lunes, 10 de octubre de 2011

Contextualizar un poco...





Portada de el cómic Tintín en el Congo


Recientemente, topé con una noticia un tanto sorprendente: el cómic de la colección Tintín, Tintín en el Congo, había sido denunciado por racista. El primer titular que cayó en mis manos pecaba de sensacionalismo, pues aseguraba que el ejemplar de la mítica saga podía dejar de publicarse en Bélgica.

Luego de afinar las fuentes de información, descubrí que el demandante, Bienvenu Mbutu Mondondo, no exige tal cosa, sino que conste en su portada una advertencia, como contienen tantos otros libros, para que éste cómic se destine a un público mayor de dieciocho años, además de informar al lector sobre su contenido racista. El motivo es que considera que el cómic exhibe a la raza negra como seres inferiores con problemas de inteligencia.

El denunciante, Bienvenu Mbutu Mondondo, con el cómic entre las manos.

La complejidad del personaje Hergé (1907-1983) queda oscurecida por su fácil adaptación a la conversión de Bélgica en una provincia del Tercer Reich gobernada, entre 1940 y 1944. Se le llegó a señalar incluso como un “reixista”, nombre del colectivo fascista belga que colaboró estrechamente con los nazis, durante la ocupación. Esta hipótesis tiene poco fundamente, ya que Hergé, en múltiples alegorías, crítica en sus cómics el expansionismo de los regímenes fascistas, por Europa. Su escasa oposición a la invasión, como él mismo confesó, se debió a su desencantó con el sistema político. En 1973, declaró para el Haagse Post: «Reconozco que yo también creí que el futuro de Occidente podía depender del Nuevo Orden. Para muchos la democracia se había mostrado decepcionante y el Nuevo Orden traía nuevas esperanzas. A la vista de todo lo que pasó se trataba naturalmente de un gran error haber podido creer en ello”.

 Instantánea de Herge, autor de Tintín.

Más difícil que autoritario sería encontrar a un herré próximo al antisemitismo o a los prejuicios raciales. La descripción de lo que fue “El Congo Belga” en África, llevada a cabo por Hergé en Tintín, muestra, ciertamente, a una raza negra empobrecida desde el punto de vista cultural occidental. Gente que no sabe sumar ni restar, que se sorprende ante el flash de una cámara o de los ultrasonidos de la radio, aparecen, en varias ocasiones, a lo largo de las tiras de viñetas. Estos, objetivamente, eran hechos reales. Herré no deja de pecar de mostrar una historia eglucorada que evita abordar los dramas de la colonización. Pero, entiéndase que se cómic no era un medio de denuncia sino de pasa tiempo.

 Viñeta final de Tintín en El Congo.

No es Hergé el único que ha padecido estas interpretaciones tan subliminales de su trabajo, la novela (posteriormente llevada al cine) Lo que el viento se llevó de Margaret Mitchell, o la aún más célebre Cabaña del tío Tom H. B. Stowe han sido acusadas de contener clichés racistas. Muchos trabajos del periodo medieval, como Tirant lo Blanc, tiene, sobre ellos la acusación de machismo o, incluso, de incentivar la violencia, aunque suene ridículo.

 Portada de Gone with the wind, por M. Mitchell.

Para evaluar correctamente una obra, más aún cuando esta tiene un carácter artístico, primero debemos situarla en su contexto. Así evitaremos vituperarla con conceptos modernos que son ajenos a su tiempo. Después hay que evaluar el contexto social del personaje y, al final, entender la finalidad del trabajo, pues no se puede evaluar, con los mismos ojos, una obra que pretenda marcar tendencia ideológica que una destinada al divertimento.
Por supuesto, si alguien se siente ofendido leyendo las viñetas de Hergé, después de haber hecho todo este proceso, libre es de no leerlas, aunque de ahí a la denuncia hay un salto, tal vez, excesivo.
Esta mañana leía El Quijote de Cervantes, más exactamente el capítulo 29, donde Dorotea se hace pasar por la princesa de Micomicón y pide protección y matrimonio a Don Quijote. Todo forma parte de la trama del cura y el barbero, que persigue devolver al desvalido hidalgo a su pueblo. Sancho también cae en el engaño y ve a su señor coronado en breve rey de Micomicón y él, al fin, con el ducado o la preciada ínsula “que por grande que fuera” sabrá gobernar. Sólo una cosa inquieta al honrado escudero que sus vasallos sean negros, sin embargo, pronto encuentra un remedio que le satisface:

"¿Habrá más que cargar con ellos y traerlos a Espalo, donde los podré vender, y adónde me pagarán de contado, de cuyo dinero podré comparar algún título o algún oficio con que vivir descansado todos los días de mi vida?"
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Cervantes, Saavedra, Miguel. Editorial Planeta 2002. Edición a cargo de Martín de Riquer.

Confío en que todo el mundo vea descabellado que alguien fuese a pleitear a los tribunales contra una de las obras clave de la literatura española, pretextando que encierra un contenido racista.

4 comentarios:

  1. També es va fer "tornar" el "negre de Banyoles" i ara ningú no sap ni on para aquella famosa tomba. Per cert que, els mateixos que van fer tants escarafalls, estan exterminant el poble boiximà. Contextualitzar és essencial, però sembla que n'hi ha que sempre cerquen la notorietat i, el pitjor, és que els la donen.

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  2. Una de les coses que més em fa por és la cacera de bruixes i la revenja dels guanyadors. Per no parlar de les excomunions que es fan en nom del que s'ha denominat "políticament correcte".
    Per sort, va existir la il·lustració.

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  3. Pues yo no sabría decir si eso de contextualizar no será una excusa. Creo mucho más en el texto que en contexto. Soy lector y admirador de Hergé, y algunos álbumes de Tintin creo que son obras de arte que van a resistir el paso del tiempo.
    Pero a la vez, creo que en todos los tiempos ha habido gente sensible y gente inteligente, al margen de contextos. Hergé no er uno de esos, aunque evolucionó. O sea, que la época no es una excusa. Porqué si queremos contextualizar deberíamos hablar del colonialismo belga en África, que fué uno de los más crueles nunca visos.

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  4. Jo, LLuís, sincerament, i ho dic des del punt de vista d'algú que es considera lliure de prejudicis de qualsevol tipus, crec que s'ha de saber distingir entre un atac deliberat contra una minoria social i qüestions relatives al pensament d'una època i la seva forma de viure. Naturalment la colonització belga fou nefasta i genocida, però Hergé no feia un còmic de denúncia.
    Clidice i Leblansky, compartim opinions.

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