“Ella ser, era una bestia, pero sus hijos no tenían
otra madre ni otra abuela.” Clarín “¡Adiós, Cordera!”
“¡Adiós, Cordera!”, segundo relato de El Señor
y lo demás, son cuentos (1893), narra la historia de Cordera, la vaca de
Antón de Chinta y sus hijos gemelos Rosa y Pinín. Don Antón es un humilde viudo,
que a duras penas subsiste vendiendo la leche de su vaca. Sus hijos cuidan del
animal con esmero y cariño. Llegan a querer a la vaca como si fuese un ser
humano, casi como si de una madre se tratase.
Por desgracia, llega un día en que don Antón ya
no puede sostener más la economía de su casa. No le queda otro remedio que
vender al animal en el mercado. La noticia resulta devastadora para los niños
que, tras la muerte de su madre, sienten que con Cordera se les quita a una
segunda mamá. La emotiva despedida al grito de “¡Adiós, Cordera!” muestra el
desgarrado dolor de los pequeños.
Leopoldo Alas "Clarín" (1852-1901)
Años más tarde, cuando don Antón ya ha muerto,
estalla la tercera guerra carlista (1872-1876). Como Pinín es un joven fuerte,
sano y sin influencias no puede rehuir el reclutamiento forzoso. Con su marcha
Rosa siente que pierde al último ser cercano, como si el mundo exterior a su
comarca no parase de robarle a quienes quiere, primero a cordera y después a su
hermano. El joven recluta, por su parte, en la medida en que se aleja de su
tierra siente en su interior un eco que repite “¡Adiós, Cordera! ¡Adiós, Rosa!”.
Bajo su aparente sencillez, el relato profundiza
en ideas muy complejas. La más evidente es la intensidad que la relación entre
los hombres y los animales puede llegar a adquirir. La narración, focalizada en
buena medida en los sentimientos que se suponen a Cordera, remite a otro relato
de Clarín, Quin
cuyo protagonista es un perro. El siguiente concepto que se aborda es el dolor
y la perdida como características inocuas a la vida. Complementariamente se
presenta la comarca donde habitan los personajes como un microcosmos que les
proporciona una aparente estabilidad. Todo cuanto llega de fuera suele ser
malo. Del mismo modo, salir al mundo exterior se percibe como algo peligroso.
Portada de "¡Adiós, Cordera!" en una edición separada de El Señor y lo demás, son cuentos.
Ya dentro de un carácter filosófico
mucho más trascendente, encontramos la cuestión de la identidad del ser. Cuando los niños
despiden a Cordera, se sienten consternados porque el animal a quien tanto
estiman se convertirá en breve en un montón de piezas de carne comestibles. El
ser queda condicionado por su aspecto, por su sustancia, cualquier cambio que
se opere sobre ellos condiciona su esencia y por lo tanto la forma de
percibirlo de los demás, lo que a su vez afecta implícitamente a los vínculos emocionales
que el ser mantenga con otros.
En último lugar, no se puede ignorar la crítica social que contiene el relato cuya narración muestra las miserias del mundo rural de la época. El hambre y la pobreza obligan a don Antón a desprenderse de Cordera, su principal fuente de ingresos, y en un orden más sentimental, el ser a quien más aman sus hijos. Esa es la verdadera tragedia de la historia.
Bona anàlisi d'aquest conte que desconeixia i que com molt bé dius mostra una vida rural molt allunyada de l'Arcadia que molts neorurals hi volen veure....
ResponderEliminarLlàstima de la coberta!
Hahaha de fet la coberta no és la de la meva edició. La vaig trobar per internte. Reconec que és una mica kish, però il·lustra força bé la idea dels nens i la vaca.
EliminarSí, realment el món rural sempre ha estat molt dur.