jueves, 3 de febrero de 2011

Pensando en Proust VII: Edición

No sería fácil editar En busca del tiempo perdido de Proust traduciéndolo al castellano, para mí sería una tarea imposible. Aunque, no podemos negar su dificultad, muchas editoriales castellanas han salido bastante bien del reto, apoyándose en excelentes traductores. También algunas editoriales catalanas lo han hecho recientemente, si bien, las críticas de los expertos no son tan buenas en cuanto al ámbito lingüístico se refiere.
Yo opté por comprar El tiempo perdido de Alianza Editorial, una de mis editoriales preferidas. Los siete volúmenes fueron a parar bajo el árbol, el pasado 25 de diciembre, cada uno con una dedicatoria de mis familiares más allegados. Cuando leí las contraportadas me di cuenta de cuan difícil sería la lectura. Generalmente, la contraportada suele resumir un poco el argumento de un libro, pero en el caso de los siete que componen El tiempo perdido siempre se hace la misma nota: un breve elogio del autor por su capacidad de descripción de ambientes y de sociedad, seguida de una enumeración de todos los títulos que componen la obra. Que no se pueda hacer un resumen para una contraportada de un libro, ya nos muestra un elevado nivel de complejidad.
Alianza opta por escoger entre tres traductores los textos de su edición. Posiblemente, el más enigmático –y menos trabajador- sea Pedro Salinas, famoso poeta de la Generación del 27, quien firma individualmente Por el camino de Swann y, de forma compartida con Quiroga-Plá, A la sombra de las muchachas en flor. Sin embargo en ambos volúmenes su labor se ciñe al terreno de la corrección, aunque su firma, más comercial, acabó eclipsando a la de Quiroga-Plá, poeta, también, de la Generación del 27, que desarrolló la mayor parte de su obra en el exilio. El abandono de la labor editorial, hizo que el segundo volumen de El tiempo perdido tuviese una firma compartida en la traducción y que el tercero, El mundo Guermantes, lo firmase exclusivamente Quiroga-Plá. Sin embargo, a partir de aquí, la editorial elige para los textos del resto de volúmenes a una traductora más moderna, pero no menos diestra, Consuelo Berges, experta en Proust. Ella ha traducido el volumen de Sodoma y Gomorra que ayer terminé de leer, así como los otras tres que completan la obra.
Muchos os estaréis preguntado que pinta al inicio de la entrada Una tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte del puntillista Seurat. Bien, se trata de la imagen que Alianza ha dividido en siete detalles ilustrando con cada uno de ellos la portada de un volumen. Me costaría mucho pensar en una imagen o cuadro que pudiese recoger el espíritu de El tiempo perdido (ilustrar la obra, como hacer un guión de cine, sería un proyecto condenado al fracaso por las mimas razones). Supongo que este óleo de Seurat puede transmitir la imagen de “el tiempo perdido” en el sentido del tiempo libre durante el que uno no hace nada productivo, pero no es ésta la esencia de El tiempo perdido de Proust, aunque supongo que ésta jamás podrá ser captada visualmente por los ojos.
En fin, concluyo recomendándoos la edición de Alianza, por si alguien se anima a invertir su tiempo en una lectura tan bella como compleja y difícil.

2 comentarios:

  1. Una imatge congelada, estàtica en el temps és un bon resum del que ens has anat explicant.

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  2. Tu mateix ho has dit. És un bon resum del que he explicat, però jo tampoc no he pogut transmetre l'essència de El temps perdut.

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