domingo, 6 de marzo de 2011

Meditación transitoria a raíz de un concierto de rock

Recuerdo una ocasión en que le pregunté a una amiga mía si le gusta la música clásica, obviamente, pretendía invitarla a un concierto, si la respuesta era afirmativa. “No, espero no parecerte inculta por ello” me respondió. La respuesta me dejó tocado “Nunca se me ocurriría juzgar a alguien como inculto en base a su gusto musical” le respondí al instante. Es absurdo adjudicar a la música clásica una etiqueta de “cultural” y a la que deriva del movimiento “pop” la de música para chabacanos. Y, aunque mis preferencias se han derivado siempre hacía la música que tiene el polvo del tiempo decorando sus notas, jamás he negado que pueda haber belleza artística en los otros géneros.
Hace dos días conocí a una chica polifacética y bastante fascinante en muchos aspectos. Entre otras cosas es cantante y compositora de rock. Bueno, el caso es que me invitó a ir ayer a un concierto de su grupo y ya que siempre he abogado por la obertura del gusto acepté sin apenas vacilar. No me arrepiento de la experiencia. Os pasaría algunas de las letras, pero creo que no me compete hacerlo en este espacio y menos sin permiso. Sí que os digo que tienen la esencia de una gran vitalidad. Vitalidad que, por cierto, no pude captar por completo durante el concierto, ya que la guitarra, el bajo y la batería me generaron alguna interferencia. Tuve que leer las letras después, dicho sea de paso inmediatamente después de llegar a casa por muy tarde que fuera, como un fan devoto. Al final, esto de ir a un concierto de rock se parece más al Auditori que otra cosa. Cuando escuchas música clásica con canto, u ópera directamente, tienes que leer la traducción de la letra por tu cuenta en el libreto para entender su significado y limitarte a gozar de la música en el directo, a menos que sepas idiomas, claro.
De todos modos estas carencias fueron suplidas por la cantante con la expresividad de su voz y de su gestualización. La puesta en escena también supero todas las expectativas A veces lamento ser tan técnico. Ayer por la noche sólo pensaba en el aspecto formal del género musical en el que me estaba introduciendo y creo que desperdicié una buena ocasión de sentir la rebeldía social y moral del rock en mi espíritu.
La noche estuvo muy bien. El ambiente era muy femenino, hecho que da confianza a un carácter dubitativo como el mío para abrirse a nuevas experiencias, además de eminentemente lésbico. Por encima de estas dos circunstancias quisiera resaltar lo acogedor del sitio, y lo bien que mi “anfitriona” y sus amigas se portaron conmigo. Llegué vestido con mi ropa habitual, sin preocuparme demasiado las impresiones. Tampoco me apetecía empezar a cuestionarme cómo debía vestirme para la ocasión, a fin de cuentas había llevado ropas mejores en locales mucho peores. Durante el concierto, observé como la rabia omnipresente el las letras se traducía en el público en muestras de afecto y miradas de ternura como aquellas que se asocian normalmente a la poesía intimista. Supongo que eso se debe a quedo rabia lleva consigo una buena dosis de la melancolía…
No descarto volver a ir a un concierto de este grupo, siempre que vuelvan a invitarme. Lo que voy a intentar es ir con algo de bagaje musical del género la próxima vez, para además de disfrutar poder comparar.

4 comentarios:

  1. Volem el MySpace o algun link per a poder gaudir, o no, d'aquesta música.

    Malgrat tot, cal anar als concerts per a passar-s'ho bé amb segons quines músiques!

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  2. Té raó en Galde, moltes músiques, i molts músics, no les "descobreixes" fins que vas a un concert. Cap llauna pot substituir el directe.

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  3. El millor es saber escoltar-ho tot :)

    (En realitat anava a escriure un comentari moooooolt més llarg... Però dubto que volguessis llegir-lo sencer xD)

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  4. Me'n alegro de que tots hi estigueu d'acord jo també estic molt content d'haver obert frontres.

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