domingo, 2 de diciembre de 2012

"Niño y Grande" de Gabriel Miró

Mi admiración por Gabriel Miró (1879-1930) se conoce desde hace tiempo en la bloggosfera. Desgraciadamente, la poca edición que tienen sus novelas, además del tiempo que debo dedicar a otras lecturas, me ha impedido leer demasiado de su obra. Sólo he leído El Obispo Leproso. Aunque está considerada su obra más importante y pese a que la he leído dos veces, hacia tiempo que tenía ganas de explorar un poco más el universo de este autor.

Portada de Niño y Grande (1923)

Me sorprendió gratamente encontrar este pequeño ejemplar de Niño y grande en una librería próxima a la calle Verdi. La edición de Clásicos Castalia, es relativamente antigua 1987. El texto de la introducción a cargo de Carlos Ruiz Silva ilustra con admirable nitidez la vida y la obra del desconocido novelista del novecentismo castellano. En unas pocas líneas, se revelan al lector inexperto los trazos sustanciales de la biografía de Gabriel Miró, es decir los que influyeron en su labor de novelista. También se pone su obra en relación con la producción literaria castellana y universal del primer tercio del siglo.

 Gabriel Miró (1879-1930)

Con Carlos Ruiz Silva comparto la idea de que muy a menudo no se ha entendido la pretensión novelista de Gabriel Miró. También creo que su escasa relación con los grandes círculos literarios a jugado a muy mala pasada (peor de lo que habitualmente se piensa) a la conservación de sus obras.

Firma de Gabriel Miró.

Se suele vincular a Gabriel Miró con los textos Sobre la novela de José Ortega y Gasset. Si bien esta comparación no es equívoca, resulta inexacta hasta sus obras finales como El Obispo Leproso, donde, siguiendo las tesis del filósofo, definitivamente la descripción casi lírica devora al argumento. No es este el caso de su novela Niño y Grande (1923). La obra, en efecto, pertenece al ciclo final de su trabajo literario, que comprende la década de los veinte. Sin embargo, se basa en una de las publicaciones de sus inicios, Los Amores de Antón Hernando (1909). Una vez reelaborada –que no reescrita- en 1923, el autor renegó de la primera versión que quedó excluida de sus obras completas por considerarla un mero borrador.

Portada de El Obispo Leproso (1926)
 
Si tuviese que recomendar una de las dos novelas, aun a riesgo de ser criticado por los hacedores de manuales, daría el título de Niño y Grande. En esta novela se recoge un estilo más temprano, más fresco del autor. La naturalidad de su descripción lenta, profundamente emotiva y de abundante uso de adjetivos se percibe en sus páginas perfectamente. También apreciamos los rasgos arquetípicos de sus personajes: la heroína que resiste el dolor, casi inmanente a la existencia vital; el anodino personaje masculino inseguro y débil al mismo tiempo; las formas heterodoxas de la vida en los pueblos rurales de Alicante y en el estamento religioso; y en general la lucha del vitalismo contra el sufrimiento, camino seguro hacia la decepción.

Gabriel Miró en su biblioteca.

Pero hay otro motivo por el que prefiero recomendar Niño y Grande. En caso de que alguien me preguntase cuál es su argumento, le respondería: una historia de amor adolescente, amor platónico que ilustra la maduración sexual en un clima de absoluta represión. Añadiría también alguna característica sobre su estilo fundamentado en una potente riqueza literaria, incluso metaliteraria, en la línea del primer tercio del S.XX. En cambio, de la obra arquetípica, de El Obispo Leproso no sabría qué decir. La condición experimental la subyuga de tal modo que queda convertida en un montón de descripciones, muy gratas para quien como yo guste de leerlas, pero aparentemente crípticas para una concepción prosaica de la novela. Así que, para un primer contacto con el estilo de Gabriel Miró y un libre intercambio de sus ideas, mejor Niño y Grande.

5 comentarios:

  1. Ha, ha... així m'agrada, aportant idees fora dels tòpics! Recomanació ben construïda i justificada!

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    1. Gràcies per aquest comentari tan puntual. No recordaba que havia deixat l'entrada programada per avui i no li havia fet l'última correcció. Ara, quan m'ha arribat el teu comentari a l'assafata d'entrada, he actualitzat l'entrada on no hi havia cap títol en cursiva.
      En quant a això dels tòpics, noi que ho diguis tu que sempre treus els volums més inverosímils al teu blog.

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  4. "El Obispo leproso", no es una novela al uso con principio, trama y desenlace, hay que leerla sin pensar que es una novela al uso, está en la línea de la Voluntad de Azorín, en modernista, no pasa nada. Son descripciones lentas. Su belleza está en las emociones líricas de su lectura. Un abrazo.

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