Francisco Javier Rojo, Presidente del Senado
Ciertamente, el sueldo del señor
Rojo –actual presidente de la cámara alta- parece una necedad incluso superior
al organismo que preside. ¿Sirve realmente el senado?
Pues en el panorama actual no. La
única función de la cámara es reafirmar lo que diga el Congreso o cámara baja.
De hacerlo así, la ley se lleva al rey para que la promulgue, en caso
contrario, vuelve al Congreso y, si éste le da por segunda vez el visto bueno,
la ley es despachada definitivamente para Zarzuela.
Pocas cosas más hace el Senado.
Aprueba de vez en cuando alguna ley de carácter territorial y media con las
provincias. También hay que decir que, en el hipotético caso de la muerte de
toda la familia real, en tanto que se buscase un nuevo monarca, el presidente
del Senado sería quien tendría todos los números de la papeleta para ejercer
temporalmente la regencia del reino, aunque tampoco esté así explicitado en la
Constitución de 1978.
Acutal Foramción de El Senado: PP (azul) 123, PSOE (rojo) 105, PSC (amarillo) 10, CIU (naranaja) 6, ERC (pistacho) 4, PNV (verde) 4, UPN (azul claro) 1, Independientes 8 (negro) 3, otros partidos (gris) 8.
Escudo del Senado
Durante el Franquismo (1939-1975)
el Palacio del Senado no actuó de cámara legislativa, pero se convirtió en un
punto de reunión frecuente de altos oficiales.
Se argumenta que el presidente
Suárez (1976-1981) insistió en un sistema bicameral a fin de evitar similitudes
con la Segunda República. En realidad, todo indica que Suárez quería dejar las
disputas territoriales fuera de El Congreso. El Senado también pretendía en un
principio conservar su carácter de cámara real. En efecto, durante su primera
legislatura (1978-1982), algunas personalidades, como el escritor Nobel, Camilo
José Cela, fueron designadas senadores reales, por Juan Carlos I. Pero, al no
separar bien las competencias de cada cámara, el Senado quedó renegado a un
segundo orden. Además, la monarquía abandonó pronto su implicación con el
órgano, ya que la exponía demasiado en términos políticos.
Senado Español durante un pleno.
Muchas voces plantean hoy por hoy
la supresión del Senado. El 15-M de hecho propone abolirlo junto a la monarquía.
Más que por la ideología, la amplia mayoría de estas voces se mueven por el
deseo de ahorrar, no conociendo que el presupuesto de la cámara alta no rebasa
los cuarenta y cuatro millones de euros. Cifra insuficiente para equilibrar las
cuentas públicas.
La amplia mayoría de sistemas del
mundo son bicamerales: Canadá, Alemania, Rusia o Estados Unidos son sólo
algunos ejemplos. Vistos en contraposición son los sistemas de El Reino Unido y
Francia quienes más destacan. En el sistema británico, la cámara alta, o de los
Lores, arrastra el carácter nobiliario con derecho hereditario en algunos
miembros, como la baronesa Margaret Thatcher, propio de un senado decimonónico
que describimos en el caso español. Por el contrario la Quinta República
francesa, siendo de carácter unitario, da una gran importancia a su senado,
único punto de representación directa de los distintos departamentos de la
república. La República Italiana es bicameral, aunque muchos proyectos, suelen agrupar conjuntamente a miembros de ambas cámaras. En su afán de representatividad, ambos cuerpos legislativos agrupan a casi un millar de senadores y parlamentarios.
Senado Francés en Los Jardines de Luxemburgo (París)
Soy un gran partidario de un
sistema bicameral con un órgano de representación nacional paralelo a otro de
representación territorial. Dicha separación redunda en el propio beneficio de
la verdadera separación de poderes y en consecuencia de la propia democracia.
Para que el Senado sea bien recibido entre la
opinión pública, es necesario reformarlo a fondo. Debe ser útil. Reducir el
número de sus miembros sería el primer paso; dos como mucho por autonomía.
También es necesario que pase a ocuparse de todas las competencias en materia
territorial. Por último, si el senado no aprueba una ley anteriormente votada
en El Congreso, nada de devolverla a éste, para que la vuelva a votar: sistema
americano. El Senado reforma la ley y envía su contrapropuesta a El Congreso.
Si no agrada a la cámara baja, la vuelve a reformar y la vuelve a mandar al
senado, así hasta que ambas cámaras legislativas se pongan de acuerdo. Esto que
asustará a muchos, lleva funcionando en la mayoría de democracias bicamerales
desde hace muchos años, y en el caso americano –el más antiguo- desde 1783. No
es tan imposible como parece y contribuye a la salud democrática de la nación.
Palacio de El Senado en Madrid
En resumen, a diez días para las elecciones generales marcad la casilla escogiendo a vuestro senador.
M'ha agradat l'explicació com en l'apunt de les corbates... però jo no n'uso!
ResponderEliminarLa Sobirania Nacional s'ha d'exercir en una única cambra, no en cal una de més per a retocar les lleis. Que les facin ben fetes des del principi!
Com que estem en època de retallades, em temo que al senat li tocaria cenyir-se el cinturó fins desaparèixer. S'ha d'aplicar la navalla d'Ockam davant una despesa pública tan considerable.
ResponderEliminarJa veig que tots dos sou homes d'allò més pràctics. A mi que em perd una mica això de l'institucionalisme i la pompa m'agradaria tenir dues cambres que funcionessin. I de fet, crec que en un estat plurinacional com Espanya, fet i fet, ens faria molt de profit.
ResponderEliminar