Admito que esta costumbre mía por indagar en las intimidades
biográficas de los autores que me gustan es reprobable. Sólo mi ineficiencia
para exponer en un post una crítica literaria que valga la pena disculpa, sin
llegar a hacerlo del todo, este vicio tan feo que tengo.
A menudo se tilda a Borges de escritor fascista. Otras descripciones
más amables lo presentan como un intelectual empedernido, que cometió el error
de abandonar su enclaustramiento de biblioteca, sin saber del mundo lo
suficiente, así que terminó apoyando al régimen de Videla.
Borges firmando un libro.
Ambos retratos, especialmente el primero, son erróneos, o cuanto menos,
profundamente inexactos. Borges nunca militó en el fascismo. Antes bien, fue
de los argentinos más críticos contra las potencias del Eje, durante la Segunda
Guerra Mundial. Después de todo, tenía ascendencia judía en su genealogía. En
cuanto a su imagen de intelectual aislado, cuya leyenda él mismo acrecentó,
nada tiene de verdadero. Fue siempre un hombre políticamente
comprometido y un profundo patriota argentino.
En 1919, acabada la Primera Guerra Mundial, la familia Borges se muda
de Ginebra a Mallorca. Durante sus viajes por España, el joven Borges da sus
primeros pasos políticos, por supuesto, orientados hacia ideologías de ultraizquierda.
Años más tarde en su relato, El
Otro, recordará como en su
juventud intentaba componer poemas al comunismo. También se adhiere al grupo
ultraísta de vanguardia, que orientará sus primeros pasos literarios.
En 1921, la familia regresa a Argentina. Más maduro, con su
intelectualismo más consolidado, Borges se aparta de los espejismos libertarios
que enmascaraban el autoritarismo de la URSS. Dos años después, publica Fervor de Buenos Aires, su primer poemario. La ciudad y por extensión el país van a ser de
ahora en adelante dos de los temas más recurrentes en su obra.
En estos años, Leopoldo Lugones, poeta consagrado, aboga en sus
conferencias por estructurar argentina en base al fascismo racial. Mientras
tanto el anónimo Borges se acerca a la Unión Cívica Radical, partido de
Hipólito Yrigoyen, presidente de la nación entre 1916 y 1922. Primer hombre
en acceder a este cargo, sin simpatías de los militares ni de la burguesía criolla; impulsor de una línea política progresista que perseguía de democratización del
país; Yrigoyen dejó la presidencia ante la imposibilidad constitucional de
tener reelección directa. En 1928, se presenta a un su segundo mandato.
Borges preside durante la campaña electoral el "Comité de Jóvenes
Escritores Yrigoyenistas". Dedica exaltados artículos en prensa y da
conferencias en apoyo a la candidatura radical. Incluso su publicación de El
Idioma de los argentinos, en 1928, no queda exenta del espíritu de
regeneración nacional que personificaba el partido radical, si bien, tal
contenido político queda muy diluido entre la jerga literaria.
Por desgracia, en 1930, con el
gobierno y el país golpeados por la crisis económica mundial, el general Uriburu da un
golpe de estado que derroca a Yrigoyen. Comienza la conocida como "Década
Infame". En 1946, tras encadenar varios gobiernos militares y algún patético
intento de fingida democracia, el general Julián Farrell convoca elecciones.
Obtienen una amplia victoria el general Juan Domingo Perón y su Partido
Justicialista.
Aunque terminó preso de la Junta
Militar (hecho que supo explotar perfectamente), Perón había ostentando
numerosos cargos en la misma, el más importante la vicepresidencia entre
1944-45. Borges, que ya había mostrado gran adversidad hacia Perón, reforzó su crítica en prensa, cuando éste optó a la presidencia.
Tres meses después de su victoria, los
peronistas privaron de su condición a más de la mitad de catedráticos
universitarios del país. En general golpearon a toda la oposición intelectual a
su populismo demagógico. Borges pagó caros sus artículos. Se le trasladó
humillantemente de su puesto de funcionario en la Biblioteca Nacional, al de
inspector de aves en el mercado de Buenos Aires. Sin embargo, el golpe más duró
llegó algo después, cuando su madre y su hermana fueron encarceladas varios
meses, por participar en una manifestación contra el gobierno.
General Lonardi, presidente argentino, de facto, en 1955, después de que la Revolución Libertadora derroque a Perón.
Indudablemente, el peronismo hizo
cosas buenas, groso modo, se pueden señalar: la aprobación del sufragio
universal, las vacaciones pagadas, derechos básicos para la vivienda, voto para la mujer, subsidios
de desempleo… Pero, todo se hizo al injustificado coste de implantar un
corporativismo totalitario como estructura del estado. El gobierno cerró
diarios de la oposición, también se adueñó de las emisoras de radio. Las
detenciones políticas estuvieron a la orden del día, así como la tortura.
También se debe mencionar el uso de su sindicato, la CGT, para establecer
bandas de matones no uniformados que saboteaban los mítines de la oposición.
Para colmo, la mala planificación económica, a la caída de Perón, sumió a la
nación en una dañina espiral de inflación.
No puede extrañar que Borges se
desesperase al ver la admiración que semejante individuo despertaba entre sus
compatriotas, quienes lo reeligieron en 1952 (Perón había aprobado una nueva
constitución en 1949, para poder se reelegido directamente) de nuevo por amplia
mayoría. Tampoco sorprende que aplauda a la Revolución Libertadora, nombre dado
al golpe del general Lonardi que derroca a Perón en 1955. La nueva Junta
Militar, presidida inicialmente por Lonardi y poco después por Aramburu, nombra
a Borges, reconocido opositor al presidente depuesto, director de la Biblioteca
Nacional. Cuando asume el cargo, pese a la gran ilusión que le produjo, su ceguera apenas
le permitía leer los títulos que había en los lomos de los libros, según cuenta en
su Autobiografía (1970). También le conceden la cátedra de lenguas
anglosajonas en la Universidad de Buenos Aires. Incluso, en 1956, se le hace
entrega del Premio Nacional de Literatura.
Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, en 1956, cuando ya apenas podía leer el lomo de los libros.
Llegados a este punto, parece
importante aclarar el papel de los militares en la historia de Latinoamérica.
Hay que tener en cuenta que todas las repúblicas latinoamericanas nacen de
revoluciones lideradas por caudillos militares. Hasta los golpes de entre 1970
y 1980, apoyados por Estados Unidos, las injerencias de los militares en la
vida política de Hispanoamérica rara vez persiguen hacerse con el poder de modo
duradero. Más bien, el ejército se siente con la autoridad moral para actuar
como árbitro, cuando la situación del país “lo requiere”. No es que esto mine
la perversión de los continuos regímenes militares del continente, pero
establece, en el caso argentino, una diferencia entre la la Junta de 1976 y sus
predecesoras, en 1932, 1955 y 1966; ya que en 1976 los militares sí pretendieron
establecer un sistema totalitario y militar en La Argentina, cuya
democratización se posponía sine die.
María Kodama y otros amigos y familiares leyeron a Borges sus libros favoritos desde que quedó ciego.
En 1958 Frondizi, candidato del
partido Radical, accede a la presidencia. Sus pactos con el peronismo (que no ha
podido presentar a su candidato, por estar ilegalizado) le indisponen con los
militares. Pese a tirar adelante importantes reformas, punteras en cuestiones
de energía y los hidrocarburos, su gobierno queda prácticamente “secuestrado”. Tras 32 golpes de estado, en 1962
fue depuesto y reemplazado por Illia, también del partido radical, depuesto a
su vez en 1966, con lo que se vuelve a una dictadura militar.
Los militares se sienten
desorientados. Durante sus primeros años, las presidencias de Onganía
(1966-1970) y Levingston (1970-1971) intentaron “aplastar” al peronismo con los
métodos más violentos. Tal era su brutalidad que, en la calle, se apodaba a los militares como "los gorilas". Cuando en 1971, el general Lanusse asume la presidencia
establece acuerdos con el peronismo para pactar una transición.
En 1972, se convocan elecciones,
pero Perón sigue siendo vetado como candidato. Oficialmente aún es enemigo de la nación. Los peronistas presentan a Cámpora, presidente
más breve en la historia de Argentina. En su mes de mandato indulta a Perón, quien puede regresar de su largo exilio, y
dimite a fin de que se vuelvan a convocar elecciones presidenciales.
Borges simpatizó con ambos
presidentes radicales, Frondizi y Illia. Fue crítico con la brutalidad de la
Junta Militar, aunque siempre se mostró inflexible en su idea de mantener al
peronismo fuera de la vida política argentina. En 1970, pública en El
Informe Brodie, en cuyo prólogo leemos: “me he afiliado al Partido
Conservador, lo cual es una forma de escepticismo”. Quizás sea su confesión
política más sincera. Su madre y su hermana aplaudieron su afiliación por los
conservadores, pero ¿a qué se resigna el escritor? Sin duda alguna, a la
realidad.
Existía la creencia en el mundo
clásico, que tanto gustaba a Borges, que es mejor morir por la propia mano. Consecuente
con esta idea, el escritor renunció a todos sus cargos públicos, antes de que
Perón volviese a la presidencia en 1973. En esta época empieza a pensar que,
si las elecciones sólo sirven para llevar al poder a un tirano demagógico,
quizás fuese mejor intentar buscar alguna fórmula de dictadura ilustrada.
El autor declara a la prensa
internacional que si no fuese porque su madre, nonagenaria, está muy enferma,
se exiliaría. Cuando ella fallece, en 1975, el autor y su amante, María Kodama,
abandonan el país y residen en varios lugares de Europa, entre otros, en Islandia, tan especial y mística para él. Finalmente marchan a los Estados Unidos donde trabajará en varias universidades. En pocos años los médicos le informarán de que padece
cáncer.
La muerte de Perón en 1974, lleva
al poder a su esposa, María Estela Martínez De Perón, ex bailarina de cabaret,
quien ostentaba el cargo de vicepresidenta de la nación en vida de su esposo. Su
gobierno (dirigido a la sombra por López Rega) sólo se puede calificar como
desastroso. La viuda no goza de la autoridad del difunto general entre las
diferentes familias peronistas. Éstas entran pronto en lucha entre sí, sin que
ella pueda arbitrar. La inflación y el paro se disparan. Además, diferentes
grupos terroristas y unidades paramilitares, como la anticomunista Triple A, siembran el terror por todo el país.
Con este panorama no es de
extrañar que al anciano escritor celebre el derrocamiento de
la presidenta a finales de 1976. Borges viaja enseguida a Argentina, donde es
recibido por el general Videla en un almuerzo el 19 de mayo, junto a otros
escritores entre ellos Ernesto Sabato y Leonardo Castellani. El autor de El
Aleph agradeció al dictador que hubiese salvado a su país “de la ignominia”
y que “hubiese tenido valor para enfrontar la responsabilidad de gobernar”.
Poco después realiza un viaje a Chile, donde es condecorado por Pinochet. Ambos
sucesos le cuestan el Premio Nobel.
Borges, Sabato y Castellani almuerzan con el general Videla, presidente argentino de facto entre 1976-1981.
El flirteo entre Borges y la
Junta Militar dura poco. En seguida vuelve a abandonar el país. Encuentra que el gobierno de
Videla hace un uso tan brutal y absurdo del nacionalismo como los peronistas.
En 1977 encontramos artículos de Borges críticos con la Junta. Para su
desgracia, el sensacionalismo de la prensa internacional ya lo había etiquetado de escritor fascista. Irónicamente, el autor llegará incluso a ser acusado de “traidor a la
patria” por la prensa del régimen, cuando se muestre crítico con la invasión de
las Falklands.
La derrota en la "Guerra de las
Malvinas" precipita la dimisión de Galtieri, presidente de la Junta Militar desde
1981 y el desmoronamiento de la propia dictadura. En 1983, las elecciones
llevan a Raúl Alfonsín del partido radical a la presidencia de la república.
Borges vuelve a ser invitado a su país, donde se le dispensan toda clase de
honores. Él que “ha descreído de la democracia” afirma, durante una conferencia,
tener ahora esperanzas, aunque el camino será largo “porque la democracia
necesita de muchos años para consolidarse”. Concluye su discurso con un “¡Viva
la patria!”.
Borges amó toda su vida la
libertad y el progreso, hasta su muerte en Ginebra en 1986. Paradójicamente,
llegó a defender regímenes dictatoriales porque puso en ellos esperanzas de que
cimentasen una verdadera democracia. Su ceguera, que agravó su posición algo
aislada, elitista en cierto modo, le impidió darse cuenta de la brutalidad del
régimen al que se adhirió en 1976. En cualquier caso, visto en su globalidad,
no se puede considerar al autor como fascista en ningún sentido. Quizás, su
posición política más exacta, por encima de sus errores ocasionales, sea la
que él mismo se acuñó: “un anarquista de la intelectualidad”.
Bibliografía Consultada
BORGES, Jorge Luis. El idioma de los argentinos. Alianza Editorial. Madrid. 2008.
BORGES, Jorge Luis. El Informe de Brodie. Debols!llo. Barcelona. 2012.
BORGES, Jorge Luis. El libro de la arena. Debols!llo. Barcelona. 2012.
SABORIDO, Jorge. DE PRIVITELLIO, Luciano. Breve historia de la Argentina. Alianza Editorial. Madrid. 2006.
VÁZQUEZ, María Esther. Borges. Esplendor y derrota. Tusquets Editores. Barcelona. 1999.
WILLIAMSON, Edwin. Borges. Una vida. Seix Barral. Barcelona. 2007.
Bibliografía Consultada
BORGES, Jorge Luis. El idioma de los argentinos. Alianza Editorial. Madrid. 2008.
BORGES, Jorge Luis. El Informe de Brodie. Debols!llo. Barcelona. 2012.
BORGES, Jorge Luis. El libro de la arena. Debols!llo. Barcelona. 2012.
SABORIDO, Jorge. DE PRIVITELLIO, Luciano. Breve historia de la Argentina. Alianza Editorial. Madrid. 2006.
VÁZQUEZ, María Esther. Borges. Esplendor y derrota. Tusquets Editores. Barcelona. 1999.
WILLIAMSON, Edwin. Borges. Una vida. Seix Barral. Barcelona. 2007.
Dels llibres consultats només he llegit el de María esther vázquez amb qui el poeta, segons diu ella, es va voler casar. He llegit una altra biografia molt completa de Marcos Ricardo barnatán, jueu argentí que mai fa esment als possibles ancestres jueus del gran escriptor com tampoc en parla la senyora Vázquez.
ResponderEliminarLa seva vida política em desagrada molt i la sento com la causa d'una vida a les fosques, plena de solitud i mestressa d'un geni que és el que ens interessa. Res ens importaria de Brges si no existis la quantitat prou important de poemes i relats que ha escrit pel nostre gaudi per tant oblidaré les seves amistats com sempre oblido la mania de l'escultor Miquel Àngel d'entusiasmar-se amb infants. El que ens queda és l'obra i per l'obra és jutjat l'artista.
Ara bé, penso que no és cap vici que t'agradi indagar en les vides dels artistes. Jo ho he fet tota la vida i, sovint, he hagut de conciliar vides reprobables amb obres magnífiques. Però mai en dic vici...jo en dic inquietud.
Magnífic treball, Eduard!
Tens tota la raó en que d'un artista sempre en queda la seva obra, abnas que la seva vida. No obstant això,a mí sempre m'han aagradat molt les biografíes. Per això acostumo a fer entrades força biogràfiques. E quedo amb la teva definició d'inquietud.
EliminarDe la seva ascendència jueva, segons Williamson, és el mateix Borges quin en parla en algun momnet. Parlem però d'un asecendent patern no gaire inmediat, pot ser Borges només tindria un 5% de sang jueva.
Moltes gràcies per la felicitació.
Un bon repàs a la història de l'Argentia via la vida de Borges. El que és curiósa és la dade que dones sobre la posició conservadora de la seva germana Norah, molt vinculada als moviments d'esquerres a l'època de la República espanyola.
ResponderEliminarEn fi, l'obra i la vida l'hem de separar.
Hi tant, em de serparar l'obra de la vida, tot i que, pot ser, a la vida trobem algunes dades importantes per estudiar (que no gaudir) d'una part de l'obra. Ja saps que sempre m'ha agradat l'enfocament biogràfic. ;)
EliminarSi, Williamson en parla molt d'aquesta fase de Norah Borges. Possiblement, com tothom s'escorès cap al conservadorisme amb una certa edat. A més a més, pot ser la figura de Perón, quin -sigui dit entre cometes- era un líder d'esquerres, la va desil·lusionar molt en aquest sentit.
M'agrada! :)
ResponderEliminar(saps quin és l'únic problema? el mateix que quan parelm: necessito més contextualització, parles d'un munt de gent i moviments que em despisten... m'ho he llegit "wikipedia en mano")
Moltes gràcies per comentar Júlia, m'ha fet molta il·lussió trobar-me el teu comentari a bústia del correu. D'això que comentes... a veure, quan parlem en persona, ves-me aturant doncs, que em sabria molt greu que acabessis sense saber de què parlo.
EliminarRespecte a l'article, tinc la sensació d'haver establert un mínim de context, especialment per les figures polítiques. Pot ser reconec que ha estat insuficient. De totes maneres, també t'he de dir que l'article té una pretensió "lleugerament especialitzada". Vull dir, no em posaré a competir amb la wikipèdia al meu blog. XD No podria guanyar.
Muy buena tu reseña. Te invito a mi página totalmente borgeana.
ResponderEliminarMuchas gracias Rossina ;) Si me das el enlace lo hago en cuanto pueda.
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