lunes, 25 de junio de 2012

"Cròniques Parlamentaries" de Josep Pla

La lectura siempre nos permite percibir una vida aparte de nuestra propia realidad. Sin enturbiar nuestra mente con la toxicidad de las drogas, la novela constituye el mejor recurso de cómo existir en varios lugares a la vez, en diferentes tiempos; cómo a través de la verosimilitud de la ficción podemos engrandecer nuestro yo auténtico, si es que existe. Pero ¿qué sucede cuando la lectura nos remite a la realidad? Inequívocamente, el fenómeno se repite. Vivimos en más de un tiempo, dentro de lo que llamamos realidad, sí; pero en otra sincronía y bajo otra perspectiva ideológica.

Bandera de la Segunda República.

Durante el último mes y medio, una hora de media al día, he vivido en la Segunda República. Las crónicas parlamentarias de Josep Pla me han abierto esa ventana casi ininterrumpida desde el abril de 1931, hasta los inicios del mismo mes cinco años más tarde.

Portada de La Segunda República de Josep Pla.

He leído los artículos traducidos al castellano por una cuestión económica, ya que los tres volúmenes de Obres Completes eran muy costosos. Por el contrario, esta edición de Destino, a cargo de Xavier Pericay, salía más rentable y, pese a sacrificar el valor de leer el texto en su lengua original, tenía el aliciente de recopilar los artículos que Pla escribió en castellano para sus contadas incursiones en Día o Sol, así como sus publicaciones mensuales en Las Provincias entre 1933 y 1934. Mucho interés tienen estás últimas, dada su curiosa elaboración dialógica con frecuente uso de la ironía.

 Josep Pla con sus biblioteca en su mas del Ampurdán.

La visión que ofrece Josep Pla de la Segunda República es la de un hombre de la Lliga Regionalista, para cuyo diario, La Veu de Catalunya, ejerce de corresponsal en Madrid. Hablamos, por lo tanto, de un hombre de derechas y catalanista. En sus crónicas muestra simpatía hacia Lerroux, Alba y otras importantes figuras del Partido Radical, así como hacia Gil Robles y otros acólitos de la CEDA. Su admiración se desproporciona en el momento de hablar de las aportaciones políticas de Ventosa, Cambó y hombres de la Lliga, las que exagera objetivamente. Menosprecia a Prieto, Azaña, Largo Caballero, Macià, Companys, Martínez Barrio y otros capitostes de la izquierda. Salvando las distancias (y el catalanismo), sus puntos de vista se parecen a los del periodista británico y conservador, Henry Buckley, autor de Vida y muerte de la República Española.

Senyera Catalana.
 
El derechismo de Pla, sin embargo, no obedece al dogmatismo; ya no digamos al fanatismo, completamente incompatible con su inteligencia. Hombre rural y tranquilo, Pla quedó visiblemente horrorizado por los crímenes perpetrados por el anarquismo sindicalista en Barcelona durante los años 20. Empezó entonces un giro ideológico hacia al pragmatismo que inexorablemente lo condujo a acercarse a la derecha conservadora, en su opinión garantía del orden. Transmite una visión muy crítica de la república, llena de reparos hacia un régimen republicano que contempla como un cúmulo de vaguedades idealistas mal afianzadas. No obstante, razona; con más o con menos prejuicios, argumenta; siempre mantiene su lealtad de periodista hacia los hechos, aunque los tamice a través de sus opiniones. Además, es importante decirlo, Pla nunca fue un demócrata convencido, pero aborreció a cualquier gobierno que maltratase a un ser humano. Y, desde luego, es totalmente infundado calificarlo de agente del fascismo, como algunos han hecho.

 Portada de Notes per a Sílvia, volumen 26 de las Obres Completes de Josep Pla.
Si todo va bien, dentro de un mes, neonovecentismo podrá ofrecer un breve comentario, ahora ya con el texto en original, de L’adveniment a la República, recopilado en el volumen 26 de sus Obres Completes, bajo el título Notes per a  Sílvia. ¿Cómo debió vivir el 14 de abril para sí mismo un hombre que noviembre del 31 escribía:

“Creo que las elecciones son pura ilusión, y no me gusta mezclar las matemáticas con las ilusiones”?


6 comentarios:

  1. Pla sempre fou molt crític amb la República. Tens raó que els aixecaments i les constants revoltes anarquistes de principis del s. XX el devien esgarrifar!

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    1. Bé, Plà era un desencisat de la vida. Crec que li costava molt creure en qualsevol somni.

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  2. Molt interessant el teu text, Eduard. he llegit poca cosa de Pla perquè, malgrat ser un bon escriptor, no parla de res que m'interessi massa i, sobretot, la seva ironia, la seva fredor m'emmascaren el seu enorme talent literari.
    Esperem a llegir les teves properes publicacions sobre aquest empordanés tan lúcid.
    Amb afecte!

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    1. Moltes gràcies Glòria. Ja us en diré quelcom quan les hagi llegides.
      Per cert, entre Cela i Plà, sembla que darrerament no parlo de cap escriptor que el faci al pes. ;)

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  3. Estic com la Glòria, i gairebé pels mateixos motius. Vaja, que algun dia "planejaré" com tothom, però ara mateix encara no és l'hora. Anirà bé que ens en facis cinc cèntims :)

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    1. Ho faré Clidie. Per mi és tot un plaer comentar al blog quatre apunts de les meves lectures que puc compartir amb els demés.

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