Un buen amigo mío, Albert Girondí, empezó hace relativamente poco una relación. Digo "relativamente" porque tardó bastante en contármelo.
Mi amigo comparte conmigo esa sutil preocupación por las formas, particularmente por las formas de expresión. Su nueva situación personal le obliga a sentir un gran número de sensaciones nuevas, muchas de las cuales debe expresar a su pareja. Su dilema actual es cómo ser romántico sin ser cursi, lo que es muy difícil de conseguir.
Ha estado buscando una nueva definición de amor. Parece que una parte de la misma se debe a su discrepancia con la definición de este complejo sentimiento que le di en su momento. "El amor es como un cohete que estalla, brilla un momento en el firmamento y después se apaga". Por eso, me ha ofrecido la suya para que la publique aquí. Aunque honestamente debo decir que esa definición de amor no es mía, sino de una amiga común de ambos, Thaïs. Con las cosas clara, procedo a compartir la peculiar definición de Albert sobre el amor que, como se puede ver, nada tiene de cursi, lo que no le impide ser muy romántica.
"El amor no es como un cohete que brilla un instante y después se apaga. El amor, el verdadero amor es como la filosofía: desde la base irracional de la humanidad intenta cimientar principios racionales. Y como las escuelas de filosofía puede, es verdad, disolverse, aunque tiene tendencia a perdurar. Incluso si se disuelve, no lo hace sin dejar una huella en la historia. Pero pienso que el que yo siento, quizá por la devoción que profeso y la que me profesan dentro de una sinceridad sin límites está en la lista de los perdurables."
Nobles sentimientos de enamorado ¿verdad? Y también ingeniosas palabras.
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