
Nota. Estos apuntes forman parte de un trabajo para filología hispánica sobre la Divina Comedia.
¿De qué trata la
Divina Comedia? No sería incorrecto
dar respuesta a esta pregunta diciendo que se trata de una autobiografía
ficticia a cuyo protagonista le está permitido conocer los tres lugares,
infierno, purgatorio y cielo en que la tradición cristiana considera se habita
en la vida después de la muerte. No obstante, esta respuesta nos resultaría
profundamente insatisfactoria e incompleta.
Como en
cualquier alegoría, la proyección de los personajes y los lugares excede el
ámbito de la narración estricto. Sin duda alguna la Divina Comedia es un viaje, o para ser más exactos, una
peregrinación. Ahora bien, sería erróneo ver en Dante y Beatriz personas de
carne y hueso identificándolos con el hombre y la mujer que llevaron esos
nombres. Incluso el propio Virgilio, con toda la relevancia lírico histórica
que pudiera tener al escribirse la Comedia,
trasciende al hombre nacido en Mantua.
El Dante
peregrino no representa al autor, ni siquiera a una versión ficcionada del
mismo. El peregrino representa la humanidad entera, cercada por la loba hambrienta,
el guepardo y el león, que amenazan con apartarlos de las honestas metas que
todos los hombres quieren alcanzar torciendo sus pasos hacia la avaricia, la
lujuria, la soberbia y otros tantos pecados. La peregrinación narrada en sus
versos empieza en la Selva Oscura de la Vida y termina con la contemplación de
Dios, como la vida de cualquier hombre que logra tener éxito en su propósito de
enmienda.
Alegóricamente
el viaje nos indica los pasos a seguir para alcanzar a Dios. Estos se traducen
en pensar en la banalidad del pecado, el escaso rédito que aporta obtener algo
sirviéndose de este como instrumento. El hombre debe tener presente que
cualquier mala acción tendrá un precio y que cualquier buena acción tendrá un
pago en la vida en el más allá. Debemos recordar que en esta época el infierno
y el juicio final ocupan un lugar casi omnipresente en la doctrina católica.
![]() |
Gustave Doré ilustra a Dante cercado por el guepardo en la Selva Oscura de la vida. |
Las
"P" borradas de la frente de Dante en su ascenso por el purgatorio
reflejan el examen de conciencia propio del catolicismo y la redención que
llega por Dios. Una vez el miedo al pecado aparta al ser humano de la
condenación eterna no puede quedarse ahí. Debe examinar su conciencia y tratar
de irse liberando de sus faltas. Entonces se hará digno de entrar en el reino
de los cielos.
Tras alcanzar la
pureza del alma, sólo le queda el goce de aprender cómo comprender a Dios para
perfeccionarse dentro de lo puro. Esto es lo que ocurre en los ascensos por los
círculos celestiales al peregrino de la Comedia.
Así pues si la
alegoría del peregrino es el camino del hombre hacia la virtud, cabe
preguntarse qué encarnan sus guías: Virgilio y Beatriz.
Como se ha
comentado, Dante no es un místico. No tuvo ninguna revelación, que sepamos, a lo largo de su vida. Sin embargo, en la
edad media esa cuestión revestía una importancia relativa. En esa época, fruto
del pensamiento escolástico, el camino hacia Dios no radicaba en el suspiro de
lo místico, en la revelación de un instante, sino en un vía cognitiva. Pensemos
por ejemplo en Ramon Llull a quién Dios se le apareció sucesivas ocasiones para
instarle a cambiar su vida. No es que la experiencia no tuviera importancia,
pero su obra se consagra a explicar Dios a los hombres a través de la razón, la
filosofía y la alquimia -que no deja de ser la química de la época- sin
regocijarse demasiado en la revelación. A fin de cuentas, no debemos olvidar
que en esta época San Anselmo de Canterbury ha demostrado la existencia de
Dios, ni más ni menos que por medio de la lógica.
Así pues no
debemos ver en Virgilio ni Beatriz a espíritus que se aparecen a los vivos para
guiarlos, sino que como peregrino tienen un significado más profundo y
trascendente. Ellos son lo guías del hombre para alcanzar a Dios.
El autor de la
Eneida encarna a así el saber de las culturas clásicas y más importante aún su
sentido de la ética. De ese modo, Virgilio puede introducir a Dante a la
repulsión del pecado. Incluso puede, aunque ya asistido por otro poeta
cristiano, mostrarle el camino de la perfección del alma. Sin embargo no puede
guiarlo por el cielo, eso le compete a Beatriz.
![]() |
Blake nos muestra a Dante hablando con el padre de su amigo Guido de Cavalcanti. |
Cuando encuentre
a Virgilio en la Selva Oscura de la Vida, el autor de la Eneida pondrá en
conocimiento del peregrino que le ha sido enviado para salvar por mandato de
Beatriz, la Virgen María y Santa Lucía de Siracusa. Con la última la relación
del poeta se basa en el hecho biográfico de que Dante le atribuye la curación
de una enfermedad de la vista. La presencia de la Virgen a la hora de mostrar
el rostro femenino de la Iglesia cristiana resalta por su obviedad. Sin
embargo, ninguna de tan distinguidas damas tiene reservado en la obra el papel
alegórico que se confiere a Beatriz quien encarnará la sabiduría teológica en
oposición no sólo al pecado sino a otras formas de saber.
En ese sentido,
las interpretaciones dadas a las palabras de Beatriz, cuando tras su encuentro
en final del Canto del Purgatorio, con Dante le recrimina su flaqueza moral,
que le han llevado a distanciarse de ella "por no serle grata" ahora
que ya no es bella como mujer sino como algo cercano a la divinidad, no
contienen únicamente una alusión a los pecados del peregrino, sino la excesiva
confianza puesta por este -alegoría del hombre mortal- en el saber filosófico
en detrimento del teológico.
Así pues el
binomio de Virgilio y Beatriz pretende decirle al lector que para alcanzar la
virtud divina debe dejarse llevar tanto por el saber clásico como por el
teológico si realmente desea alcanzar a Dios. Esta idea queda estrechamente
asociada a la conexión entre ambas culturas que se postulaba en la mentalidad
medieval. Hay que recordar que gran parte de la labor de pensadores cristianos
como Santo Tomás de Aquino o San Agustín consistió en adaptar a la fe cristiana
la filosofía grecorromana. Tampoco debemos olvidar en este punto la concepción
que Dante comparte con muchos hombres de su época de que primero por la vía del
Imperio Carolingio sucedido posteriormente por el Sacro Imperio Germánico, el
Imperio Romano pervive en el universo cristiano.
Una vez ubicados
a los personajes principales aún nos queda, sin embargo, terminar de precisar
la temática de la obra. Ahora ya sabemos que la Divina Comedia narra el acercamiento del hombre a Dios, pero nos
queda entender qué obtiene de ese entendimiento.
La salvación del
alma se banaliza a menudo como un "premio" a una buena conducta, pero
se debe entender que, especialmente en la edad media, esta buena conducta
respondía no sólo a una serie de preceptos para el comportamiento individual
sino que implicaban entender la cosmología mundial de una determinada manera.
Así pues un hombre que quisiera salvarse tendría que asumir el saber ontológico
del cristianismo.
![]() |
Dante y Beatriz en el cielo por Gustave Doré. |
Este es el
propósito de definitivo, el argumento pleno, de la Divina Comedia, un recorrido trufado de alegorías para ilustrar al
ser humano cómo descubrir a Dios por medio del saber de los hombres que en la
edad media se tuvieron por los más sabios y aquellos a quienes había que
igualar, los grecorromanos, y el saber de Dios, la teología, el más alto de los
saberes hasta el S. XVIII. Por supuesto Dante no pretendía escribir un tratado
filosófico moral en el sentido estricto. No cabe duda que también ahí habría
mostrado su maestría, pero su deseo era que no únicamente el saber que
contuviese la obra tuviese un inestimable valor, sino el modo en que lo explica
a través de la lírica.
![]() |
Dante cercado por el guepardo, el león y la loba en la Selva Oscura de la vida, ahora visto por Blake. |
Al lectores de
todas las épocas, la Divina Comedia
les impone un respeto reverencial. En la lectura, del colosal poema sólo se
intuye la brutalidad de la fuerza creativa que lo ha forjado. No basta con
meramente releerlo. Para apreciar la profundidad de su fondo y su forma es
preciso recurrir al análisis y el estudio.
Eduard Ariza Ugalde
Bibliografía Consultada
ALIGHIERI, DANTE, Divina Comedia. Ed. de Petrocchi, Giorgio; Martínez de Merlo. 9ª Ed. Madrid: Catedra, 2005.
ALIGHIERI, DANTE, Divina Comèdia. Ed. Mira, Joan F. Barcelona: Proa, 2000.
ALIGHIERI, DANTE, Vida Nueva. Ed. de Pinto Raffaele. Madrid: CATEDRA, 2003.
ANDERSON, William, Dante the maker. Boston: Routledge&KEgan Paul Ltd, 1980.
AUERBAHC, Erich, Dante Poeta del mundo terrenal. Madrid: Acantilado, 2008.
AAVV, Antología Esencial de la Poesía Italiana. Colinas, Antonio (Coord.), Madrid: Austral, 1998.
AAVV, Derecho Eclesiástico del Estado. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2012.
AAVV, AKAL Historia de la Literatura Volumen Segundo El Mundo Medieval 600-1400. Madrid: Ediciones AKAL, 1989
AAVV, The Cambridge History of Italian Literature. Cambridge: Cambridge University Press, 1996.
BORGES, Jorge Luis, Nueve Ensayos Dantescos. 4ª ed. Madrid: Alianza Editorial, 2009.
FRECCHERO, John, Dante: the poetics of conversion. USA: Harvard's Editions: 1986
NEMBRINI, Franco, Dante Poeta del Deseo. Madrid: Ediciones Encuentros, 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario