Los átomos rabiosos
eclosionan radioactivos con
furia.
La irrisión de materia
Conforma en pedazos los
sentimientos.
¿Quiénes sois oscuros?
¿Por qué tenéis alas de ángel y
voces
como el grito de Dios?
¿Por qué empuñáis las armas?
De un gris canela y dulce
catábamos los pecadores las
penas.
Y no dábamos alcance
a nuestra voluntad…
Íbamos pues perdidos
sin confiar en proclamas,
sin aspirar a que nuestros
lamentos
se oyesen también mañana.
Llegaron ellos de negro maté.
Las armas divinas
llamaron al gemido de los
hombres
con golpes como estigmas
hasta que salió sangre.
Para los pecadores
con el tiempo entre las manos
rotas
el páramo de las lamentaciones
nos sana las heridas
para darnos olvidos.
Que nos den pintalabios
para pintar las heridas sanadas
y fingir su dolor en nuestros
brazos
y escribir la historia
en memorias que salven de
olvidos.
Eduard Ariza
"Y no dábamos alcance
ResponderEliminara nuestra voluntad…"
Como aquel sanjuanino "dar a la caza alcance", la aspiració épica también tiene su lirismo, aunque la proximidad a la realidad sin perspectiva oculte su dimensión poética. Aquí estás tú, Eduard, para darle alas también a las heridas que impiden volar.
Es difícil responder a un comentario tan profundo, pero lo intento. Supongo que en parte hay una serie de circunstancias inamovibles, y luego la voluntad de las personas. A ver qué puede más...
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