Hace cosa de un año, en la bloggosfera celebramos con gran entusiasmo el 80 aniversario de la proclamación de la Segunda República. En este 11 de febrero, me apetece recordar, con menso furor ciertamente, a nuestra Primera República.
Bandera de la Primera República Española
El motivo de que la Primera República haya pasado las líneas de la historia española sin pena ni gloria, a menudo, se ha achacado a su corta duración y su carácter puramente institucional. Tal vez, quien mejor lo expresó fue el general Prim quien, cuando un general francés le propuso, en 1868, que apostase por la república en lugar de por una nueva monarquía constitucional, respondió: “No puedo establecer una república en un país sin republicanos.”
El general Prim.
En 1868, Isabel II es derrocada por la Revolución de la Gloriosa. Las nuevas Cortes aprueban un año después la Constitución de 1869, que reconoce por primera vez el sufragio universal masculino y establece la monarquía constitucional como forma de gobierno. El general Francisco Serrano, presidente del poder ejecutivo hasta el momento, es nombrado Regente del Reino y el general Prim, poco después, presidente del gobierno.
Última foto de Isabel II.
En 1870, el 16 de Noviembre las cortes votan a los diferentes candidatos para ser rey de España. El resultado es Amadeo de Aosta, apoyado por Prim, hijo menor de Víctor Manuel II de Italia, 191 votos; 27 votos a Montpensier hijo menor de Luis Felipe I, ex rey de Francia; el general Espartero 8 votos; 1 a la infanta María Luisa, hermana menor de Isabell II; 2 votos para el príncipe Alfonso, hijo de Isabel II; 19 votos en blanco; y 63 votos a favor de la república. La mayoría de 311 diputados nombraba al duque de Aosta Amadeo I de España.
Prim y Serrano ofrecen la corona española a los príncipes europeos. Lejos de ser verdad la caricatura, nadie quería ceñir la corona de tan haciago país. Incluso Amdeo I la declinó en dos ocasiones antes de aceptar por insistencia de su padre.
El nuevo monarca perdió el mismo día de su llegada a Prim, quien fue asesinado. Su popularidad fue hundida por la derecha conservadora y por la izquierda más liberal. En tres años forma cinco gobiernos y convoca elecciones hasta en cuatro ocasiones. La revista Macarroni I constituye el primer magazín crítico y legal contra un monarca español. En 1873 el rey sufre un atentado contra su vida y viendo el poco aprecio que le demuestran sus políticos y sus súbditos resuelve abdicar. El 11 de febrero de 1873 el trono de España vuelve a quedar vacante, los Saboya han renunciado a poseerlo.
Nada más llegar a España, Amadeo I presenta sus respetos ante los restos del general Prim, su gran valedor.
Al día siguiente, senadores y diputados se reunieron en el congreso en sesión conjunta. Debe señalarse que el hecho era inconstitucional, pues la Constitución de 1869 no permitía sesiones conjuntas de ambas cámaras. De facto, 258 diputados contra 32 votaban a favor de proclamar la Primera República Española.
Alegoría de la Primera República Española.
Esta república existió durante menos de un año con cuatro gobiernos provisionales y siempre con una constitución monárquica en vigencia.
Estenislau Figueres.
El primer gobierno lo encabezó Estenislau Figueras. Duró del 12 de febrero al 11 de junio de 1873. Hombre poco decidido fue víctima de las conspiraciones internas de Pi i Margall, su ministro de gobernación, quien apoyó su nombramiento el día de proclamación de la República por falta de apoyos para el suyo propio. Poco después de enviudar, duro golpe para Figueras, resolvió dimitir y exiliarse a Francia “a fin de no suponer un obstáculo para nadie”. Su gran aportación a la historia española fue la abolición a la esclavitud negra en Puerto Rico.
Pi i Margall.
Pi i Margall posiblemente fue de los cuatro jefe de gobierno provisional que tuvo la Primera República el más consolidado ideológicamente desde el sentir democrático. Apoyó en las Cortes la proclamación de la Constitución Republicana de 1873 que definía España como un estado federal descentralizado.
Escudo de la Primera República Española, rescatado junto al Himno de Riego por la Segunda República.
Perdida la votación dimite el 18 de julio y le toma el relevo Nicolás Salmerón, profundo idealista, que en aquel momento ocupaba la presidencia de las Cortes. Además de provisional, Salmerón tuvo siempre claro que su gobierno era interino, pero no por ello comprometió sus ideas. Simultáneamente estallaron tres conflictos: una insurrección en Cuba; otra en el sur de España a causa del Cantonalismo, concepto controvertido que demandaría algo así como el federalismo a nivel municipal, que toma particular fuerza en Cartagena; y la el nieto de Carlos María Isidro, Carlos (VII) subleva con los carlistas gran parte del mundo rural navarro y vascongonado provocando la tercera guerra carlista (y la última hasta la fecha).
Nicolás Salmerón.
En este contexto muchas voces se levantan en el Parlamento para exigir la supresión de las garantías civiles. Salmerón se niega a esto así como a firmar las penas de muerte. Cuando el parlamento no le deja otra opción, resuelve dimitir. Clemenceau, primer ministro francés de 1906 a 1909 y de 1916 a 1920, dirá de él: “dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte”.
Carlos (VII) último pretendiente carlista que intentó hacer valer sus derechos por la fuerza.
El 7 de septiembre de 1873, Emilio Castelar i Ripoll se hace cargo de la jefatura del gobierno provisional por mandato de las cortes constituyentes. Suprime las garantías constitucionales y suspende las sesiones de las cortes (¡cortes constituyentes!) varios meses para atacar a los cantonalistas con los poderes del estado de sitio. En invierno vuelve a convocar el parlamento. Su durísima gestión que, si bien ha aplacado la frágil revuelta cantonal, poco o muy poco ha logrado contra Carlos (VII). No supera una moción de censura.
Emilio Castelar y Ripoll
En la votación del 3 de enero de 1874, Eduardo Palanca Asensí se perfilaba como su sucesor, pero el asalto de la cámara por Pavía evitó la elección de un quinto presidente del gobierno de la Primera República.
Golpe de Estado de Pavía durante el debate de investidura de Palanca Asensí.
Francisco Serrano, en complicidad con los militares vuelve a hacer cargo del poder ejecutivo y disuelve las cortes, para gobernar como dictador. Durante el Franquismo se alentó la idea de que el general Serrano asumió de nuevo el cargo de Regente, pensando ya en poner de nuevo a un monarca en el trono. El paralelismo que Franco pretendía trazar entre Serrano y su propia persona se evidencia, pero todavía se ve más claroen la realidad. Serrano tenía intención de mantenerse en el poder como dictador, bajo el título de Presidente del Poder Ejecutivo de la República Española al estilo de otros generales europeos (Napoleo III empezó de presidente de la Segunda República Francesa, 1848-9) y particularmente latinoamericanos.
El general Serrano, Regente de España entre 1868-1870, y Presidente del Poder Ejecutivo de la República en 1874.
Para su desgracia, si una república constitucional tenía poca cabida en España en 1873, en 1874 aún lo tenía menos un dictador militar sin linaje que había impulsado un modelo unitario de estado so pretexto de combatir el carlismo. En el verano de 1874 Serrano deja a Práxedes Sagasta, futuro líder del partido liberal durante el turnismo, como “jefe de gobierno” y marcha sobre Bilbao para aplastar a las tropas de Carlos (VII), objetivo que consigue.
Viñeta cómica que recrea el Sexenio Liberal.
Paralelamente, el 1 de diciembre, el príncipe Alfonso publicó el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas del Castillo, en el cual se propone como monarca constitucional de España. El 30 de diciembre, con Serrano todavía en País Vasco, el general Arsenio Martínez Campos realiza un pronunciamiento militar en Sagunto y proclama al príncipe Alfonso rey de España.
El general Arsenio Martínez Campos
Práxedes Sagasta apoyó inmediatamente el golpe y su partido pasó a ser monárquico de la noche a la mañana. Consciente de que no tenía apoyos propios, el general Serrano resolvió reconocer también al nuevo soberano. Anecdóticamente, el general Serrano y Alfonso XII murieron el mismo día, 25 de noviembre de 1885. El único descontento en todo esto era Cánovas del Castillo que, tras mucho acaudillar la causa alfonsina, hubiese preferido que la Restauración se produjese por medios constitucionales, dejando a un lado al ejército.
Alfonso XII, el pacificador.
El 14 de enero de 1874 el rey Alfonso XII entró en Madrid entre vítores y aclamaciones. El Sexenio Liberal había finalizado, cuya convulsa historia recoge la excelentísima pluma de don Benito Pérez Galdós en la “Serie Final” de sus Episodios Nacionales.
Portada de la "Serie Quinta" o "Serie Final" de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós
Los propios republicanos suelen hacer juicios muy duros contra la Primera República en nuestro país. Si se examina a fondo, la mayoría de “primeras repúblicas” tienen siempre algo de accidentado desde el punto de vista histórico porque la gente está demasiado habituada a la sistema monárquico; véase Francia en 1789 (y por qué no en 1848), Inglaterra con Cromwell (1653-1658), La República Rusa (1917-1918), o la República de Weimar (1918-1933). La primera vez siempre sale mal, pero que eso no desanime ni lleve a renegar del intento, más allá de la crítica a los hechos objetivamente mal gestionados.
Los cuatro presidentes de la Primera República Española.
¡Salud a todos! ¡Feliz 11 de Febrero! Y como dijo don Manuel Azaña: ¡Hasta la Tercera República!
Vinyeta cómica de la Primera República unitaria talando el árbol del que emanan el absolutismo carlista vinculado a las provincias vascas.