martes, 22 de febrero de 2011

Gadafi, hiponcondría y poder

Muammar al Gadafi lleva 42 años al frente de Libia, sin embargo parece ser que esta semana determinará si cumple o no los cuarenta y tres. Tendiendo en su contra muchos factores, el dictador lleva una semana sofocando una revolución que parece no tener posibilidad de freno. Según la confusa información que nos llega, el sur del país, Bengasi y la mayor parte de la Cirenaica se encuentran ya bajo el control popular, por su parte, según palabras del embajador español, Trípoli es el escenario de una verdadera guerra civil.
Después de enviar a su hijo a modo del octavo jinete del Apocalipsis en dos declaraciones de contenido muy similar, en los cuales aseguraba que habría un mar de sangre, si era necesario, para ahogar la revuelta, hoy el líder de la revolución (así debemos llamarle pues oficialmente no preside el país ni tampoco la jefatura de gobierno) ha ido a la Casa de la Resistencia para hacer unas sorprendentes declaraciones. Con un paraguas gris cubriéndole ha dicho “Estoy en Libia, no en Venezuela como dicen en la radio de los perros (espero que no hablase de la COPE). Me encantaría ir a hablar con los jóvenes congregados en la Plaza Verde, pero está lloviendo y me voy”. Dicho y hecho, ha cerrado su paraguas y se ha marchado.
Yo pensaba que frases de este estilo sólo las escuchaba uno en las mini series de Telecinco donde un actor interpretando al rey de España puede recurrir a oratorias tan memorables como “el café está horrible, me voy a la ducha”, pero parece ser que me equivocaba. Tales cosas pueden pasar en la vida real. Gadafi ha venido a decir algo así: “Obviamente, estaría encantado de ir a ver a los jóvenes de la Plaza Verde, que piden mi cabeza a gritos, pero llueve así que me vuelvo a casa. Les dejo en la televisión estatal con los mejores repertorios de nuestra música nacional”. Cómo degenera el poder.
Hoy no voy a hablar de los errores de la revolución, ni de la barbarie sino de algunos vestigios personales del carácter. Igual mi tono da pie a que me tachéis de frívolo, pero los que me lleváis leyendo mucho tiempo sabéis que no lo soy. Gadafi es hipocondríaco, además empedernido, siempre viaja acompañado de una exuberante enfermera ucraniana que le hace un electrocardiograma cada noche (después ignoro que hacen…). Las famosas doscientas vírgenes con las que viaja siempre, que todos los informadores idiotas creen que son para irlas desvirgando durante el viaje, no cumplen en absoluto tal función. Estas mujeres son expertas en artes marciales, son una especie de escolta personal, también vinculada a su hipcondría. Los hipocondríacos desarrollamos muchas manías, que a menudo rallan en la superstición, y según parece el líder libio cree que la virginidad femenina contagia salud, especialmente en los viajes donde hay más riesgo de ponerse enfermo. Por eso, no será con su consentimiento o por su “mano” que se desflore a ninguna de ellas.
Siento un poco de empatía con el dictador porque también padezco de hipocondría. Como él yo también tengo mis neuras absurdas: en invierno no tomo lácteos porque estoy convencido de que inducen a la inflamación de los pulmones, cuando creo que voy a caer enfermo me abrigo hasta el punto de pasar calor porque creo que así la sangre fluirá más dilatada y podrá frenar la infección; y mi clásico es que cuando el más mínimo dolor de cabeza, estómago o cualquier otra parte se patenta tengo que ir urgentemente al médico a que me demuestren que no padezco ningún tumor.
En el caso de Gadafi no puedo evitar preguntarme si su hipocondría no habrá trascendido a su liderazgo, porque es frecuente que los hipocondríacos veamos venir todas las enfermedades excepto las que tenemos; y Gadafi, en ese sentido, ha visto venir mil y una conspiraciones internacionales contra él, mil y una resultas internas que han costados muchas purgas, sin que después se hubiese podido probar que tal resulta existía en verdad, pero a ésta, la que parece que lo va a derrocar, la ha tratado con una absoluta indiferencia desde su comienzo.

5 comentarios:

  1. Eduard,
    Pel que dius, vigila no fer la fi del cagalàstics com en Gadafi...

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  2. Sortosament tu no ets cap líder revolucionari, oi? Potser té alguna "coseta" més que no hipocondria.

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  3. Clidice: Evidentement que Gadafi té alguna cosa més que hipocondria. Només volia fer una mica de broma amb el tema, perquè tot sovint, els líders autoritaris es presenten com "superhomes" davant el seu poble i quant més investigues més et dones compte que no ho són.
    Galderich: Home, pot ser acabo com Woody Allen en comptes de com en Gadafi Xd.

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  4. Ostres, Eduard, què bo, aquest text, en sèrio. Sembla un article per a una columna del País, t'ho juro.

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  5. Mersi Ira. De fet faig una mica de conya marinera.

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