“Así habrán ocurrido los hechos, aunque de un modo más complejo; así puedo soñar que ocurrieron.” Jorge Luís Borges
En sus Inquisiciones (1925) y en sus Otras Inquisiciones (1952) Borges consigue devisar la meta de su andanza literaria. Un poco como Moisés, Borges ve la meta, pero no puede alcanzarla. Dios no lo fulmina inmediatamente; con sencillez, de un modo mucho más enrevesado que la paradoja de Aquiles y la tortuga, le impide llegar a donde se propone. Ignoro si esto explicaría porque el autor argentino decía esperar la muerte como un alivio, o se debe seguir creyendo su versión de que era tradición familiar entre los Borges querer morir sin excederse en la vejez.
El gran mito borgiano del Aleph remite a la tradición panteísta del cosmos, con un toque agnóstico lo suficientemente potente para dejar a Dios fuera de ese “objeto” que es perfecto, inmutable y probablemente eterno. Menos seguro es que el intimismo de la poesía mística no haya influido en Borges para ubicar este fragmento de percepción del cosmos. Si según Santa Teresa de Jesús Jesucristo estaba “entre los fogones”, el Aleph se halla dentro de un prosaico arcón de madera, en un sótano.
¿Qué es realmente el Aleph? Es muy subjetiva la acepción de “perfección”. Casi siempre se define desde sus antagónicos, prueba lingüística de que los hombres conocemos demasiado el defecto, para definir perfección sin dejar de hacerle referencia. Una imagen de lo perfecto debió ser el universo literario para Borges. En 1945 intentó exponer la sensación que en su mente producía la literatura de la humanidad, mediante un símbolo abstracto. Antes y después, intentó establecer algo perfecto por medio de la literatura.
¿Cuál es el propósito de Inquisiciones y de Otras Inquisiciones? Mucho antes de que ambas obras fuesen un montón de cuartillas en blanco, debieron ser una idea grandiosa en la mente de Borges, un proyecto para entrelazar la totalidad de la literatura en una perfecta relación de lo imposible, un ideal grandioso; un imposible. Sobre el papel tal proyecto empezó a agrietarse. Sus gustos personales y el propio carácter de la literatura subjetivizaron las relaciones que quería establecer entre unas obras y otras. Éstas se vieron rápidamente limitadas por el hecho de que no había leído todo lo escrito e imposibles de separar en su infinita extensión dentro de un solo libro. ¿Se puede hacer un buen tratado de Sade sin hablar de Platón, acaso? Borges tuvo que renunciar desde el principio a establecer una relación total desde que escribió la primera letra de estas obras.
No se pude hablar de Cervantes sin mirar atrás y nombrar a Erasmo, o sin mirar adelante y ver a Galdós. A partir de aquí, los hilos se estiran y Cervantes termina conectado con La Biblia y con Manuel Machado. ¿Cómo conectarlo todo? ¿Dónde poner el límite? Mejor fue circunscribir su tribunal de la inquisición a unos “breves comenttarii” de algunos autores que le atraían y camuflar, bajo la maraña de su apabullante grandeza cultural, el profundo sentimentalismo que le despertaba cada uno de ellos.
Al final Borges sólo pudo mostrar lo perfecto a través de la simbología literaria. Exponer la perfección titánica del organismo literario, casi tan antiguo como el mismo lenguaje, le quedó vedado. Su proyectos inquisitoriales para ahondar en la metaliteratura quedaron siempre alejados de las formas de su Aleph.
Una crònica que mostra la teva personal percepció d'un gran artista. Sense J.L.B. la literatura, la Literatura no seria igual. És irrepetible.
ResponderEliminarSalutacions, Eduard!
Intentava respondre'm una pregunta. Per què va escriure ell "Inquisiciones" i "Otras inquisiciones"? No crec que hagi donat amb la resposta. Però tampoc no era aquest el meu veritable propòsit.
EliminarNo et puc ajudar, Eduard. He llegit dues biografies fiables de Borges i es resisteix molt a ser analitzat com a escriptor. Em conformo en assaborir el seu gran talent, en tenir a prop els seus llibres i, de tant en tant, fer-hi una ullada com aquell que re-escolta un fragment sublim d'una grn música.
ResponderEliminarMillor que quedi amb una mica de misteri suposo. Seguint la teva metàfora, com la música que t'agrada però no l'entens.
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