Introito
Estos dos libros de memorias, No fue
posible la paz y La Paz fue posible fueron
escritos por dos políticos republicanos derechistas, José María Gil Robles y
Joquín Chapaprieta a quienes neonovecentismo rescata hoy, aniversario de la
Segunda República, del fondo de la historia.
La similitud de los títulos no es casual. Chapaprieta escribió sus memorias
en respuesta a las de Gil Robles. Mientras el líder de la CEDA (Confederación Española
de Derechas Autónomas) trata de exponer como inevitable el estallido de la
guerra civil y los horrores que acarreó, en la exposición de La Paz fue posible, el político
alicantino sostiene que de haber habido menos intransigencia en los extremismos
políticos, el desenlace podría haber sido muy diferente.
Aunque ambos eran derechistas, José María Gil Robles y Joaquín Chapaprieta
no podrían haber sido más distintos. Ni siquiera físicamente se parecían. Gil
Robles era joven apenas treinta años, tenía buena planta y gozaba de buena
salud; Chapaprieta pasaba los sesenta, pequeño, jorobado a raíz de una lesión
de columna, su salud era precaria desde siempre, pero se había agravado
especialmente a causa de una dolencia gástrica que le afectaba al duodeno.
Proclamación de la República el 14 de abril de 1931.
Políticamente, el joven era reaccionario, radical, flirteó con regímenes
totalitarios fascistas y con el nacionalsocialismo, carecía de experiencia
política. Mucho más moderado, Chapaprieta tuvo como modelo al partido
conservador británico, defendió la democracia. Hombre de negocios, en Alicante,
hizo carrera política durante la monarquía. Abandonó la política tras el golpe
de Estado de 1923.
Gil Robles ambicionó la jefatura de gobierno y peleó por ella sin
conseguirla. Chapaprieta se convirtió en presidente de gobierno de España si
haberlo tan siquiera deseado.
Como publicar el
comentario de estos libros en una única entrada era excesivamente largo, porque
no puede hacerse sin introducir el contexto histórico, he preferido optar por
un ciclo de entradas más cortas que hoy se abre con una pequeña reflexión para
ponernos sobreaviso.
Alegoría de la República.
A menudo parece como si la Guerra Civil hubiese devorado a la Segunda
República en el imaginario colectivo. Las opiniones, o más bien creencias,
sobre aquel régimen se reducen a tópicos estereotipados de partidarios y
antagonistas, desconociendo a menudo qué pasó en aquellos años.
Este año pasado sin ir más lejos, tres personas (dos con ilusión y
añoranza, la última con odio) me dijeron que durante la Segunda República los
comunistas gobernaron en España (!). Mucha gente la vincula a la izquierda,
etiquetando de monárquica a la derecha, otros al anticlericalismo, la represión,
la guerra…
Hay que recordar que la república echó a andar el 14 de abril de 1931, no
el 18 de julio de 1936. Durante los cinco que duró aquel régimen, el balance es
más bien desastroso: más de veinte gobiernos, tres elecciones generales, un
Presidente destituido por su parlamento, cuatro golpes de Estado, huelgas
violentas, aumento de grupos paramilitares que trajeron violencia e inseguridad
a las calles mucho antes de la guerra. El régimen no estuvo exento de censura.
La Ley de Defensa de la República aprobada por las Cortes en 1931 permitió al
gobierno controlar, suspender o cerrar a la prensa catalogada como “hostil a la
República”. Dicha ley permaneció en vigor pese a entrar en flagrante
contradicción con la Constitución que esas mismas Cortes aprobarían, pocos
meses más tarde, el 9 de diciembre.
Edición de lujo de la Constitución del 9 de diciembre de 1931.
En cuanto a la Ley de Congregaciones de 1933, aunque sí se ajustó al art. 3
de la Constitución, limitó más allá de lo razonable la libertad de las
confesiones religiosas en el país.
La república también aprobó el 4 de agosto de 1933 la Ley de Vagos y
Maleantes. Aunque criticable en muchos puntos, por perseguir a entre otros
“vagos” y “mendigos profesionales”, se debe aclarar que fue en 1954 cuando
Franco la adaptó para perseguir a los homosexuales.
Pese a lo dicho, la grandeza de muchas leyes que el régimen aprobó en el
trienio azañista (1931-1933) inspiraron a mandatarios de todo el mundo. El caso
más significativo es la Reforma Agraria de 1932 que casi en su integridad imitó el Presidente Cárdenas en México, único mandatario del globo que auxilió a
los exiliados de la guerra civil.
Mural de Orozco representando al Lázaro Cárdenas Presidente de México entre 1934 y 1940.
El testimonio jurídico más sólido –e ignorado- de la Segunda República, sin
embargo, es el Código Penal de 1932. Supuso un salto cualitativo en cuanto a la
justicia penal en España. Su modernidad fue tal que su texto se recuperó con el
regreso de España a la democracia con puntualísimas modificaciones. De hecho,
podemos afirmar que el grueso del vigente Código Penal (1995) sigue basado en
aquel.
El ciclo de entradas que seguirá estos próximos meses tratará de reconstruir en dos post semanales aquel periodo. Sin embargo, dado que el objetivo es contrastar los relatos memorialistas de Gil Robles y Chapaprieta, se pondrá el acento en el periodo de la historia conocido como el "Bienio de Derechas".
El ciclo de entradas que seguirá estos próximos meses tratará de reconstruir en dos post semanales aquel periodo. Sin embargo, dado que el objetivo es contrastar los relatos memorialistas de Gil Robles y Chapaprieta, se pondrá el acento en el periodo de la historia conocido como el "Bienio de Derechas".
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Esperem notícies d'aquestes intervencions teves sobre la República. Me n'alegro que es comenci a acceptar que el concepte República pot ser també de dretes i no una exclusivitat de les esquerres com intencionadament per Franco i alguna part de l'esquerra van voler monopolitzar.
ResponderEliminarEsperem que la dreta actual (PP i C's) facin un gir cap a la República per un tema d'higiene política i es treguin de sobre aquest complexe que s'insinua en el teu text.
Bé, el cicle, en el qual he treballat bastant, pretent fer un relato minimant objectiu i contrastat sobre la república que com tu molt bé dius és una forma d'Estat que no té ni perquè ser d'esquerres ni de dretes. Malauradament, no crec que neonovencentismo arrib tant lluny com per fer canviar d'idea a ningú.
ResponderEliminarPer fer amé el cicle, intento recorre a algunes anècdotes i explicacions sintètiques. Espero que t'agradi.
Respecte el gri del qual parles, jo crec que en unes dècades serà inevitable. Si et fixes acui en dia, molt poca gent es declara monàrquica. El que s'acostuma a dir és allò de "ara no toca" debatre sobre la forma d'Estat.