lunes, 6 de junio de 2011

Nada, nada, ponga el continente un poco más a la derecha

En un momento como hoy, uno se acuerda de aquel discurso de sir Winston Churchill que empieza diciendo “Since Triste in the Adriatic to the Baltic…” ya sabéis el famoso discurso dado en los EEUU. donde se fija la acuñación de la expresión de “Iron Courtin”. Por cierto craso error, ya que esta fue acuñada el 9 de mayo de 1945, en Flensburg, por el entonces canciller del Reich, conde Von Kosigk, durante su mensaje radiofónico a los alemanes anunciando la capitulación del país, planteando ya la imagen de un telón de acero que separaba a las potencias vencedoras.
No venía a dar ninguna clase de historia, sólo a plantear el hecho de que dentro de la Unión Europea ya sólo cuatro países conservan un gabinete ejecutivo de izquierdas. En efecto, después de que Passos Coelho haya aceptado la propuesta del Presidente Cavaco Silva para formar gobierno en la República Portuguesa, uno de los últimos países con un Ministerio de izquierdas se ha vuelto derechista. Ahora ya sólo Eslovenia, Chipre, Grecia y España sostienen gobiernos de derechas. En el caso de las dos últimas por poco tiempo según los sondeas; respecto a Eslovenia y Chipre no estoy informado.
La derechización de Europa es un hecho consumado. En muchos países no gobierna la derecha de centro sino la extrema. Los colectivos ultraderechistas tienen mucho peso en el conjunto del territorio de la Unión, particularmente en los casos de Francia, Italia, Hungría y otros países del este. Portugal no es una excepción. En nuestra república vecina el gabinete socialdemócrata se va a sostener con el apoyo de la derecha extrema.
Intento evaluar lo que nos ha conducido a este punto. Muy probablemente, en algunos países el proceso de derechización europeo coincida con el ciclo político habitual que ahora le ha concedido el poder a la derecha. Sin embargo, es innegable que poco a poco Europa se hace más homogénea por el lado conservador-liberal económico, al tiempo que los movimientos de izquierdas naufragan por sus divisiones ideológicas.
Una Europa derechista en el S.XXI constata la conciencia de momento de decadencia cultural que vivimos. En estos períodos la gente tiene costumbre de buscar consuelo en los ídolos, el mensaje grandilocuente y la inducción ideológica que por tradición representa la derecha vinculada siempre a la tradición. En épocas de decadencia es doblemente duro innovar para una cultura. Precisamente, es cuando más debiera hacerlo. No preveo, a diferencia de los más alarmistas, una Europa llena de nuevos campos de exterminio, pero sí una legislación general que recorte derechos civiles, sobre todo los asociados al progresismo.
Nuestro querido continente, cuna y cama de las grandes culturas de la tierra, se va a enrocar durante algún tiempo. Esperemos que no llegue a estrangularse y que no pierda el espíritu innovador que le caracteriza desde el S.XVIII, para degradarse a admitir los cambios sólo cuando sean realidades constatadas.

5 comentarios:

  1. L'expressió "cuna y cama" defineix perfectament la situació. A veure si algun dia hom parlarà d'un tal Eduard com a forjador d'aquesta expressió!

    En fi, paciència...

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  2. Esperem que no sigui "cuna y sepultura". Corren malos tiempos para la lírica.

    Cada cop penso més en l'exili que suggeria en Girbén!

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  3. Me'n alegro que us hagi agradat tant l'expressió. I Enrich, jo tampoc crec que haguem de pensar en l'exili. La dreta té tot el dret democràtic a governar. Del que es tracta és de que respecti uns mínims que estic quasi segur no traspassarà.

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  4. I pensar que, a l'inici de la crisi, algú va dir que era la fi del capitalisme!

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  5. Buh, buh, tot plegat eren fantasies.

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