sábado, 20 de agosto de 2011

El peor de los curas

No quería ser provocativo al empezar este artículo sobre mosén Tiso (1877-1947) no pretendía ser sensacionalista ni ofender a nadie. Antes bien, siguiendo el consejo de Galderich me dispongo a hablar un poco de otro dictador de los regimenes de la Europa de Entreguerras y de la Segunda Guerra Mundial
Ciertamente, en nuestros días cuando el honor sacro de la Iglesia Católica se ve dañado por los escándalos de pederastia o por las truculentas finanzas de la Banca Ambrosiana, tal vez alguien podría rebatir mi título. Sin embargo, estoy seguro de poder defenderlo.

 Tiso aún como párroco

Josef Tiso nació en 1877 en una convulsa región fronteriza que a lo largo de la historia ha pasado repetidamente de Eslovaquia a Hungría y viceversa. Su origen familiar parece mixto entre eslovaco y húngaro, si bien siempre se sintió mucho más vinculado al primero. Se graduó en 1910 como teólogo en la facultad de Viena y posteriormente se ordenó sacerdote. Desempeñó tareas pastorales por diferentes ciudades de Hungría y Eslovaquia.
Acabada la Gran Guerra (1914-1918) la República Checoslovaquia nace entre otros muchos estados del descompuesto Imperio Austro-Húngaro. Tiso hace entonce el salto a la política. Ingresa en un partido controlado por sacerdotes, el Partido del Pueblo Eslovaco del que pronto se hará líder. De ideas ultraconservadores Tiso defiende un nacionalismo eslovaco con la fe católica como instrumento de unión del pueblo. Además reivindica la autonomía de Eslovaquia dentro de la República de Checoslovaquia.
Bandera nacional eslovaca

Su ocasión para alcanzar este objetivo se da en 1938. Después de que el Tercer Reich se anexione Austria y la Región de los Sudetes, el malmetido estado Checoslovaco cede a las exigencias de Tiso y le concede un parlamento regional. En ese momento, una corriente nacionalsocialista se afianza en el Partido del Pueblo Eslovaco. La encabeza Vojtech Tuka (1880-1846).
En 1939, Tiso tendrá contactos con la Cancillería de Hitler, antes de que este ocupe en marzo toda la región de Checoslovaquia, instaurando en ella los protectorados de Bohemia y Moravia. El 14 de marzo Eslovaquia proclamó unilateralmente su independencia por unanimidad parlamentaria -en un parlamento de partido único. El 15 Hitler invade la región Checa. Este hecho aparentemente anecdótico fue la gran excusa de Chamberlein para no intervenir contra Alemania. El Premier británico afirmó que si el estado Checoslovaco se había disuelto antes de la invasión, sus compromisos con el Reino Unido ya no eran válidos.

El Führer se entrevista con mosén Tiso

Tiso se hace cargo del gobierno provisional como primer ministro. Eslovaquia se convierte en el primer estado satélite del Tercer Reich y el único que lo va acompañar en la contienda de principio a fin. El 1 de septiembre de 1939, Italia decide permanecer no beligerante hasta abril del año siguiente, pero Eslovaquia no vacila en permitir a Wehrmacht que use su territorio para invadir Polonia desde el sur, incluso envía algunas unidades más simbólicas que otra cosa.

 Sello con el rostro de Tiso

El 1 de octubre de 1939, Tiso se convierte en el primer Presidente de Eslovaquia, capital Bratislava. Es el Jefe de Estado de una nación sin autonomía política real con dos  millones y medio de habitantes. La mayoría son eslovacos, pero hay un conjuntos de minorías magiares, alemanes y judías que suman un 15% de la población.

Mapa de la Eslovaquia Libre (1939-1945)

Tiso se ve obligado a ceder territorios a Hungría por orden de Hitler en el denominado Segundo Arbitraje de Viena. De mala gana acepta que Tuka se haga cargo del gobierno, donde permanecerá hasta 1944, cuando por problemas de salud dejará el cargo. Tiso sin embargo concentrará siempre la mayor cantidad de poder ejecutivo y se le pude considerar responsable de todos los crímenes de guerra de su gobierno.
El 24 de octubre de 1940 Eslovaquia se suma al Pacto Tripartito del Eje después de que lo haya hecho Hungría el 23 y Rumania el 25. Participó en la guerra nominalmente a causa de sus escasas tropas. Tiso cuyo racismo siempre fue patente proclamó al poco tiempo de adherirse a la alianza fascista: “La expulsión de los judíos es un acto cristiano porque se hace por el bien del pueblo, que se libra así de sus plagas.” En 1942 colaborará activamente en la ejecución de la Solución Final deportando a su población judía a los campos de exterminio. En su libro Un tratado sobre la banalidad del mal la filósofa y periodista Hanna Arendt constata que la población judía eslovaca ascendía a 87.000 habitantes cuando se proclamó la república. Al final de la guerra, apenas 20.000 judíos había sobrevivido a la política de deportación de Tiso. Este cura evidentemente nunca supo interpretar adecuadamente el “amarás al prójimo como a ti mismo” ni el "no matarás".

 Moneda acuñada con el rostro de Tiso
En 1944 con la guerra en contra, la población eslovaca se levantó en agosto contra los alemanes. El país fue entonces brutalmente ocupado por la Werhmatch. Tiso no quiso dejar su puesto y aceptó seguir de Presidente ahora ya no como un títere sino como una mera máscara. El 4 de abril de 1945, a escasamente treinta días de que el Reich capitulase (8 de mayo) cayó Bratislava en manos de los soviéticos con lo que el estado satélite queda definitivamente borrado y se incorpora de nuevo a la República Checoslovaca.
Tuka será ajusticiado en 1946 por el gobierno comunista. Tiso corrió también la suerte de la horca un año después. Pese a sus crímenes, actualmente, los sectores ultra tanto católicos como de la pura derecha aún reivindican la figura de este párroco.
Tiso en un discurso

¿Y el Vaticano? ¿Qué relación tuvo Pío XII con mosén Tiso? Si bien Su Santidad queda libre de toda mancha por la relación de algunos sujetos de la Iglesia con el Eje al que de hecho combatió con ahínco, el papel del conjunto del Vaticano en todo el proceso es bastante turbio. El estado con el índice de natalidad más bajo del mundo no deja de ser obra de los Pactos de Latrán (1929) legitimados por Mussolini, bajo el papado de Pío XI, quien también firmó el Concordato con Hitler en 1933. Pío XII fue más reservado que su antecesor y bastante crítico con los regimenes autoritarios. Crítico abiertamente el antisemitismo. Sin embargo, pesa en el seno de la iglesia que hasta la fecha aún no han renegado ni condenado la figura de mosén Tiso, autor activo del Holocausto que visitó sotana católica mientras ocupó la presidencia eslovaca.

sábado, 6 de agosto de 2011

El Obispo Leproso

La novela novecentista es posiblemente unos de los géneros más poco elaborados de la historia. Paradójicamente es casi seguro que todo el mundo ha leído en algún momento una novela novecentista, Platero y yo de Juan Ramón Jiménez.
Juan Ramón Jiménez
La base ideológica de este género a grades rasgos, como la de todo el novecentismo, la encontraríamos recogida en La deshumanización del arte de José Ortega y Gasset. La novel novecentista debe buscar pues huir de las emociones particulares. Alcanzar un ideal de atemporalidad. El objetivo de esta novela se basa en lograr el máximo deleite estético partiendo de la propia estética y a la vez seguir un hilo ligeramente constructivista. Aclarar esto último es difícil. Se puede decir que la novela debe perseguir ser útil, bien a través de la estética o encerrado un mensaje filosófico-moral. Sin embargo, su contenido ideológico no puede quedar limitado a la subjetividad, ni a las impresiones temporalmente pasajeras.
El resultado con el que nos encontramos es con una novela esencialmente descriptiva. Cuyo argumento queda reducido a la mínima expresión, ya que el autor no puede abordar la subjetividad ni el presente de los personajes. Todo debe realizarlo desde un “omnes manet hinc” muy difícil de sostener.

Manuel Azaña
Una forma es los cuadros de prosas poéticas de los que echa mano Juan Ramón. Otro grana autor novecentista es Manuel Azaña, autor de El jardín de los frailes y Fredesval. Azaña se aparta un poco de la rigidez de este movimiento al que perteneció sin tener plena consciencia. Su estilo, aunque próximo al noventayochista y muy particularmente cercano a la prosa de Azorín, es indudablemente novecentista. Tanto por el hincapié que hace sobre la descripción como por el mensaje interno atemporal en casi todos los sentidos.
Gabriel Miró
Un tercer autor novecentista es Gabriel Miró (Alicante 1879- Madrid 1930) en cuya obra constan Las cerezas del cementerio, El humo dormido o El obispo leproso. Esta última que he leído en dos ocasiones guarda el perfecto ideal del movimiento.
Si alguien me preguntase ¿de qué va El obispo leproso? Honestamente y tras dos lecturas le tendría que responder que no tengo ni idea. De forzarme un poco, podría decir que la historia se desarrolla en un pueblo murciano, Oleza, en un periodo de tiempo indefinido a finales del S. XIX. El hilo argumental de la historia gira entorno a cuatro personajes. El obispo que tiene lepra y que aparece en contadas ocasiones. El núcleo familiar de los Loriz, una familia aristocrática venida a menos, cuyo hijo Pablo es en cierto modo “el protagonista”: María Fulgencia una chiquilla que padece retraso menta hija de un diplomático. Su hermana gemela murió joven viviendo toda su vida en parálisis mental y su madre en el parto. Esta singular persona se enamora de la imagen de un ángel y insiste en entrar en un convento. Don Magín, secretario del obispo, es el último gran personaje. Intenta encauzar a María Fulgencia, la lleva al convento y la saca de él cuando ella decide marcharse. Su pasión secreta es la atractiva solterona del pueblo, doña Purita, quien se acabará marchando de Oleza para ir a Valencia.
Después de decir esto me asaltaría una gran sensación de vacío, porque aunque cuanto he dicho es verdad no hubiere narrado el verdadero argumento de la obra.

Todos estos personajes son excusas para el goce estético de una descripción barroca que sólo Gabriel Miró puede dominar. La narración como tal nula. Las descripciones de las fiesta del Corpus que tanto ocupan en la novela, los teje manejes de los Loriz con su endeudado olivar, o el obispo que consulta las reflexiones sobre Moisés cuando sospecha de su enfermedad son sencillas excusas al servicio de un deseo estético.
Me gusta la novela novecentista. Esto evidentemente es una opinión particular y subjetiva. Pero creo que debería reivindicarse porque encierra el verdadero sentido de la lectura el placer éxtasis de palabra.