El Primer Gobierno Chapaprieta
Con varias semanas de dimisiones de ministros y desencuentros irreconciliables a sus espaldas, el 20 de septiembre de 1935, Lerroux dimitió de la presidencia del gobierno, abriendo así una nueva crisis total del
poder ejecutivo. No se hizo esperar el largo desfile de portavoces y personalidades en el
Palacio de Oriente con todo el fasto del que gustaba al Presidente Alcalá
Zamora para sus consultas. Tras la peripecia que comentaremos a
continuación, la jefatura de gobierno terminó en manos de quien menos cabía
esperar: un diputado independiente, sin adscripción partidista, Joaquín
Chapaprieta.
Panorámica del Palacio de Oriente.
¿Cómo fue eso posible? Pues bien, aunque
la CEDA y los radicales seguían pugnando por el poder, empezaba a asimilarse en
la conciencia colectiva de los diputados que de no ser capaces de formar un
ejecutivo estable, las elecciones anticipadas serían inevitables. Con la
izquierda reagrupándose, nadie garantizaba que se repitiesen los resultados de
1933 –las perspectivas de los radicales era especialmente adversas. Para
evitarlas urgía constituir un gabinete estable y activo, pues no sólo la
duración había sido un problema de los últimos gobiernos, sino especialmente su
pasividad.
Don Niceto Alcalá Zamora, Presidente de la República.
El día 22 de septiembre, el Presidente
del Congreso, don Santiago Alba salió de la cámara presidencial con el encargo
de formar gobierno, pero lo declinó a los tres días. ¿Los motivos? Entorno
a la renuncia pesa bastante misterio. El análisis histórico lo achaca a varias causas, entre otras las tensiones
internas dentro del propio partido radical y la negativa de la CEDA a un nuevo
gabinete presidido por un radical. No obstante, muchas de estas dificultades ya había sido
sorteadas por el carisma cortés del candidato. Lo que dificulta más la comprensión de los hechos.
Don Alejandro Lerroux, líder del Partido Radical Republicano.
Probablemente, Gil Robles
tenga razón en su hipótesis: Alcalá Zamora le mostró la denuncia del “caso
Strauss”. Más adelante hablaremos de este caso y
su trascendencia en la historia política del país. Por ahora baste por saber
que entre marzo y abril de 1935 le llegó a Alcalá Zamora una denuncia anónima
vía Secretaría de la Presidencia de la República que implicaba al líder radical
en un caso de corrupción. Las memorias del líder cedista y Chapaprieta
coinciden en que durante las consultas de septiembre el Jefe del Estado se
manifestó especialmente contrario a la continuidad de don Alejandro en el gobierno, a causa
del perjuicio que causaba a la “moralidad y la pureza de la República”. Si Alba
llegó a ver tal documento, entendió que en el momento en que se publicara su
gabinete se vendría abajo porque hundiría a todo el partido radical. Ello explicaría
su negativa a convertirse presidente.
Don José María Gil Robles, líder de la CEDA.
Pocas horas más tarde de la renuncia, Sánchez Guerra,
secretario general de la Presidencia de la República telefoneó a Chapaprieta.
El Presidente reclamaba su presencia. “Me pareció lo más probable” escribe este
“que el señor Alcalá Zamora quisiera antes de intentar una nueva solución a la
crisis, conocer algún aspecto de la cuestión financiera” (CHAPAPRIETA,
1971:212). Mayúscula fue su sorpresa cuando recibió el encargo de formar
gobierno. Al principio trató de resistirse, pues se sentía política y
humanamente inadecuado para el cargo. Ante la insistencia del Presidente que
amenazó con disolver el Parlamento si se negaba, accedió, aunque impuso dos
condiciones: libertad para poder trazar la lista ministerial y seguir como
ministro de Hacienda.
Don Joaquín Chapaprieta, Ministro de Hacienda.
Nada más salir de Palacio se puso en
contacto con los demás líderes políticos del centro y la derecha. Aunque con las ideas claras sobre qué
modelo de gabinete quería, su falta de experiencia en aquellos contubernios le
llevó a ser muy prudente. Un paso en falso podía ser fatal. Sus reuniones empezaron
con Alba en las Cortes, seguidamente se puso en contacto con Gil Robles,
Lerroux, Cambó, los agrarios y demás fuerzas que debían apoyarle para que su gabinete fuera viable.
Personalmente se veía con muy pocas
posibilidades de llevar a cabo el encargo. Sus medidas económicas, como
ministro de Hacienda, había disgustado a cedistas y sobre todo a los agrarios.
De hecho, los ministros agrarios habían dimitido como consecuencia de la ley de
restricciones impulsada por él a principios de mes, lo que precipitó la crisis
del día 20. Para colmo los radicales dudaban de su independencia respecto a Gil
Robles que lo había llevado de independiente en las listas por Alicante. ¿No estarían llevando a un cedista disfrazado a la presidencia del gobierno?
Don Santiago Alba, Presidente de las Cortes.
Por otro lado, su condición de apolítico
versado en finanzas que a primera vista podía facilitar su entendimiento con
distintas fuerzas podía devenir fácilmente en una gran debilidad. El ministro
de Hacienda era bien consciente que “mi carácter casi apolítico, que yo
procuraba subrayar siempre que tenía ocasión” (CHAPAPRIETA, 1971: 202) le privaba de un partido que le apoyara sin condiciones. A la primera de cambio todos le
dejarían caer.
Los acontecimientos, sin embargo,
jugaron a su favor. Temerosos del decreto de disolución de las Cortes, todos
los líderes políticos del centro y la derecha se avinieron a respaldarle sin
oponer demasiada resistencia, incluidos los agrarios. Ahora bien, además de los
equilibrios entre partidos, resultaba vital equilibrar a los egos. Gil Robles
seguiría en Guerra, así que a Chapaprieta le parecía fundamental que Lerroux
también tuviera un sitio en el gabinete.
Francesc Cambó, líder de la Lliga Regionalista.
Si lo excluía de la lista ministerial,
los radicales que verían al líder de la CEDA dentro y al suyo no, lo tomarían como un desplante y no tardarían en retirar su apoyo al gabinete. Ahora bien,
eso suponía correr un riesgo muy alto, pues en las consultas Alcalá Zamora había
dejado muy claro que no le quería más en el gobierno. ¿Qué ocurriría si el
Presidente vetaba su lista?
Tras meditarlo algunas horas en el
Ministerio de Hacienda, el candidato independiente volvió a sondear
telefónicamente los ánimos y se encaminó a Palacio: Lerroux iba en su lista. Un
poco angustiado la leyó al Jefe de Estado, a la espera de sus reproches y
observaciones, pero contra todo pronóstico, Alcalá Zamora se limitó a exclamar:
Aprobada. Tal vez, hasta él estaba cansado de aquella crisis de gobierno y con
toda seguridad fue de farol con lo de disolver las Cortes.
Primer Consejo de Ministros presidido por Chapaprieta, 25 de septiembre de 1935.
Así el 25 de septiembre de 1935 tomó
posesión el Gobierno Chapaprieta I: Presidencia y Hacienda,
Joaquín Chapaprieta (independiente); Estado, Alejandro Lerroux (Radical);
Trabajo, Sanidad y Justicia, Salmón Amorín (CEDA); Guerra, Gil Robles (CEDA);
Marina, Pedro Rahola Molinas (Partido Republicano Conservador); Gobernación,
Joaquín Pablo Blanco (Radical); Instrucción Pública y Bellas Artes, Rocha
García (Radical); Obras Públicas y Comunicaciones, Luis Lucía (CEDA); Industria,
comercio y agricultura, Martínez de Velasco (agrario).
Este fue el primer gabinete tecnócrata
de la Segunda República. Su Presidente lo encabezó con la esperanza de poder completar
las reformas financieras empezadas desde el Ministerio de Hacienda que tanto necesitaba el país. Con un poco de suerte, confiaba en poder centrar la atención
en aquellos, haciendo pasar al debate político a un segundo plano. No
tardaría en darse cuenta de que había caído en una trampa…
Bibliografía Consultada
ALEMANIA. Constitución de Weimar. Tecnos. Madrid. 2010.
AZAÑA, Manuel. Diarios Completos: Monarquía, República, Guerra Civil. Crítica. Barcelona. 2004. Intr. Juliá, Santos.
AZAÑA, Manuel. Discursos Políticos. Crítica. Barcelona. 2004. Ed. Juliá, Santos.
BUCLEY, Henry. Vida y muerte de la República Española. Austral. Madrid. 2004.
CAMBÓ, Francesc. Memòries (1876-1936). Alpha. Barcelona. 2008.
CHAPAPRIETA, Joaquín. La Paz Fue Posible. Ariel. Esplugues de Llobregat (Barcelona). 1971.
ESCUDERO, José Antonio. Curso de historia del derecho. Solana e hijos. Madrid. 2012.
DE RIVAS DE CHERIF, Cipriano. Retrato de un desconocido. Grijalbo. Barcelona. 1979.
GIL ROBLES, José María. No fue posible la paz. Ariel. Esplugues de Llobregat. (Barcelona). 1968.
JACKSON, Gabriel. La República española y la guerra civil (1931-1939). Orbis. Barcelona. 1985.
JULIÁ, Santos. Vida y tiempo de Manuel Azaña 1880-1940. Taurus. Madrid. 2008.
AZAÑA, Manuel. Diarios Completos: Monarquía, República, Guerra Civil. Crítica. Barcelona. 2004. Intr. Juliá, Santos.
AZAÑA, Manuel. Discursos Políticos. Crítica. Barcelona. 2004. Ed. Juliá, Santos.
BUCLEY, Henry. Vida y muerte de la República Española. Austral. Madrid. 2004.
CAMBÓ, Francesc. Memòries (1876-1936). Alpha. Barcelona. 2008.
CHAPAPRIETA, Joaquín. La Paz Fue Posible. Ariel. Esplugues de Llobregat (Barcelona). 1971.
ESCUDERO, José Antonio. Curso de historia del derecho. Solana e hijos. Madrid. 2012.
DE RIVAS DE CHERIF, Cipriano. Retrato de un desconocido. Grijalbo. Barcelona. 1979.
GIL ROBLES, José María. No fue posible la paz. Ariel. Esplugues de Llobregat. (Barcelona). 1968.
JACKSON, Gabriel. La República española y la guerra civil (1931-1939). Orbis. Barcelona. 1985.
JULIÁ, Santos. Vida y tiempo de Manuel Azaña 1880-1940. Taurus. Madrid. 2008.
JULIÁ, Santos; PÉREZ, Joseph; VALDEÓN, Julio. Historia de España. Austral. Pozuelo de Alarcón (Madrid). 2008.
KELSEN, Hans. Teoría general del Estado. Comares. Granada. 2002.
MARICHAL, Juan. La vocación de Manuel Azaña. Cuadernos para el diálogo. Madrid. 1971.
NAVAS CASTILLO, Antonia; NAVAS CASTILLO, Florentina. El Estado Constitucional. Dykinson. Madrid. 2009.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. I. Destino. Madrid. 1940.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. II. Destino. Madrid. 1940.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. III. Destino. Madrid. 1941.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. IV. Destino. Madrid. 1941.
PLA, Josep. La Segunda República. Una crónica, 1931-1936. Destino. Barcelona. 2009.
PLA. Josep. Obra Completa vol. 33, El Passat Imperfecte. Destino. Barcelona. 1977.
SCHMITT, Carl. Posiciones antes el derecho. Tecnos. Madrid. 2012.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. I. Destino. Madrid. 1940.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. II. Destino. Madrid. 1940.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. III. Destino. Madrid. 1941.
PLA, Josep. Historia de la Segunda República. vol. IV. Destino. Madrid. 1941.
PLA, Josep. La Segunda República. Una crónica, 1931-1936. Destino. Barcelona. 2009.
PLA. Josep. Obra Completa vol. 33, El Passat Imperfecte. Destino. Barcelona. 1977.
SCHMITT, Carl. Posiciones antes el derecho. Tecnos. Madrid. 2012.
TORRES DEL MORAL, Antonio. Constitucionalismo histórico español. Universitatis. Madrid. 2012
TORRES DEL MORA, Antonio. Estado de derecho y democracia de partidos. Universitatis. Madrid. 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario