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lunes, 13 de febrero de 2012

Breve comentario de "Memorias de Ultratumba"


La lectura de Memorias de Ultratumba goza del privilegio de poner la historia, la gran historia, al servicio de las pasiones humanas. Ni la vieja nobleza, ni el fragor inspirado y sanguinario de la Revolución de 1789, ni la navegación hasta los jóvenes Estados Unidos, ni la pompa del nacimiento del Imperio de Napoleón I, ni el estruendo entre elegía y fanfarria que se sucede entre la Restauración y los Cien Días, ni siquiera la llegada de la monarquía de Julio en 1830 empequeñecen al narrador, porque ese el hombre quien ocupa el centro de la historia.

 Entre la descripción emotiva del costumbrismo y la historiografía emocional, la narración de Memorias de Ultratumba construye, en palabras de su autor, “un templo a la muerte erigido a la luz de mis recuerdos”. Su vida y sus experiencias, tanto personales como públicas, no son pocas. Su infancia vio los últimos años del Antiguo Régimen, desde la óptica de la nobleza. En su juventud, atestiguó la revolución y embarcó de viaje de exploración a America del Norte, donde tuvo un encuentro con el presidente y general Washington, en su opinión, noble contrapunto de Napoleón. A su regreso a Francia tuvo ocasión de trabajar para Bonaparte de quien se distanció poco después de la ejecución del el duque en Enghien, acto que le pareció bárbaro.

 Vizconde de Chateaubriand 1768-1848
 
Redactó el manifiesto de Bonaparte a los Borbones, en 1813, no sin riesgo para su vida. Participó de la Restauración como ministro, fue el artícife político de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, pero sus críticas a los métodos absolutistas lo apartaron a labores diplomáticas, primero a la corte de Jorge IV en Londres, después a la del rey de Prusia y finalmente a Roma, donde fue embajador frente al papa León XII y su sucesor, Pío VIII, la narración de cuyo cónclave ocupa un importante papel en las memorias.

 
Además de su vida profesional, también nos cuenta sus experiencias amorosas, si bien, sigue un estilo intuitivo, para estas últimas, pues en todos los casos son infidelidades a su mujer, quien es una figura fría a lo largo de todo el texto. Chateaubriand vierte en las más de 2000 páginas que conforman sus memorias el trazado de todos sus sentimientos. Tanto es así que, a pesar de hacer uso de una imagen fisiológicamente equivocada, no me acompleja afirmar que Memorias de Ultratumba es un corazón que late las emociones de un difunto desde una letra inmortal.
¿Qué sentimientos muestran? Sin duda el patriotismo es un elemento clave en el sentir de Chateaubriand. Fue un gran patriota, aunque de una Francia que nada tiene que ver con la actual y que posiblemente nunca existió.

 Tumba de Chateaubriand en Siant-Maló. El ayuntamiento se la concedió como un presente.

Amante de la democracia, se opuso duramente a cualquier coacción sobre la misma, viniese de quien viniese. Eso le costó la enemistad con Luis XVIII y con Carlos X. ¿Por qué se mantuvo leal a ellos, pese al mal trato que recibió? Él mismo bromea a menudo sobre este sentimiento, leal pero no adulador. Pese a los tratos de favor que le hubiese dispensado Luis Felipe I, se negó a prestarle juramente y se apartó de la vida política. Se le abrió un proceso cuando, en un diario, escribió una carta abierta a la duquesa de Berry, madre de Enrique (V), que terminaba diciendo: “Señora, vuestro hijo es mi rey”.

 
El enigma de su amor a la familia Borbón o la iglesia no puede explicarse a través de su procedencia nobiliaria (a la que, por lo demás, dio siempre poca importancia) ni a su formación (como segundo hijo, su padre intentó darle formación para abate u obispo). Tampoco a su repugnancia natural a la violencia, siempre hermana de la revolución, causada por su personalidad pacífica.Es su afecto el amor a un mundo que presentía se extinguía y que amaba con sus defectos y sus virtudes. En sus descripciones de la nobleza y los reyes, rara vez esconde sus defectos. Apenas hay tendencia al idealismo en Memorias de Ultratumba.

 
Sé que estos cuatro volúmenes pueden parecer muy pesados y largos, pero si alguien quiere descubrir un poco la gran obra de este célebre literato, puede encontrar una antología de la misma bastante buena en la editorial Alianza, formato de bolsillo. Serán menos páginas, pero seguro que se percibe este espíritu cándido que nos recuerda la grandeza del hombre, con una sinceridad emocional, ligeramente irracional para que sea verdaderamente auténtica.