Hay un laberinto
que se edifica con palabras,
inocentes disfraces
de pasión enmascarada.
En la insinuación,
sólo la duda abandona
las fantasías del deseo
al abismo del pavor.
En el beso de tu piel
está la llave de mis esperanzas.
Pasarela a futuro,
tú incubas orgasmos
en lo profundo del alma
y al borde de la piel.
Tu olor reescribe mis ilusiones. Tu voz
acuna mi conciencia.
27 de septiembre de 2015
Eduard Ariza
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