Sé que a veces la frialdad de mis ojos parece un abismo.
Pero es sólo el rostro de la timidez,
el remordimiento de un silencio
capaz de acallar la sinceridad y la belleza.
Pese a la crueldad del inseguro dominio de mis gestos
no permitas que la dulzura del abandono se imponga.
Has de saber que entiendo todo lo que te sucede.
Podría contártelo (y podría equivocarme)
y podría…
con riesgo
demostrarte
que te entiendo.
Pero sin el rigor de mis silencios
yo no sería yo.
Porque las palabras nunca se me dieron bien
para esto.
Pero
yo sé
sé muy bien todo lo que sientes y como se deposita en tu
cuerpo
Porque yo siento las sensaciones de tu sangre
a lo largo del tránsito por tu cuerpo.
Como ella conozco el tacto de tu piel desde dentro
incluso en las zonas más íntimas…
Tus olores intravenosos, el olor de tus periodos,
la presión del flato, el insensato y cristalino grito de la
cefalea,
lo pletórico de tus orgasmos.
Puedo sentir como se siente el sabor de tu saliva
siendo esa misma saliva.
Ser como el impulso que en este instante recorre tu pubis
con la espesura eléctrica del rocío
al deslizarse por salientes rocosos cubiertos de musgo.
Ningún gesto, ninguna palabra tuya
transcurre inadvertido a mis ojos
salvo esas lágrimas que me dices que lloras
después de hacer el amor.
Quisiera entender la geometría de esas lágrimas
de después de hacer el amor.
Quisiera beber su sabor besando tus párpados.
Quisiera quererlas como tú las quieres
pero no puedo dejar de odiarlas
porque para ti son un alivio
pero a mi me muestran que hasta en el placer sufres.
3 de agosto de 2013
Eduard Ariza
Magnifico!! Me negaria a creer q exista una descripcion tan natural y excepcional como esta...en el verbo del amor.
ResponderEliminarMuchas gracias Cristian, pero seguro que existe ;)
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