Luís Estanislao duque de Provenza (1755-1824), retratode Le Tour.
El
segundo personaje de nuestra tríada es Luís XVIII. Fue el sexto hijo de Luís El Delfín y su segunda esposa
María teresa de Sajonia. Nació en 1755. La muerte de su hermano mayor, Luís de Francia y duque
de Borgoña, en 1761, se sumó a la de su otro hermano Javier (1754). Así, Luís
Augusto, duque de Berry, futuro Luís XVI quedó como segundo en la línea
sucesoria, después de su padre quien, a la sazón, era el Delfín de Francia; y
él, Luís Estanislao, conde de Provenza en aquel entonces, el tercero.
Luís El Delfín (1729-1765), por Anne Baptiste Nivelon
Sin embargo, la muerte de su
padre en 1765, lo colocó de segundo en la sucesión al trono, sólo por detrás de
su hermano.
Victor Amadeo III de Cerdeña el Bienamado (1726-1796), por Guesppe Duprà, 1750.
En 1771 contrajo matrimonio con
María Josefina Luisa de Saboya, hija de los reyes de Cerdeña, Víctor Amadeo III
y María Antonia Fernanda de Borbón, hija de Felipe V y por lo tanto prima
tercera de su futuro yerno. Carlos de Artois, futuro Carlos X, reforzó esta
alianza al casarse él con María Teresa de Saboya, hermana de María Josefina. De
modo que tanto los dos hermanos, Luís Estanislao y Carlos, como las dos
hermanas, María Josefina Luisa y María Teresa, pasaron a ser recíprocamente
cuñados además de hermanos.
María Antonia Fernanda de Borbón (1729-1785) por Jacopo Anügoni en 1750.
El matrimonio con María Josefina
Luisa trajo al conde de Provenza muchos sinsabores y casi ninguna alegría. De
entrada obligó a la monarquía borbónica a ligarse fuertemente a los Saboya de
Cerdeña, quienes fueron tan pésimos reinando como malos aliados. A nivel
personal, el matrimonio fue completamente insatisfactorio. La pareja apenas
hizo vida marital, si bien, los dos abortos de María Josefina Luisa demuestran
que alguna sí que la hubo. Luís Estanislao tenía sus favoritas y la duquesa de
Provenza… también; y es que, con fundamento, muchas señales apuntan a que tuvo
amoríos con varias de su camareras.
María Josefina Luisa de Saboya (1783-1810)
En 1774 murió el rey Luís XV y la
corona pasó a su nieto, Luís XVI. Durante siete años, Luís Estanislao quedó
como heredero directo al trono, pues la Ley Sálica impedía que la única hija de
su hermano heredase el trono. Sin embargo, el nacimiento de Luís Javier en 1781
–quien murió prematuramente en 1789, poco antes de la Revolución- y Luís
Carlos, duque de Normandía, lo alejaron del trono.
Luís XV (1710-1774) en Versalles.
Sin que exista una causa clara,
el duque de Provenza detestaba a su cuñada, la reina María Antonieta. Durante
los frívolos años de vida en Versalles, hizo cuanto pudo por desacreditarla por
medio de conspiraciones en las camarillas reales. La idea no iba tanto por
asesinarla, eso se acabó con Luís XIII, sino más bien comentar que la reina
bailaba mal, no comía apropiadamente, gastaba mucho dinero (cosa cierta), no
sabía vestirse etcétera, etcétera. Las disputas con su cuñado fueron el
principal pretexto de la reina para retirarse a “Le Petit Trianon”, pequeño
palacete dentro de Versalles, que le permitió alejarse de la corte.
María Josefa de Sajonia (1731-1767), madre de Luís XVII, Luís XVIII y Carlos X, por Nattier en 1751.
El papel del duque de Provenza en
1789 y los años que siguieron fue nulo. Como la mayor parte de la familia real
huyó al exilio, en su caso a Westfalia. Allí permaneció sin decir palabra de la
Constitución de 1791 o la fuga de su hermano frustrada en Varennes. No fue
hasta la ejecución de Luís XVI en 1793, cuando tomó la voz para erigirse en
regente de su sobrino, Luí Carlos, nominalmente Luís XVII. A la muerte de éste
en la prisión de El Temple, dos años más tarde, pasó a ser reconocido como Luís
XVIII de Francia por las monarquías europeas.
Luís XVII (1785-1795) A. Kucharsky en 1792.
Sus primeras medidas, en su papel
de monarca nominal, fueron reafirmar su negativa a aceptar cualquier principio
de la Revolución. Esto dificultó cualquier restauración, pese a la
inestabilidad natural de la república. Con las victorias francesas en las
Guerras de Coalición, él y su familia hubieron de embarcar rumbo a Inglaterra,
residiendo algún tiempo, con anterioridad en Rusia. Desde allí, en 1804, vivió
el asesinato del joven duque de Enghien, último descendiente de la rama
Borbón-Condé. Lo único que el rey titular pudo hacer, ante el asesinato de su
sobrino segundo, secuestrado por Napoleón, fue devolver al rey de Prusia la
Orden del Águila Negra, pues el aún Primer Cónsul de Francia también había
recibido esta condecoración.
El Duque de Enghien (1772-1804)
El duque de Enghien fue asesinado
el 21 de marzo, mismo día en que Napoleón proclamó, no por azar, su Código
Civil, para reafirmar su autoridad legal. La mancha de este asesinato pesó
mucho sobre el general corso, pues el pobre joven duque se había atrevido a
acercarse a la frontera francesa con el fin de ver a su amada, no para
participar en ninguna conspiración. Dos meses más tarde, Napoleón se ascendió a
emperador de los franceses y rey de los italianos. El nacimiento del hijo de
Napoleón en 1811, con la hija de Francisco I, emperador de Austria, alejó aún
más la esperanza de que los Borbones recuperasen el trono.
En 1810, el rey titular perdió a
su esposa, que fue enterrada en la Abadía de Westminster. A lo largo de su
prolongado exilio juntos, la pareja no había hecho otra cosa que discutir.
Alegoría de los Borbones (1814) por Louis-Philippe Crépin. Luís XVII sostiene a la Francia abatida.
Los reveses de Napoleón en 1812,
al salir escopeteado de la campaña de Rusia, abrieron de nuevo la puerta. Hacia
1913, cuando Francia había perdido la mayor parte de sus conquistas
continentales, Alejandro I de Rusia y Wellington se hicieron valedores de la
Restauración borbónica, que vio finalmente la luz en 6 de abril de 1814. Ese
día el denominado Senado conservador, cámara legislativa del imperio, que había
forzado a su emperador a abdicar, proclamó a Luís XVIII rey de Francia. El rey
entró triunfal en París, poco después de haber sido ocupada la capital por
Alejandro I y sus tropas. Anciano y lisiado por su obesidad, recibió los
vítores populares camino de su palacio de Las Tullerías, actualmente, el Museo
del Louvre.
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