Blas de Otero nos muestra en El Principio, poema perteneciente al poemario Pido la Paz y la Palabra (1955), la angustia del hombre por expresar el sufrimiento del colectivo nacional.
Blas de Otero fue un poeta ciertamente prolífico que lega a la literatura castellana más de nueve poemarios. Si bien podemos señalar unos inicios de su trabajo antes de la Guerra Civil, es indiscutible que el alumbramiento de su genio se desarrolla en el clima de la postguerra. Hombre de gran conciencia social, reivindicará la existencia del sufrimiento en oposición directa al movimiento garcilacista. Su primer gran poemario, Ángel fieramente humano, es una imagen viva de toda la poesía existencial de los años 40, específicamente de los poetas desarraigados. Me explico, Dámaso Alonso, dividió a los poetas de los años cuarenta que reivindicaban su yo individual en el mundo según los arraigados, aquellos que en el sufrimiento del mundo y el suyo propio veían la voluntad divina y que, aunque tristes, lo aceptaba, y los desarraigados, aquellos que carecían de Dios como ancla para expresar su sufrimiento. Blas de Otero entró en una seria crisis de fe a medida que fue tomando conciencia existencial del horror del mundo, su advenimiento ateísta casi le costó la excomunión, con todo lo que ello implicaba en la España franquista. En los años 50 desarrolló la poesía social, siempre con redecillas existencialistas, reivindicando el sufrimiento colectivo del pueblo español.
Compuesto por tres cuartetos que se mueven entre la métrica heptasilábica y la alejandrina de rima irregular, En el Principio nos exhibe una preocupación formal y retórica que no encontramos en otros contemporáneos como Celaya. Cada cuarteto se puede dividir en dos versos, el primero empieza siempre con una subordinada adverbial condicional, sucediéndole luego la principal casi como una consecuencia y acabando el cuarto verso siempre con la frase “me queda la palabra”.
La palabra como vehículo para la expresión del dolor es muy importante en la obra de Blas de Otero. Su descripción rica en figuras retóricas, llena de comparaciones, imágenes impactantes como “labios desgarrados”, o incluso algún símbolo, la idea del anillo arrojado al agua nos remite al ingrediente del fracaso amoroso. Sin embargo, todos estos elementos que presenta con gran maestría el poema quedan sujetos al ideal de “palabra” como elemento edificador de la conciencia humana.
Impressionant la musicalització del Paco Ibañez. Malgrat tot... "ha perdido la voz en la maleza".
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