Si exceptuamos la redacción del complejo Doktor Faustus, la
tetralogía de José y sus Hermanos es el último trabajo titánico de Thomas
Mann. De estos libros, le dijo su hermano Henrich Mann que era su más bella
poesía. Comentarios fraternales al margen, fue una reflexión de otro coloso de
la literatura alemana, Goethe, lo que inspiró a Thomas Mann.
Thomas Mann (1875-1955)
Decía el autor de Fausto que la historia de Jacob y la de
José, últimos patriarcas del Génesis, si bien tiene un sublime argumento, se
narra con una desagradable brevedad. ¿Tuvo el propio Goethe intención de
escribir esta historia en versión novelada o más extensa? Con independencia de
sus intenciones, fue durante los años treinta del siglo pasado, cuando otro
gran autor de la lengua alemana exiliado en Checoslovaquia tomaba para sí esta
idea.
Primera Parte: Las Historias de Jaacob.
Thomas Mann decidió novelar las narraciones que cierran el primer libro
del Pentateuco. Préstese mucha atención al verbo: novelar,
ya que su significado excluye al autor de toda responsabilidad inventiva, pues
limita a sus funciones a reelaborar una historia ya contada desde una
perspectiva estética y una estructura más compleja. En efecto, Thomas Mann se
limita a contar la historia. Es evidente que nadie puede estirar una veintena
de capítulos bíblicos a cuatro volúmenes sin inventar personajes, situaciones,
retocar determinados momentos o ampliarlos; sin embargo, el autor mantiene una
total lealtad a la narración de las Sagradas Escrituras.
Segunda Parte: El Joven José.
Su profundo trabajo de investigación previo a la redacción de
manuscrito se palpa en la complejísima mezcla de diferentes culturas que
expone. Los ritos egipcios son descritos con profusión y detallismo. Cada
divinidad del Egipto pagano, que merece ser nombrada, aparece en la narración,
pero no como una mera curiosidad filosófica, sino al servicio de ideas
filosóficas sobre el tiempo, el espacio y la vida tan cercanas a Schopenhauer como
a Nietzsche, entre otros filósofos importantes en la era contemporánea. El Dios
hebreo, a menudo vinculado con Baal; u otras divinales del desierto tienen más
o menos la misma función. Thomas Mann va incluso más allá. Según su relato el
farón que elevará a José es Amenonfis IV. Este hecho es un objetivamente inexacto
desde el punto de vista histórico. La cronología y la propia descripción de
Thomas Mann relacionan más al faraón con Amenonfis III que con el cuarto. Si
bien, el optar por Amenonfis IV, también llamado Aquenatón, da pie a explicar,
a causa del interés que el faraón toma por la cultura de José, la conversión al
monoteísmo que realizó Egipto bajo su reinad.
Tercera Parte: José en Egipto.
Aunque muy sutil, la narración no queda exenta de una fuerte carga irónica.
Thomas Mann recuerda a Proust en muchos casos, claro que a un Proust
domesticado, que mantiene el argumento como un continuo telón de fondo; y
ajustado su sintaxis para que, aunque compleja, no resulte ininteligible a sus
lectores. Este estilo se suele hacer un poco pesado, aunque su lentitud,
reiteración y extensión –tanto en lo descriptivo como en lo dialógico- obedecen
al intento del autor de condensar en palabras la pesadez del tiempo. Desde Las leyendas de Jacob, que comprende las peripecias vitales del
nieto de Abraham, hasta José el
Proveedor que cierra la saga, la
insistencia con el paso del tiempo como motor constante y repetitivo de la vida
es continuo.
José y sus hermanos por Antonio Castillejo y Saavedra. Lienzo. Museo de El Prado
El eterno retorno está casi omnipresente en la novela. Así pues, José
terminará tres veces en un pozo: la primera, al que lo arrojan sus hermanos, la
segunda, cuando vaga por el desierto en calidad de esclavo, y la tercera al ser
encerrado en la cárcel acusado de abusar de la mujer de Putifar. Del mismo
modo, la vida de los patriarcas es cíclica, hasta el extremo que ni Isaac, ni
Jacob, ni José fueron los primogénitos naturales, aunque los tres ejercieron
como tales. Con intervención de la pluma de Mann, Jacob también intentó ofrecer
a su hijo predilecto a Dios, aunque él no tiene valor de esperar la intervención
del ángel. La repetición supera a menudo el ámbito del Génesis,
por ejemplo el sufrimiento y redención de José son equiparados en un sueño de éste
a la muerte y resurrección de Jesucristo.
Cuarta Parte: José el Proveedor.
Thomas Mann busca explicaciones
sutiles y divertidas para muchos dilemas que la Biblia deja abiertos. La
elevación de José, un hecho sorprendente si tenemos en cuenta que pasa a ser la
segunda autoridad de Egipto des del rango de preso, se explica por el carácter, del
farón que vislumbra alguna deficiencia mental. Pero la explicación más
conmovedora es la del perdón de José a sus hermanos, quien considera que son
ellos los causantes en última instancia de su buena fortuna. Se evidencia la
vinculación al canon judeocristiano, dentro del cual todos somos instrumentos
de Dios. No obstante, no se debe olvidar lo que se menciona al principio:
durante la redacción de José y sus
hermanos, Thomas Mann, como su
protagonista, es un exiliado a causa del régimen nazi. Tal vez, él también soñaba
con reencontrarse con sus hermanos alemanes y abrazarse con ellos de nuevo.
La tetralogía reunida. Fue un regalo de mis tíos para mi último cumpleaños.
Quizás estas novelas no sean literatura de fácil divulgación. Siempre soy partidario de desmitificar la dificultad de leer un cláscio, pero en este caso sería pura hipocresía. Más que recomendarlas, pretendía compartir con vosotros algunas impresiones sobre las mismas, con cuya lectura yo sí he disfrutado mucho.
donde puedo encontar este libro?
ResponderEliminarPUes verás son cuatro libros. Los correspondientes a las imágenes dos, tres, cuatro y seis. Si los quieres comprar (son un poco caros) los puedes encontrar en varias librerias, te recomiendo La Central. Si sólo quieres leerlos imagino que en cualquier biblioteca pública los encontrarás.
EliminarMuy interesante y profundo tu comentario. Estoy fascinada leyendo esta obra, y solo podría añadir que te faltó analizar el componente analitico-psicológico que magistralmente hace el autor, de los personajes. Tengo entendido que se basó tanto en Freud como en Jung, sobre todo, en los arquetipos.
ResponderEliminarDesconocía si en esta obra concretamente se haabía basado en el psicoanàlisis. No sé si Jung, pero Freud influyó a Thomas Mann toda su vida.
EliminarMuy interesante y profundo tu comentario. Estoy fascinada leyendo esta obra, y solo podría añadir que te faltó analizar el componente analitico-psicológico que magistralmente hace el autor, de los personajes. Tengo entendido que se basó tanto en Freud como en Jung, sobre todo, en los arquetipos.
ResponderEliminarMuy interesante y profundo tu comentario. Estoy fascinada leyendo esta obra, y solo podría añadir que te faltó analizar el componente analitico-psicológico que magistralmente hace el autor, de los personajes. Tengo entendido que se basó tanto en Freud como en Jung, sobre todo, en los arquetipos.
ResponderEliminarLa Biblia narra de manera magistral esta historia y es muy fácil de conseguir.
ResponderEliminarSin duda, pero no responde a las mismas expectativas.
Eliminarme gusta mucho el tema del pueblo judio, es un acertijo con un final feliz, el sufrimiento ha acompañado a este pueblo toda la vida , pero son ellos los protagonistas de todas las epocas.
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