lunes, 24 de enero de 2011

Homenaje a Churchill (IV)

“Jamás nos rediremos” es la frase que describe la vida de Churchill, la que le mejor hubiese quedado en su epitafio, y la que, por supuesto, rigió su política en la Segunda Guerra Mundial.
Formó un gobierno de unidad nacional distinto a los que hasta aquel momento se habían visto, porque dio voz y voto a los laboristas confiando algunos cargos a su líder, Attlee, y a otros miembros del partido.
Desterró la política rendicionista o pactista del gobierno que, aunque parezca increíble, aún tenía mucha presencia. Halifaz encabezaba una facción que abogaba mediar con Berlín a través de Mussolini para alcanzar un gran acuerdo europeo. Churchill dejó bien claro que no se entablarían negociaciones de paz. Reforzó su postura al bombardear la flota francesa en el golfo de Orán, para que tras la rendición de la Tercera República, Hitler no usases sus buques para controlar el Mediterráneo. Esta orden, sin embargo, fue muy dolorosa para él, porque hubo de atacar a un país aliado.
Antes de eso, Churchill había supervisado la gran evacuación de Dunkerque. Se ha especulado mucho sobre cómo se consiguió salvar a 340.000 por una evacuación vía marítima, después de la caída de Calais. Algunos especulan con una oferta de paz a los nazis, pero los hechos objetivos señalan que la precia y el valor británico sumados  ala incompetencia de la Lutwafe permitió este milagro.
Dunkerque fuer la única operación “victoriosa” que Churchill pudo ofrecer a su pueblo a lo largo de 1940. Después de ahí todo fueron palos, algunos de ellos devueltos con tanta destreza y contundencia como la Batalla de Inglaterra, aunque no por ello dolieron menos. Las batallas de Grecia y Creta, el bombardeo de Malta y las derrotas en África marcaron el calendario. Sin embargo el primer ministro supo mantener alta la moral de su pueblo, y dijo de este año, a todas luces el más duro que vivió Inglaterra, que fue “su hora mejor”, porque en ella el Imperio Británico, sacó todo su valor. También dijo que este sería el único año de toda la guerra que le hubiese gustado volver a vivir.

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