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jueves, 22 de diciembre de 2011

Crítica de cine, con la novela en la mano


¿Es posible hacer una crítica de una película, antes de haberla visto? ¡Qué ideas tengo!
Bueno, queridos seguidores de la bloggosfera, ayer, cerré la última página de La Bendición de la Tierra de Knut Hansum. Tenía esta novela pendiente, entre otros libros de una montaña que aún deben ser leídos. Después de haber leído Hambre y Pan, con poca diferencia de tiempo, pensé en darle un respiro a las letras noruegas. Sin embargo, la visión de un cartel publicitario en los cines Verdi, sobre una película basada en la novela, me animó a empezarla.

 Knut Hansum (1859-1952) , Premio Nobel de las letras en 1920.

 
Pensaba que el largometraje sería de estreno, pero, al final, descubrí que era una versión antigua que se vuelve a reponer el día 23. La cinta de 89 minutos pertenece al género del cine mudo. La ausencia de palabras no debería limitar la expresión de la imagen, en la gran pantalla, si el director ha trabajado con destreza. Además, en este caso, se cuenta con la banda sonora de Leif Halvorsen, dirigida, para la versión digital, por Frank Strobel, quien ha participado, como director, en la reposición de bandas sonoras de películas como Nosferatu o El acorazado Potenkin, junto a otros éxitos del cine sin voz.

 Portada de mi ejemplar de "La Bendición de la tierra", editado por "La Rosa dels Vents" en Argentina, 1965. Es la primera edición catalana de esta obra de Hansum.


Mientras pasaba las cuartillas del libro, su áspero amarillo me hacía pensar en el reto de adaptar esta obra al cine. La Bendición de la Tierra (1917), también traducida con el título de Los Frutos de la Tierra -por una frase que aparece en las páginas finales-, es una de estas novelas de argumento alegórico, impregnado de bucolismo rural. Su propósito busca ensalzar la vida sana, casi ascética, tan admirada por Knut Hansum. La sencilla historia(aunque no por ello menos interesante) nos muestra el recorrido de un lapón solitario que establece una granja en unas tierras apartadas.

 Bandera noruega.

Isak recoge los valores del típico hombre que ambiciona la armonía con los hombres y la tierra, por encima de todo. No cuesta vincular a Isak con el protagonista de Pan, el coronel Thomas Glahn, por ser el arquetipo de “el buen salvaje”. Éste héroe asceta elige ir a establecer una granja en unas tierras deshabitadas. Allí encuentra por compañera a una mujer de labio viperino, Inger, quien ha subido hasta sus soledades, en cierto modo, rechazada por el mundo. El amor sincero y puro entre ambos pronto da sus frutos: Eliseo y Silvert.

 Cartel de "La Bendición de la Tierra" estrenada en 1921.

Empiezan a aparecer de fondo, gracias al estilo casual de Hansum, los demás personajes: Oliana, pariente pobre de Inger, mendiga pequeños trabajos de una granja a otra, y, allí donde se los dan, no deja de meter cizaña; Geisleer, un rico burgués y ex funcionario, que, si se abusa de la simplificación, puede ser descrito como “deus ex machina”, además, es él quien sugiere bautizar a la granja de Isak como Sellanraa, después de adquirirla legalmente, para su propietario; y Brede, otro colono de las montañas, que ha vivido mucho tiempo en el pueblo de Bergen, personifica el contrapunto a Isak.
Hansum expone, llegados a este punto, un drama de gran magnitud que, en aquella época, se percibía con relativa naturalidad en ciertas partes del mundo rural nórdico: el infanticidio.

 Cartel en noruego.

Cuando Inger tiene a su tercer hijo, una niña, al ver que no van a ir bien para alimentarse, porque arrastran dos años de mala cosecha, asfixia a la criatura, nada más nacer. Oliana, con sus tetras, acaba, sin quererlo en verdad, conduciendo a Inger al presidio en “la ciudad”, forma enmascarada de nombrar a Oslo.
Interviene aquí Geisleer quien presta ayuda a judicial a Inger y suavizar su pena. Más adelante, tramitará su indulto ante el rey. También empieza negocios con Isak. A su regreso, Inger está muy cambiada. Ahora sabe leer y escribir, además sus gustos y preocupaciones han cambiado desde que está en la ciudad.

La localidad de Bregen en la actualidad.

 
El elemento urbano que siempre se menciona en alusiones sin que transcurra en él ninguna escena importante  se confronta con el del mundo rural. La vida en la ciudad no se limita a corromper la pureza del campo, sino que degrada a los habitantes del mismo, si residen en ella. Eliseo, que también irá a la ciudad, no podrá después convivir los campos de su padre, porque pierde la destreza física para labrarlos. Vivirá como un desorientado, hasta partir hacia América.
Inger vive su oposición personal desde dos frentes. Al volver a casa tiene dos hijas más: Leopoldita y Rebeca. Su marido se decidirá al fin a traerle una criada, Jesina. En tota esto deja a cuatro mujeres en la granja de Sellanraa. La tetrarquía femenina queda siempre distanciada, en especial las dos pequeñas. Respecto a Inger y Jesina, siempre actúan como acompañantes de la acción, nunca como su sujeto.

 Fotograma de la película: Isak tendido sobre la hierba.
 
El sexo femenino en la obra de Hansum siempre queda pervertido de una cierta misoginia. Que esto derive del fuero interno del nobel escandinavo no obvia el papel secundario de la mujer en la tradición escandinava, a la que Hansum retrata.
Los paralelismos se suceden en la narración. Así, por ejemplo, Isak y su hijo Silvert están conectados. Por su parte Brede, que termina por vender su finca para montar en café, en el pueblo de Bregen, comparte su holgazanería urbanita con Eliseo. Barbo, la hija mayor de Brede, también comete infanticidio, doble en su caso, lo que la conecta a Inger. El espíritu de la Medea escandinava que el autor dispone sobre estas dos mujeres las arrastra, por diferentes motivos, al peor de los crímenes, sin embargo, nos las condena ni las destierra del mundo. Antes bien, ambas mujeres vuelven a ser bien acogidas por sus hombres, al volver a casa, después de haber sorteado sus trámites con la justicia. A fin de cuentas el autor sólo hace un retrato, nada más.

 Típico paisaje rural noruego pantanoso, como el que habita Isak.

 
Pero volviendo a los paralelismos ¿A qué obedecen?
La conexión humana entre todos nosotros que se repite y se repite, hasta enlazarnos a todos es el vínculo ascético que Hansum transmite a su lector. En La Bendición de la Tierra todo queda enlazado por el elemento natural. En consecuencia, el distanciamiento del hombre de la naturaleza, lo excluye, poco a poco, del conjunto y lo va aislando.

 Fotograma: Isak va a recoger al muelle de Bergen a su mujer Inger que viene del presidio con Leopoldita, nacida en él.

Este a mi parecer constituye el mayor obstáculo, para llevar a la gran pantalla a una obra de este tipo. La naturaleza y su comunión mística con los seres humanos, personajes principales de la novela, son muy difíciles de llevar a la gran pantalla.
Espero ver pronto la película, que se estrena este 23 de diciembre, si bien, no me hago ilusiones. Hacía mucho que una novela no me atrapaba de esta manera, por lo que me temo, resultará muy difícil que la película esté a la altura.

martes, 29 de noviembre de 2011

El enigma de Knut Hamsun





Knut Hamsun con su preciado Mar del Norte al fondo.



No se puede dudar de la importancia de Knut Hamsun en las letras noruegas. Nació en la pequeña localidad de Lom en 1859. Gran parte de su juventud la pasó viajando, especialmente, por Canadá donde ocupó múltiples empleos. La referencia a este dato no es gratuita, pues el autor quería conocer de primera mano los bajos ambientes laborales del ferrocarril, los puertos y otros trabajos mal remunerados, a fin de acercarse a la miseria social que impregnaría gran parte de su obra.
No sorprende que se dé a conocer con Hambre en 1890, novela cuyo sui generis protagonista vaga preso de esta necesidad por una ciudad, intentando ocultar su estado de pobreza y sin revelar nunca al lector su nombre. Le siguieron otras novelas igualmente cortas como: Misterios (1892) y Pan (1894) en las que amplia su temática a perfiles humanos sutiles, por ejemplo, en Pan reinventa al tópico de “el buen salvaje”, a través de un coronel que vive retirado en el bosque.
Su fama se consolida con Bajo las estrellas de otoño (1906), Un vagabundo toca con sordina (1909) y La última alegría (1912). Las tres recopiladas en La trilogía del vagabundo en 1927. A esta fase le sucede una de novelas más largas cuya gran obra es La bendición de la tierra (1917), donde reivindica la espiritualidad del trabajo rural y la pureza de las tradiciones en una implícita contraposición a la industrialización.





Bandera noruega.


Hansum recibió el Premio Nobel de literatura en 1920. A partir de ese momento, los noruegos le confirieron un carácter de gran patriarca cultural y se hizo famosa la frase del rey Haakon VII “Knut Hansum es el alma de Noruega”. Sin embargo, el escritor entró en una acentuada decadencia al padecer un ataque de apoplejía que le privó de gran parte de su personalidad. A esto se vino a sumar su sordera. En este contexto personal se encontraba, cuando las ideologías de extremaderecha empezaron a tener auge durante el periodo de Entreguerras.
Acabada la Segunda Guerra Mundial, Hansum fue procesado por traición. Ya había estado dos años en un manicomio, lugar en que los intentos de incapacitarlo no llegaron a buen puerto, ya que, pese a su avanzada edad, el autor se mantenía muy lúcido. Se imputó a Hansum apoyo a la causa nazi y al gobierno colaboracionista de noruega encabezado por Vidkun Quisling. Había escrito numerosos artículos apoyando la ocupación y contra la resistencia noruega, entre sus titulares, destaca su famosa Necrológica a Hitler en la que habla del Führer caído en estos términos: “Era un guerrero, un guerrero para la humanidad y un predicador del evangelio sobre el derecho de todas las naciones; un reformista del más alto rango y su destino histórico fue precisamente actuar en un tiempo de brutalidad, que finalmente le hizo caer”. Otro dato, que le fue muy recriminado, fue regalarle a Goebbels en 1943 su medalla de Premio Nobel, en la única ocasión que lo vio en persona, durante un mitin de éste.

 Vidkun Quisling (1887-1945, ajusticiado) primer ministro noruego entre 1940-1945.




 
Fue condenado a pagar una multa de elevada cuantía y sufrió el ostracismo más radical, hasta el extremo de que, hoy en día, no hay en Noruega ninguna referencia pública a él. Su mujer fue sentenciada a tres años de cárcel, dado que su apoyo a los nazis había sido mucho más explícito. Hansum invirtió sus últimos años en la redacción de Por los senderos donde la hierba crece (1949), libro de apología personal donde se exonera de muchos de sus errores, que finalmente pudo ver publicado, antes de morir en Lom en 1952.
¿Era Hansum un nazi? Algunos datos anteriormente expuestos dejan poco margen para hablar a su favor, no obstante, se debe apelar a su situación personal. El anciano novelista vivió prácticamente incomunicado por su sordera los años previos a la guerra y durante el conflicto no era capaz ni de escuchar la radio. Jamás fue antisemita, a Vidkum le dijo en cierta ocasión “no entiendo el antisemitismo de Hitler” y también confesó abiertamente no haber leído jamás el Mein Kampf. Su único encuentro con jerarcas nazis se produjo en 1943, durante un viaje por Alemania. Vio a Hitler en Berchsgraden, no siendo muy grato a la presencia del Fürhrer, ante quien Hansum se quejó de la brutal represión ejercida por Terboven, Reichkomissar alemán en Noruega, quien a efectos prácticos gobernaba el país, además de pedir garantías para la independencia real de su país, tan pronto como acabase la guerra.


Knut Hansum en su estudio.


¿Por qué entonces era Hansum adicto a Hitler? Más a que a Hitler, Hansum era un convicto germanófilo, paradójicamente, porque consideraba a Alemania –y al Tercer Reich- libre de los horrores de Imperialismo Británico que había destruido civilizaciones en todas su colonias, abierto los primeros campos de concentración modernos en Sudáfrica para apresar a los boers, introducido la mecanización en la guerra, así como impulsado la revolución industrial sin controlar la grieta social que dejaba, y condenado al hambre a su querida Noruega a causa de su duro bloqueo naval en el Mar del Norte durante la Primera Guerra Mundial. Como patriota, Hansum quedó seducido por la idea de Hitler de una nueva Europa que reservaba a Noruega un puesto de honor por ser el país nórdico por excelencia y el segundo pueblo ario.
Su incomunicación con el exterior y su poca fe en el sistema demócrata que le parecía podrido de corrupción y arribismo le condujeron a mantener en Hitler a la idea abstracta de un profeta salvador. Demasiado tarde cayó en la cuenta de su grave error.
No es el suyo un caso único: Ezra Paund, Josep Pla o Heidegger todos ellos seducidos por los ideales puros del fascismo y la ultraderecha, sin reparar, en parte a causa de su genio, en sus terribles aplicaciones; ni compartir en buena medida sus prejuicios. La filosofa judía Hanna Arendt, alumna y amante de Heidegger comparó a su maestro con el sabio Anaxágoras, antiguo astrónomo griego, que cayó en un hoyo mientras iba trazando el mapa de las constelaciones. Esta analogía es perfectamente aplicable a Hamsun.

 Knut Hamsun a avanzada edad.


 

Recomiendo la visión de la película cuyo trailer os dejo aquí para que quienes estén interesados se acerquen más a la personalidad de este hombre y, a aquellos que piensen que la obra artística no se puede condenar por las acciones del genio, les recomiendo la lectura de cualquiera de sus obras. Hay que dar una oportunidad al trabajo de un hombre a quien Kafka, Thomas Mann, Gorki, Henry Miller, Charles Bukowsky o Paul Auster entre otros reconocieron como a un gran maestro.