me valen las de cualquier otro. El caso es que ninguna formación de izquierdas se constituye ahora por ahora en una alternativa de poder con propuestas sólidas y creíbles.

¿Por qué aquí dentro no se expresa la voluntad de la ciudadanía de quien emana el poder que ostenta?
 
De todos modos, esta reflexión se aparta un poco de lo que estábamos tratando. Volviendo a la huelga, a mí me deja un sabor agridulce. Es agradable ver la respuesta ciudadana, aunque inquieta un poco saber que el pequeño comercio de tu barrio no va a cerrar por convicción, sino por miedo a que los piquetes les rompan un cristal. También es lamentable la imagen de mucha gente siendo abucheada por sus compañeros de trabajo por el sencillo hecho de no compartir su ideario. Ya no hablemos de los incidentes, siempre puntuales hay que decirlo, de violencia callejera. Estos problemas, fácilmente corregibles, deberían solventarse para que la huelga no se tiñese de ningún toque autoritario como los que ahora empañan la actitud del gobierno.

Y la gran pregunta es si volveremos a esto... A veces todo parece tan negro que llegas a creer que sí.

Sobre qué métodos emplearía yo… Casi me avergüenza decirlo, por lo utópico de la idea. Creo que la ciudadanía debería recurrir a la insurrección fiscal masiva cuando considerase que la clase política no gestiona bien su dinero, es decir, el poder del estado. Confieso que es más improbable que esto llegue a suceder que obligar a rectificar su rumbo a unos políticos sordos, de corazón endurecido, mediante una cívica muestra de descontento social en las calles. Así que… no sé por qué critico tanto.


martes, 3 de julio de 2012

Desproporciones


Nunca me cansaré de repetir que el futbol no es el problema. Desde luego tampoco lo es la selección española. Sí, las reacciones desproporcionadas del chovinismo antesdeayer dejaron ver alguna bandera preconstitucional entre la marea rojigualda que enarbolaba la bandera monárquica. También dieron muestra de un modelo de celebración estridente a la par que rudo. Pero desengañémonos, porque tales manifestaciones de patriotismo de hojalata, las vivimos igual a nivel catalán cada vez que gana el Barça.
Lo malo no es que la gente se apasione. En los tiempos que corren, vale la pena que la sociedad encuentre motivos de alegría. El problema es que los deportes sean la única fuente de pasión a disposición; y lo que es peor, la única razón de orgullo.
Respecto a la sobredimensión mediática, se evidencia, una vez más, que los españoles tenemos una desagradable tendencia a engrandecer nuestro presente inmediato, sin darle tampoco demasiada importancia a la larga. En realidad, no tardamos demasiado en precipitar al olvido cualquier acontecimiento, incluidas estas celebraciones multitudinarias. Sin embargo, estas merecen la cobertura mediática que reciben. Es como la vieja cuestión que se desata cada vez que el Papa viene a España, pero que se piense bien, y que se cuente bien, también: El lunes había 2 millones de personas, muchas de ellas de fuera de Madrid, esperando en la capital para recibir a la selección. El domingo se calcula que casi 10 millones de personas vimos el partido y cuatro lo celebraron en la calle. A esto hay que sumar los once mil españoles que lo presenciaron en directo, en el estadio de Kiev.
Ahora bien, llama mucho la atención como nuestros medios de comunicación menosprecian ciertos datos. Muy pocos seguidores saben que en la Eurocopa de 2008, de los 300.000€ embolsados por cada miembro de la selección, ni un solo céntimo fue ingresado en La Hacienda española. Los patrióticos jugadores aprovecharon la coyuntura legar de la Eurocopa para declarar sus impuestos en Austria cuya fiscalidad les beneficiaba más que la de España.
Se desconoce cómo o a quién pagarán en esta ocasión. Sí es conocido que la selección italiana donará sus primas a la región de L’Aquila, reciamente afectada por un catastrófico terremoto; bueno, en España se conoce un poco menos. Tampoco damos demasiada publicidad a los 900 millones de euros que los equipos de futbol adeudan con Hacienda, de los que más de la mitad pertenece tan sólo al Barça y al Real Madrid.
En su conjunto, más allá de las críticas obvias, la situación da pie a más de una reflexión bastante profunda. La que sigue me vino a la cabeza al recordar las palabras de un profesor mío de instituto que en su día me aconsejó: “No admires nunca a nadie, excepto a ti mismo. Es la mejor forma de ahorrarse decepciones.”
Parece ser que tras mucho degradar la idea de esfuerzo a lo largo plazo a favor de vivir la constante inmediatez, la sociedad se ha ahuecado. Sólo las formas más triviales de diversión les son conocidas. Del mismo modo que la abstención permanente de ciertas formas de desenfreno deja un hueco vacío en la vida de quien viva así. Consagrarse sólo a éstos medios como única vía de diversión, conduce fácilmente a un profundo sentimiento de insignificancia en la vida de quien conduzca su vida de este modo.
Pese a esta nueva y nihilista filosofía de vida, no parece que la sociedad se haya liberado de esa necesidad de trascendencia inmanente a todo ser humano. Desgraciadamente, a falta de haber cultivado otros intereses, debe conceder toda su trascendencia a aquellas cosas que cree comprender, por muy imperfectas que sean.
A fin de cuentas, si los medios no protegiesen la exagerada mitificación de nuestro fútbol, ocultando algunos de sus defectos, ¿qué quedaría digno de admirar en la vida de muchos?