viernes, 28 de enero de 2011

“Dios, Patria, Libertad”

Este lema nacional siempre es peligroso para un gobierno, especialmente, para uno tan corrupto y sanguinario como el yemení.
Esta república situada al sur de la península arábiga constituye con diferencia el estado más pobre de la misma, Es lamentable, sobre todo, si lo comparamos con el vecino reino de Omán, cuan misérrima es la vida de la población en un país donde, para variar, los recursos naturales no son, precisamente, escasos.
De historia difícil, pasó de ser una provincia otomana a un protectorado inglés en 1839. Al final de la Primera Guerra Mundial obtuvo la independencia nominal, pero no fue hasta finales del segundo conflicto que oscureció el ser del mundo, cuando esta independencia fue efectiva. Después de su ingreso en la Liga Árabe, como reino, empezaron las discordias: en 1962, la monarquía fue abolida estableciéndose así una República Árabe del Yemen, con capital en Sana. La región suroeste, con capital en Adén, se constituyó en una República Popular fino-bolchevique. Ambos estados entraron en un conflicto fraticida que se saldó en 1990 con la unificación de una nueva república árabe con capital en Sana.
Su forma de gobierno es, oficialmente, una república parlamentaria, donde el presidente ocuparía, por definición, un cargo simbólico. La realidad es que Sidi Ali Abdullah Saleh ejerce de forma despótica el poder, desde la unificación del país, a través de una estructura de partido único y preparando una sucesión, poco republicana, en su hijo.
Durante esta semana hemos oído hablar mucho de Túnez o Egipto, pero ha sido en Yemen donde ha habido la concentración más pacífica de las que se han proclamado por el mundo árabe, tras la caída de Ben Alí. Miles de personas salieron a la calle en silencio enarbolando banderas nacionales, junto a las blancas de la paz; ningún lema, sólo un contundente silencio para expresar su descontento por tener un país donde el 60% de la población vive en la más absoluta pobreza.
No es la pobreza el único mal de este país. Yemen se aqueja de falta de hospitales donde tratar de las numerosas enfermedades propagadas por las condiciones de vida infrahumanas de la mayoría de la población, de garantías constitucionales, ya que el los derechos humanos apenas están desarrollados, de una elevada tasa de analfabetismo que deriva de la falta de escuelas y de una fuerte opresión hacía múltiples colectivos sociales, especialmente, mujeres y homosexuales.
En Túnez, la revolución triunfó por el apoyo del ejército, si triunfa en Egipto lo hará a través de la misma muleta. En Yemen esto será difícil, porque, después de prometer rebajar los impuestos, el presidente ha subido el sueldo a los militares.
Es triste ver que en las revoluciones, donde se juegan los intereses de tantos ciudadanos, todo dependa de las circunstancias que subyuguen a unos pocos.

4 comentarios:

  1. Hem d'estar alerta si aquests moviments deriven cap a una democràcia (que se l'hauria d'enfortir traient al màxim la corrupció endèmica) o cap a repúbliques islàmistes...

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  2. Estic completament d'acord. I crec que no es pot eludir la responsabilitat hitòrica, que s'ha d'afrontar sense remordiments ni complexos, dels occidentals cap a l'estat actual d'aquests paissos.

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  3. He arribat al teu blog a partir del blog "Enceneu els llums" que avui parla de tu. Me n'he anat a llegir el Trakl, que tamb´m'agrada molt. Espero que tinguis energies per anar seguint. Fins aviat!

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  4. Les tindré, ara estic preparant una entrada de Proust. Gràcies per entrar.

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