jueves, 4 de febrero de 2016

Distancia

 

Para P...

Cuántas veces no he soñado
que mis ojos eran ceniza
                                               y que la carne de mis manos
mudaba en dos pequeñas sombras.
Así mi compañía no te ofendería
resquebrajando el púlpito de tu integridad.

El murmullo de lo oscuro que sondea en fuego los segundos
desliza entre las bambalinas abúlicas de la mente
                                                                                  el vicio.
como un infarto placentero.
A su dulce herida le sigue el beso del remordimiento.
Después, la mancha en la memoria.

Esa flagelación de éxtasis involuntario
anhela la fiebre espumada en la horca
                                                           autoerótica.
Y aunque me ate la cadena de la ética,
y aunque cada palabra mía escribe una mentira de corrección
la apariencia rastrera (me llora de angustia).

El silencio de plomo pesa en mis labios
como una náusea taticárdica.
                                               Así el crimen de la distancia
ha hecho de mí su arma, y ahora tatúa mi conciencia.
Petrificado en la depresión, mi espíritu
anida exhausto, mordiendo la arena de la melancolía.

30 de enero de 2016

Eduard Ariza

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