jueves, 27 de septiembre de 2012

Borges y su deriva política


Admito que esta costumbre mía por indagar en las intimidades biográficas de los autores que me gustan es reprobable. Sólo mi ineficiencia para exponer en un post una crítica literaria que valga la pena disculpa, sin llegar a hacerlo del todo, este vicio tan feo que tengo.

Borges (1898-1956)

A menudo se tilda a Borges de escritor fascista. Otras descripciones más amables lo presentan como un intelectual empedernido, que cometió el error de abandonar su enclaustramiento de biblioteca, sin saber del mundo lo suficiente, así que terminó apoyando al régimen de Videla.
Borges firmando un libro.

Ambos retratos, especialmente el primero, son erróneos, o cuanto menos, profundamente inexactos. Borges nunca militó en el fascismo. Antes bien, fue de los argentinos más críticos contra las potencias del Eje, durante la Segunda Guerra Mundial. Después de todo, tenía ascendencia judía en su genealogía. En cuanto a su imagen de intelectual aislado, cuya leyenda él mismo acrecentó, nada tiene de verdadero. Fue siempre un hombre políticamente comprometido y un profundo patriota argentino.

Los hermano Jorge Luis y Nora.

En 1919, acabada la Primera Guerra Mundial, la familia Borges se muda de Ginebra a Mallorca. Durante sus viajes por España, el joven Borges da sus primeros pasos políticos, por supuesto, orientados hacia ideologías de ultraizquierda. Años más tarde en su relato, El Otro, recordará como en su juventud intentaba componer poemas al comunismo. También se adhiere al grupo ultraísta de vanguardia, que orientará sus primeros pasos literarios.

Borges recibiendo nombrado doctor honoris causa.

En 1921, la familia regresa a Argentina. Más maduro, con su intelectualismo más consolidado, Borges se aparta de los espejismos libertarios que enmascaraban el autoritarismo de la URSS. Dos años después, publica Fervor de Buenos Aires, su primer poemario. La ciudad y por extensión el país van a ser de ahora en adelante dos de los temas más recurrentes en su obra.

Borges pasea guiado por María Kodama.

En estos años, Leopoldo Lugones, poeta consagrado, aboga en sus conferencias por estructurar argentina en base al fascismo racial. Mientras tanto el anónimo Borges se acerca a la Unión Cívica Radical, partido de Hipólito Yrigoyen, presidente de la nación entre 1916 y 1922. Primer hombre en acceder a este cargo, sin simpatías de los militares ni de la burguesía criolla; impulsor de una línea política progresista que perseguía de democratización del país; Yrigoyen dejó la presidencia ante la imposibilidad constitucional de tener reelección directa. En 1928, se presenta a un su segundo mandato.

Hipólito Yrigoyen, Presidente de Argentina entre 1916-1922 y 1928-1930. Muy admirado por Borges.

Borges preside durante la campaña electoral el "Comité de Jóvenes Escritores Yrigoyenistas". Dedica exaltados artículos en prensa y da conferencias en apoyo a la candidatura radical. Incluso su publicación de El Idioma de los argentinos, en 1928, no queda exenta del espíritu de regeneración nacional que personificaba el partido radical, si bien, tal contenido político queda muy diluido entre la jerga literaria.

 General Félix Uriburu, presidente argentino de facto entre 1930-1932

Por desgracia, en 1930, con el gobierno y el país golpeados por la crisis económica mundial, el general Uriburu da un golpe de estado que derroca a Yrigoyen. Comienza la conocida como "Década Infame". En 1946, tras encadenar varios gobiernos militares y algún patético intento de fingida democracia, el general Julián Farrell convoca elecciones. Obtienen una amplia victoria el general Juan Domingo Perón y su Partido Justicialista.

 General Farrel, presidente argentino, de facto, entre 1944-1946

Aunque terminó preso de la Junta Militar (hecho que supo explotar perfectamente), Perón había ostentando numerosos cargos en la misma, el más importante la vicepresidencia entre 1944-45. Borges, que ya había mostrado gran adversidad hacia Perón, reforzó su crítica en prensa, cuando éste optó a la presidencia.

General Juan Domingo Perón, presidente de Argentina, entre 1946-1955 y 1973-1974.

Tres meses después de su victoria, los peronistas privaron de su condición a más de la mitad de catedráticos universitarios del país. En general golpearon a toda la oposición intelectual a su populismo demagógico. Borges pagó caros sus artículos. Se le trasladó humillantemente de su puesto de funcionario en la Biblioteca Nacional, al de inspector de aves en el mercado de Buenos Aires. Sin embargo, el golpe más duró llegó algo después, cuando su madre y su hermana fueron encarceladas varios meses, por participar en una manifestación contra el gobierno.

General Lonardi, presidente argentino, de facto, en 1955, después de que la Revolución Libertadora derroque a Perón.

Indudablemente, el peronismo hizo cosas buenas, groso modo, se pueden señalar: la aprobación del sufragio universal, las vacaciones pagadas, derechos básicos para la vivienda, voto para  la mujer, subsidios de desempleo… Pero, todo se hizo al injustificado coste de implantar un corporativismo totalitario como estructura del estado. El gobierno cerró diarios de la oposición, también se adueñó de las emisoras de radio. Las detenciones políticas estuvieron a la orden del día, así como la tortura. También se debe mencionar el uso de su sindicato, la CGT, para establecer bandas de matones no uniformados que saboteaban los mítines de la oposición. Para colmo, la mala planificación económica, a la caída de Perón, sumió a la nación en una dañina espiral de inflación.

General Aramburu, presidente argentino de facto, entre 1956 y 1958.

No puede extrañar que Borges se desesperase al ver la admiración que semejante individuo despertaba entre sus compatriotas, quienes lo reeligieron en 1952 (Perón había aprobado una nueva constitución en 1949, para poder se reelegido directamente) de nuevo por amplia mayoría. Tampoco sorprende que aplauda a la Revolución Libertadora, nombre dado al golpe del general Lonardi que derroca a Perón en 1955. La nueva Junta Militar, presidida inicialmente por Lonardi y poco después por Aramburu, nombra a Borges, reconocido opositor al presidente depuesto, director de la Biblioteca Nacional. Cuando asume el cargo, pese a la gran ilusión que le produjo, su ceguera apenas le permitía leer los títulos que había en los lomos de los libros, según cuenta en su Autobiografía (1970). También le conceden la cátedra de lenguas anglosajonas en la Universidad de Buenos Aires. Incluso, en 1956, se le hace entrega del Premio Nacional de Literatura.

Borges fue nombrado director de la Biblioteca Nacional, en 1956, cuando ya apenas podía leer el lomo de los libros.

Llegados a este punto, parece importante aclarar el papel de los militares en la historia de Latinoamérica. Hay que tener en cuenta que todas las repúblicas latinoamericanas nacen de revoluciones lideradas por caudillos militares. Hasta los golpes de entre 1970 y 1980, apoyados por Estados Unidos, las injerencias de los militares en la vida política de Hispanoamérica rara vez persiguen hacerse con el poder de modo duradero. Más bien, el ejército se siente con la autoridad moral para actuar como árbitro, cuando la situación del país “lo requiere”. No es que esto mine la perversión de los continuos regímenes militares del continente, pero establece, en el caso argentino, una diferencia entre la la Junta de 1976 y sus predecesoras, en 1932, 1955 y 1966; ya que en 1976 los militares sí pretendieron establecer un sistema totalitario y militar en La Argentina, cuya democratización se posponía sine die.

María Kodama y otros amigos y familiares leyeron a Borges sus libros favoritos desde que quedó ciego.

En 1958 Frondizi, candidato del partido Radical, accede a la presidencia. Sus pactos con el peronismo (que no ha podido presentar a su candidato, por estar ilegalizado) le indisponen con los militares. Pese a tirar adelante importantes reformas, punteras en cuestiones de energía y los hidrocarburos, su gobierno queda prácticamente “secuestrado”. Tras 32 golpes de estado, en 1962 fue depuesto y reemplazado por Illia, también del partido radical, depuesto a su vez en 1966, con lo que se vuelve a una dictadura militar.

Borges con Frondizi, presidente de Argentina entre 1958-1962.

Los militares se sienten desorientados. Durante sus primeros años, las presidencias de Onganía (1966-1970) y Levingston (1970-1971) intentaron “aplastar” al peronismo con los métodos más violentos. Tal era su brutalidad que, en la calle, se apodaba a los militares como "los gorilas". Cuando en 1971, el general Lanusse asume la presidencia establece acuerdos con el peronismo para pactar una transición.

General Onganía, presidente argentino de facto, entre 1966-1970.

En 1972, se convocan elecciones, pero Perón sigue siendo vetado como candidato. Oficialmente aún es enemigo de la nación. Los peronistas presentan a Cámpora, presidente más breve en la historia de Argentina. En su mes de mandato indulta a Perón, quien puede regresar de su largo exilio, y dimite a fin de que se vuelvan a convocar elecciones presidenciales.

General Lanusse, presidente argentino, de facto entre 1971-1973.

Borges simpatizó con ambos presidentes radicales, Frondizi y Illia. Fue crítico con la brutalidad de la Junta Militar, aunque siempre se mostró inflexible en su idea de mantener al peronismo fuera de la vida política argentina. En 1970, pública en El Informe Brodie, en cuyo prólogo leemos: “me he afiliado al Partido Conservador, lo cual es una forma de escepticismo”. Quizás sea su confesión política más sincera. Su madre y su hermana aplaudieron su afiliación por los conservadores, pero ¿a qué se resigna el escritor? Sin duda alguna, a la realidad.

Borges, fotografía coloreada.

Existía la creencia en el mundo clásico, que tanto gustaba a Borges, que es mejor morir por la propia mano. Consecuente con esta idea, el escritor renunció a todos sus cargos públicos, antes de que Perón volviese a la presidencia en 1973. En esta época empieza a pensar que, si las elecciones sólo sirven para llevar al poder a un tirano demagógico, quizás fuese mejor intentar buscar alguna fórmula de dictadura ilustrada.

Héctor Cámpora, presidente de Argentina en 1973.

El autor declara a la prensa internacional que si no fuese porque su madre, nonagenaria, está muy enferma, se exiliaría. Cuando ella fallece, en 1975, el autor y su amante, María Kodama, abandonan el país y residen en varios lugares de Europa, entre otros, en Islandia, tan especial y mística para él. Finalmente marchan a los Estados Unidos  donde trabajará en varias universidades. En pocos años los médicos le informarán de que padece cáncer.

De izquierda a derecha: Perón, María Estela Martínez y López Rega.

La muerte de Perón en 1974, lleva al poder a su esposa, María Estela Martínez De Perón, ex bailarina de cabaret, quien ostentaba el cargo de vicepresidenta de la nación en vida de su esposo. Su gobierno (dirigido a la sombra por López Rega) sólo se puede calificar como desastroso. La viuda no goza de la autoridad del difunto general entre las diferentes familias peronistas. Éstas entran pronto en lucha entre sí, sin que ella pueda arbitrar. La inflación y el paro se disparan. Además, diferentes grupos terroristas y unidades paramilitares, como la anticomunista Triple A, siembran el terror por todo el país.

Borges con María Kodama.

Con este panorama no es de extrañar que al anciano escritor celebre el derrocamiento de la presidenta a finales de 1976. Borges viaja enseguida a Argentina, donde es recibido por el general Videla en un almuerzo el 19 de mayo, junto a otros escritores entre ellos Ernesto Sabato y Leonardo Castellani. El autor de El Aleph agradeció al dictador que hubiese salvado a su país “de la ignominia” y que “hubiese tenido valor para enfrontar la responsabilidad de gobernar”. Poco después realiza un viaje a Chile, donde es condecorado por Pinochet. Ambos sucesos le cuestan el Premio Nobel.

Borges, Sabato y Castellani almuerzan con el general Videla, presidente argentino de facto entre 1976-1981.

El flirteo entre Borges y la Junta Militar dura poco. En seguida vuelve a abandonar el país. Encuentra que el gobierno de Videla hace un uso tan brutal y absurdo del nacionalismo como los peronistas. En 1977 encontramos artículos de Borges críticos con la Junta. Para su desgracia, el sensacionalismo de la prensa internacional ya lo había etiquetado de escritor fascista. Irónicamente, el autor llegará incluso a ser acusado de “traidor a la patria” por la prensa del régimen, cuando se muestre crítico con la invasión de las Falklands.

General Galtieri, presidente argentino de facto, entre 1981-1982.

La derrota en la "Guerra de las Malvinas" precipita la dimisión de Galtieri, presidente de la Junta Militar desde 1981 y el desmoronamiento de la propia dictadura. En 1983, las elecciones llevan a Raúl Alfonsín del partido radical a la presidencia de la república. Borges vuelve a ser invitado a su país, donde se le dispensan toda clase de honores. Él que “ha descreído de la democracia” afirma, durante una conferencia, tener ahora esperanzas, aunque el camino será largo “porque la democracia necesita de muchos años para consolidarse”. Concluye su discurso con un “¡Viva la patria!”.

Raúl Alfonsín, presidente de Argentina, entre 1983-1989.

Borges amó toda su vida la libertad y el progreso, hasta su muerte en Ginebra en 1986. Paradójicamente, llegó a defender regímenes dictatoriales porque puso en ellos esperanzas de que cimentasen una verdadera democracia. Su ceguera, que agravó su posición algo aislada, elitista en cierto modo, le impidió darse cuenta de la brutalidad del régimen al que se adhirió en 1976. En cualquier caso, visto en su globalidad, no se puede considerar al autor como fascista en ningún sentido. Quizás, su posición política más exacta, por encima de sus errores ocasionales, sea la que él mismo se acuñó: “un anarquista de la intelectualidad”.


Bibliografía Consultada

BORGES, Jorge Luis. El idioma de los argentinos. Alianza Editorial. Madrid. 2008.
BORGES, Jorge Luis. El Informe de Brodie. Debols!llo. Barcelona. 2012.
BORGES, Jorge Luis. El libro de la arena. Debols!llo. Barcelona. 2012.
SABORIDO, Jorge. DE PRIVITELLIO, Luciano. Breve historia de la Argentina. Alianza Editorial. Madrid. 2006.
VÁZQUEZ, María Esther. Borges. Esplendor y derrota. Tusquets Editores. Barcelona. 1999.
WILLIAMSON, Edwin. Borges. Una vida. Seix Barral. Barcelona. 2007.


8 comentarios:

  1. Dels llibres consultats només he llegit el de María esther vázquez amb qui el poeta, segons diu ella, es va voler casar. He llegit una altra biografia molt completa de Marcos Ricardo barnatán, jueu argentí que mai fa esment als possibles ancestres jueus del gran escriptor com tampoc en parla la senyora Vázquez.
    La seva vida política em desagrada molt i la sento com la causa d'una vida a les fosques, plena de solitud i mestressa d'un geni que és el que ens interessa. Res ens importaria de Brges si no existis la quantitat prou important de poemes i relats que ha escrit pel nostre gaudi per tant oblidaré les seves amistats com sempre oblido la mania de l'escultor Miquel Àngel d'entusiasmar-se amb infants. El que ens queda és l'obra i per l'obra és jutjat l'artista.
    Ara bé, penso que no és cap vici que t'agradi indagar en les vides dels artistes. Jo ho he fet tota la vida i, sovint, he hagut de conciliar vides reprobables amb obres magnífiques. Però mai en dic vici...jo en dic inquietud.
    Magnífic treball, Eduard!

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    1. Tens tota la raó en que d'un artista sempre en queda la seva obra, abnas que la seva vida. No obstant això,a mí sempre m'han aagradat molt les biografíes. Per això acostumo a fer entrades força biogràfiques. E quedo amb la teva definició d'inquietud.
      De la seva ascendència jueva, segons Williamson, és el mateix Borges quin en parla en algun momnet. Parlem però d'un asecendent patern no gaire inmediat, pot ser Borges només tindria un 5% de sang jueva.
      Moltes gràcies per la felicitació.

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  2. Un bon repàs a la història de l'Argentia via la vida de Borges. El que és curiósa és la dade que dones sobre la posició conservadora de la seva germana Norah, molt vinculada als moviments d'esquerres a l'època de la República espanyola.

    En fi, l'obra i la vida l'hem de separar.

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    1. Hi tant, em de serparar l'obra de la vida, tot i que, pot ser, a la vida trobem algunes dades importantes per estudiar (que no gaudir) d'una part de l'obra. Ja saps que sempre m'ha agradat l'enfocament biogràfic. ;)
      Si, Williamson en parla molt d'aquesta fase de Norah Borges. Possiblement, com tothom s'escorès cap al conservadorisme amb una certa edat. A més a més, pot ser la figura de Perón, quin -sigui dit entre cometes- era un líder d'esquerres, la va desil·lusionar molt en aquest sentit.

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  3. M'agrada! :)
    (saps quin és l'únic problema? el mateix que quan parelm: necessito més contextualització, parles d'un munt de gent i moviments que em despisten... m'ho he llegit "wikipedia en mano")

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    1. Moltes gràcies per comentar Júlia, m'ha fet molta il·lussió trobar-me el teu comentari a bústia del correu. D'això que comentes... a veure, quan parlem en persona, ves-me aturant doncs, que em sabria molt greu que acabessis sense saber de què parlo.
      Respecte a l'article, tinc la sensació d'haver establert un mínim de context, especialment per les figures polítiques. Pot ser reconec que ha estat insuficient. De totes maneres, també t'he de dir que l'article té una pretensió "lleugerament especialitzada". Vull dir, no em posaré a competir amb la wikipèdia al meu blog. XD No podria guanyar.

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  4. Muy buena tu reseña. Te invito a mi página totalmente borgeana.

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    1. Muchas gracias Rossina ;) Si me das el enlace lo hago en cuanto pueda.

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